El capo histórico… ahora quiere vivir en paz

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Rodrigo Islas Brito/RIOaxaca.

Oaxaca de Juárez. Rafael Caro Quintero, el capo histórico de México (tal vez solo por debajo de Joaquín el Chapo Guzmán) afirmó que quiere vivir en paz.

Liberado hace tres años tras 29 años de encierro penitenciario, Caro Quintero, de quien la leyenda dicta que cuando lo arrestaron en Costa Rica en 1985, les dijo a los agentes mexicanos que lo recibieron que él solito pagaba la deuda externa de su país si lo soltaban y lo dejaban trabajar.

El emblemático narco aseguró que por principio de cuentas dejó de ser narcotraficante hace 31 años y que jamás lo va a volver a ser, en entrevista para el semanario Proceso y transmitido por el canal de televisión por internet Rompeviento, Caro dijo que él no mató ni secuestró ni torturó al agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, autoría intelectual por la que fue a prisión casi tres décadas.

Dijo que (en la primera vez que habla sobre el tema públicamente en la historia) que él sólo estuvo ahí, “en el momento equivocado, en el lugar equivocado”. Pidió perdón en la clandestinidad por este crimen del que su momento las autoridades dijeron que lo movió la venganza contra los decomisos de droga que el agente de la DEA había logrado, perdón al gobierno mexicano, al de Estados Unidos, a la DEA e incluso a la familia de Camarena Salazar.

“No me iba a meter en un problema tan serio. Es el gobierno de Estados Unidos. Yo ya pague mi delito, nada me costaría decir que yo lo hice. No lo secuestre, no lo torture y no lo mate”.

“Yo estuve en esa casa (en la que Camarena fue torturado y asesinado) porque me mandaron a llamar. Tenía sociedad con Ernesto Fonseca y fui a ese lugar por un dinero”.

Dijo que por lo que ve, el gobierno estadounidense sigue creyendo que el mató a su agente, recordando que por ese crimen fue sentenciado con todas las agravantes de ley.

“Los que mataron a este señor ya están muertos todos. Los que lo secuestraron sino están muertos, están presos”.

Relató que se metió al narco porque la pobreza extrema en la que él y su familia se encontraban no le dejó de otra, que no supo ni sabe nada de la cocaína y que lo que el cultivaba eran “sembritas de mariguana”.

Nacido el 3 de octubre de 1952, en La Noria, Badiraguato, Sinaloa, Quintero negó haber traficado algún día a Estados Unidos. “Yo no le conozco Estados Unidos, nunca fui”.

Considerado Fundador del cártel de Guadalajara junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, Caro aseguró que “de carteles y todo eso yo no me di cuenta hasta que estuve preso”.

“Ando desesperado, ando preocupado, les pido que me dejen en paz, no soy narcotraficante y no estoy en guerra”.

Comentó la histórica figura mediática del crimen organizado, sobre quien años después de su captura se le responsabilizó de haber mandado a construir un túnel en el penal en el que estaba recluido para escapar.

“El gobierno de Estados Unidos, la DEA y el departamento del tesoro dicen que yo sigo vendiendo mariguana y que vendo anfetaminas y cocaína. Yo no conozco la anfetamina”.

El fugitivo de dos gobiernos negó estos señalamientos. ”Yo no quiero saber nada absolutamente del narcotráfico, fue muy cara la factura que pague y no quiero más. Ya con lo que he vivido y con, lo que sigo viviendo ya fue más que suficiente”.

Dijo ya no ser un peligro para nadie y de su leyenda de capo galán, sagaz y omnipresente dijo a los más jóvenes “que no se dejen llevar por ilusiones nada más, por espejismos”. Expresó que desconfíen de esa expresión de “dinero fácil”.

“En mi caso son 31 años luchando, hasta dormido y miren como ando todavía. Sin familia”, dijo con una mueca de fugitivo de 64 años que se la pasó casi la mitad de su vida tras las rejas.

Insinuó estar escribiendo un recuento sobre su vida, comentó que una vez que lo liberaron, no podía creer que ya hubiera orden de aprehensión para volver a agarrar por exigencia del gobierno norteamericano.

“¿Y entonces los 28 años y medio encerrado los tire a la basura, no sirvieron de nada?, si me están culpando por el mismo delito.

Dijo que salió porque sabe que el crimen de Camarena, después de años en la cárcel de estar consultando libros de derecho, es del fuero común, pues el muerto no era un diplomático.

Afirmó que no procede su extradición y que la seis o siete peticiones del gobierno norteamericano no proceden porque ya fue sentenciado.

“¿Cómo?, ¿de qué se trata esto?, ¿se vale ser juzgado en dos diferentes países por el mismo delito?”.

Dijo que al salir de prisión no esperaba estar corriendo ni huyendo, sino dedicarse a otras cosas que no fuera el narcotráfico, y que está seguro todavía de que tendrá una vida tras casi 30 años de encierro.

Contó que se reunió con el prófugo Ismael el Mayo Zambada y Joaquín El Chapo Guzmán antes de que lo volvieran a arrestar por tercera vez, y que dichas reuniones fueron cordiales, “al Chapo lo conozco desde que éramos chicos”.

Sobre los señalamientos del Ejercito mexicano y de la fiscalía de Chihuahua de que ha regresado al narcotráfico, de que planea invadir Ciudad Juárez, de que esta detrás el ataque armado a la casa de la mamá del Chapo, y de que está en guerra contra el cartel Sinaloa en alianza con los hermanos Beltrán Leyva, el histórico capo las negó todas.

“Es falso lo que le están informando. No tengo problemas con ningún cartel y no conozco a la familia Beltrán Leyva”.

Dijo que no tiene ningún problema con estos últimos ni tampoco con la familia Guzmán, que “si ellos traen algún problema es de ellos”, que los respeta a los dos, que no está en guerra ni con el Chapo ni con nadie.

Sobre supuestas grabaciones suyas que pueda tener la fiscalía de Chihuahua donde se pruebe que todavía sigue en el negocio del narco y de matar gente, Caro respondió que para salir de dudas mejor comparen voces, “que no tienen pruebas, ni nada con que juzgarme”.

Dijo que no tiene enemigos a la vista, pero que en eso nunca se puede saber. Contó que una persona cercana a él, antiguo agente de su hermano preso en Estados Unidos, que iba a llevarle cosas a la cárcel al que le pagaba diez mil pesos es ahora informante pagado de la DEA.

De su encuentro con el Mayo y el Chapo comentó que les dijo que ya no estaba más en el negocio del narco, condoliéndose después por lo que Guzmán debió de haber sentido cuando se enteró en la cárcel que habían atentado contra la vida de su madre.

De su contacto con narcotraficantes cuando estaba en prisión dijo que tenía muchos amigos y que estos le mandaban saludos. Dijo que “van a legalizar la mariguana pero van a sacar otra, porque hay mucho vicioso. Qué bueno que a mí no me gusta. Abran las puertas, a ver que va a pasar”.

Dijo que el problema del narcotráfico no se va a resolver con la legalización de las drogas. De su familia dijo que estos no lavan dinero, que sus negocios en donde las autoridades norteamericanas afirman que lo hacen son solo “changarritos”, y que a ellos, la madre de sus hijos, los llevó desde niños a no mantener relación con los hijos de otros narcos.

De su supuesta fortuna de 600 millones de dólares que aseguran las autoridades de Estados Unidos que tiene, dice que esta no existe.

“Háganmela buena, los necesito. Lo poquito que tenía me lo acabe”. De la madre de su último hijo, Nadia Espinoza, negó que le ayude a lavar dinero. De la guerra contra el narcotráfico iniciada en el sexenio calderonista y el infierno de asesinatos y desaparecidos que desde entonces ha desatado, Caro Quintero se limitó a recordar.

“Yo la vi venir desde diez años antes, se miraba, se miraba. Con las armas no van a llevar a ningún lado”.

De cómo se puede solucionar esta crisis de violencia, Caro se limitó a decir que “el gobierno sabe cómo”.

Recordó que fundo una escuela en el rancho donde nació, que ahora que se fueron de ahí las familias, la escuela se cerró y once o doce niños van a quedar analfabetos, listos para sembrar mota o amapola.

De la corrupción no pudo decir nada porque lleva “muchos años fuera del ambiente”, que no se puede vivir sin amor y que a la muerte le tiene mucho miedo.

Rafael Caro Quintero dijo finalmente que todos merecemos una segunda oportunidad y reiteró que quiere vivir en paz.

El capo histórico, aquel que fuera interpretado por Benicio del Toro en una serie de televisión, Drugs Wars, como una especie de Robin Hood mexicano, y cuyo retrato de un México corrupto hasta la medula por el poder monetario del narcotráfico trajera una crisis en las relaciones bilaterales México- EUA, en pleno triunfalismo salinista a principios de los noventas.

Ese mismo capo, ahora quiere vivir en paz.