El presidente Nicolás Maduro anuncióen su cuenta de Twitter que los ministros de todas las carteras han puesto su cargo a la orden para facilitar la renovación del gabinete. “Agradezco a todos el esfuerzo y lealtad que han demostrado en estos tiempos de revolución. Chávez vive, la patria sigue”, escribió en un segundo trino.
Suele ser una medida habitual en Venezuela que a principios de año se ratifiquen o no en el cargo a las máximas autoridades de los ministerios. El año pasado ese rito no se cumplió debido a la agonía y muerte del presidente Hugo Chávez, quien debía asumir un nuevo período el 10 de enero de 2013. Una vez electo para completar el tramo 2013-2019 Maduro hizo algunos retoques: separó las carteras de Planificación y Finanzas, colocando en esta última al pragmático Nelson Merentes en un intento por dar participación a todos los sectores con intereses contrapuestos que conviven en ese movimiento aluvional que es el chavismo.
Luego hizo las modificaciones de rigor en el sector militar debido al pase a retiro de varios de los oficiales que entonces pertenecían al alto mando militar. Nombró a la primera ministra de la Defensa, Carmen Meléndez, y la ascendió al cargo de almiranta en jefe, y trajo a la cuestionada Delcy Rodríguez al despacho de Comunicación e Información para sustituir a Ernesto Villegas, quien manejó la cartera durante la enfermedad del líder y compitió por la alcaldía metropolitana de Caracas. Sustituyó también a la ministra de Salud, Eugenia Sader, con Francisco Armada y al titular del despacho para la Transformación Revolucionaria de Caracas, Francisco Sesto, con el propio Villegas
Esta renuncia masiva le sirve al presidente la oportunidad de armar un gabinete más a la medida de sus objetivos del corto plazo. Las prioridades han cambiado luego de la crisis generada por el asesinato de la actriz y exmiss Venezuela 2004, Mónica Spear, y su marido, Thomas Henry Berry, cuyo crimen ha quedado policialmente resuelto con la detención de siete personas, entre ellas el autor material, de acuerdo con el anuncio del director de la policía científica José Gregorio Sierralta. A principios de año los objetivos parecían apuntar a establecer un precio máximo de ganancia de las mercancías vendidas en el país por el sector privado, y a continuar lo que han bautizado con el eufemismo de “guerra económica”.
La ratificación del ministro del Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, no parece estar en duda, aunque, quizás anticipándose al anuncio del presidente, el funcionario ratificó su compromiso con el Gobierno a la salida de una reunión con la Conferencia Episcopal Venezolana. “Si mañana me dicen que haga de portero lo haré con mucho gusto porque yo soy un revolucionario”, dijo. Ese es el cargo más cuestionado en las últimas horas y se han leído aisladas peticiones en las redes sociales que demandan su renuncia. La coalición opositora Mesa de la Unidad ha pedido una profunda revisión de las políticas de seguridad ciudadana, pero no solicitó la dimensión del funcionario en el comunicado emitido con motivo del doble asesinato. Rodríguez Torres, además, anunció que a partir de la próxima semana visitaría hasta dos Estados del país por día para revisar los planes de seguridad de las regiones.
La urgencia de atender el problema de la criminalidad se suma a otros flancos abiertos. El gobierno debe muy pronto resolver de qué manera encarará el aumento de la gasolina, ya anunciado en diciembre, y el nuevo precio del bolívar, la moneda local, cuya sobrevaluación ha provocado una gran distorsión en la economía. Todas estas medidas serán tomadas en el corto plazo con el objetivo de reducir el déficit fiscal.
El año 2014 luce como una etapa de transición para el Gobierno. Sin elecciones a la vista Maduro se podría dar el lujo de corregir los entuertos de los dos cursos anteriores, en los cuales era necesaria la expansión del gasto público para mantener la relación clientelar con su electorado y así garantizar la continuidad de su revolución bolivariana.