Incluso más grave que la contaminación del aire o el agua, el ruido que se genera en las vialidades es el factor en el ambiente con mayor presencia, el cual pone en riesgo la salud física y sicológica de los capitalinos, señaló Fausto Ramírez Manzo, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Mientras que el límite máximo permitido en la ciudad es de hasta 60 decibeles, las vialidades locales registran un promedio de 70 decibeles, que si son escuchados de manera permanente afectan el sistema nervioso, circulatorio y respiratorio.
“El ruido hace que las personas estén en constante alerta y eso va desgastando su salud.
Desde el punto de vista sicológico nos afecta porque no deja dormir, no nos deja concentrarnos, no nos deja estudiar, ni hacer muchas actividades”, señaló el coordinador del Laboratorio de Acústica de la UAM.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que los niños que estudian en escuelas cercanas a vialidades ruidosas tienen bajo rendimiento, mientras que quienes viven o trabajan rodeados por ruido desarrollan problemas de hipertensión arterial y estrés.
“El ruido está asociado con la polución del aire, tiene impacto sobre el aprendizaje y hay bastante evidencia”, aseguró Carlos Doria, epidemiólogo de la Organización Mundial de la Salud.
Sobre la posible pérdida de la audición a consecuencia de la contaminación por ruido, Ramírez Manzo comentó que la sola exposición permanente a volúmenes que parecieran aceptables causa daños en la capacidad auditiva de las personas.
De acuero con datos del mapa del ruido de la Zona Metropolitana del Valle de México, elaborado por la UAM y el GDF en 2010, Circuito Interior, en el tramo de Aeropuerto a La Raza, es la vialidad más ruidosa, tanto por el sonido que emiten los motores de los miles de vehículos que circulan diariamente por ahí como por la fricción en la superficie de rodamiento.
“La fricción de las llantas con el pavimento genera más ruido que los motores. A mayor velocidad hay más ruido, pero también en situación estática, ahí entran los motores, más elementos adicionales como el claxon”, indicó.
Otras vialidades con serios problemas de contaminación por ruido, el cual afecta a los pobladores cercanos, son la avenida Ignacio Zaragoza, en su cruce con Ermita Iztapalapa, así como Periférico, entre Insurgentes y Tlalpan, además del Toreo de Cuatro Caminos.
En todas coincide la existencia de vivienda de poca altura, lo que permite que el ruido las permé fácilmente y afecte a quienes viven dentro.
En cuanto al ruido que generan los comercios fijos y ambulantes, señaló que aunque es alto, ocurre sólo durante algunas horas y por lo tanto sus daños en la salud no son tan graves, a diferencia de un agente de tránsito o quienes tienen establecimientos o sus viviendas sobre vialidades conflictivas.
Por otra parte, Ramírez Manzo dijo que en la ciudad se carece de una normativa que obligue a las constructoras a colocar los suficientes aislantes de ruido en sus obras.
Agregó que el reto para las autoridades y los investigadores en el tema es la información hacia la población sobre la contaminación por ruido, para que los evite, prevenga o disminuya.
“Es toda una cultura que se tiene que ir construyendo, no es algo mágico que cambiará de la noche a la mañana”, apuntó.
Concluyó que pese a no existir una solución única a la contaminación por ruido y que es imposible que una ciudad como el DF se silencie, se podría cambiar los pavimentos, implementar políticas para la circulación de transporte público, el fomento a la peatonalización y la protección del ruido en edificios.
Las causas
En la ciudad existen diversas fuentes sonoras, estas son las principales:
Las vialidades locales registran un promedio de 70 decibeles, que si son escuchados de manera permanente afectan el sistema nervioso, circulatorio y respiratorio
Salones de fiestas, comercios y antros encabezan la lista de sitios generadores de ruido
De las tres mil 198 denuncias que recibió el año pasado la PAOT, 701 estuvieron relacionadas con el ruido y vibraciones incómodas