El Partido Republicano presentó este jueves sus bases para la reforma del sistema de inmigración. En la propuesta, de una página, se plantea la regularización de cerca de 11 millones de indocumentados, permitiendo su acceso a un “estatus legal”, pero no a la ciudadanía estadounidense, si cumplen con ciertas condiciones y hay garantías de seguridad en la frontera.
“No habrá un acceso especial a la ciudadanía para aquellas personas que violaron nuestras leyes”, dice el documento. “Eso sería injusto para aquellos inmigrantes que han incumplido las leyes y en detrimento de la aplicación de la legislación”. Las bases también exigen la seguridad fronteriza como condición para que comience cualquier proceso de legalización de los ‘sin papeles’.
Los líderes republicanos compartieron su proyecto de reforma durante la reunión que celebran estos días con todos sus legisladores. La presencia de la reforma migratoria entre sus prioridades políticas para 2014 y, más allá, la oferta de legalizar a millones de ‘sin papeles’, constituyen un giro impensable hace tan solo dos meses, cuando John Boehner aseguró que nunca estudiaría los principios de reforma planteados por el Senado.
Los inmigrantes indocumentados “podrían vivir legalmente y sin miedo en Estados Unidos, pero solo si están dispuestos a reconocer su culpabilidad, superar rigurosos exámenes de su historial, pagar una multa e impuestos atrasados, desarrollar su dominio del inglés y de los valores americanos y son capaces de mantenerse a sí mismos y a sus familias sin acceso a los servicios públicos”, según el documento.
Como ya plantearan los republicanos durante las negociaciones en el Senado, ninguno de estos procesos de legalización comenzaría hasta que se garantice la seguridad en la frontera, un argumento que puede alejar el apoyo de los demócratas. El año pasado, el debate sobre cómo demostrar esa seguridad y cuánto tiempo podría demorarse, ya constituyó uno de los grandes escollos en las negociaciones.
“Los problemas de nuestro sistema de inmigración deben resolverse paso a paso, con una estrategia de sentido común que comienza con la seguridad de nuestras fronteras, el cumplimiento de nuestras leyes y la aplicación de estas medidas de manera sólida”, asegura el partido en sus estándares revelados este jueves.
Las bases republicanas rechazan de principio negociar la ley aprobada por el Senado el pasado mes de junio -a pesar de que contó con el apoyo de los dos partidos- o emplear la misma estrategia. Los conservadores aseguran que la reforma deberá llegar por partes, separada en varias leyes, aunque no especifican si crearán un mecanismo para garantizar que todas sean votadas a la vez.
El presidente del mayor sindicato de trabajadores del país, AFL-CIO, rechazó este jueves los estándares republicanos para la reforma calificándolos de “frívolos”. “La vía para la ciudadanía es vital para proteger los derechos de las familias trabajadoras y mantener las familias unidas”, afirmó Richard Trumka.
Los líderes evangélicos, por su parte, aplaudieron en diferentes comunicados la llegada de la propuesta republicana. “Espero que los comentarios del presidente en el discurso sobre el estado de la Unión y los estándares republicanos impulsen el compromiso bipartidista para una reforma real este año”, afirmó Gabriel Salguero, presidente de la Coalición Evangélica Nacional.
El documento, sin embargo, sí incluye la propuesta de crear una vía para la ciudadanía, pero sólo para los ‘dreamers’, jóvenes indocumentados que entraron ilegalmente en EE UU acompañados de sus padres. Este apartado, uno de los más populares de la reforma migratoria y el que ha logrado movilizar a la comunidad hispana junto con las deportaciones, estuvo a punto de convertirse en ley a finales de 2011, pero fracasó a falta de 5 votos republicanos.
En otro sorprendente giro, el Partido Republicano también defiende la creación de un registro biométrico de todos los extranjeros que vivan en EE UU con un visado -de manera que se pueda comprobar más fácilmente si han abandonado el país después de que caduque-, así como un sistema para verificar la residencia legal de los empleados de cualquier empresa.
“Nuestro sistema de inmigración está roto”, aseguran los líderes del partido. “El fracaso de Washington a la hora de arreglarlo está perjudicando a nuestra economía y nuestra seguridad nacional. Los problemas de este sistema deben ser solucionados y estamos dispuestos a hacerlo de manera bipartidista”.
Se espera que a lo largo de las próximas semanas los diferentes comités de la Cámara de Representantes comiencen a estudiar la legislación, reiniciando un debate impulsado tras las últimas elecciones presidenciales y pendiente de resolución desde hace varias décadas.