La patrulla fronteriza respondió anoche que es falso que instruya a niños a disparar a indocumentados.
El agente Paul Carr, de la patrulla en San Diego, informó que en el evento en que fueron tomadas las fotografías con los menores, que ahora circulan en las redes sociales, participaron también otras corporaciones encargadas del orden.
Carr dijo que se usó la proximidad de la barda metálica limítrofe con México “por razones de seguridad”.
Dijo que, en la actividad específica en que se tomaron las fotografías, la patrulla quiso “despertar conciencia de las herramientas que se usan para enfrentar situaciones de peligro sin recurrir a la fuerza letal”.
Las fotografías circularon en redes sociales en la zona fronteriza donde diversos sectores expresaron asombro e indignación, especialmente por la fotografía en que aparece una niña de unos dos o tres años de edad a quien un oficial ayuda a levantar el arma no letal para disparar al maniquí.
Cabe aclarar que la patrulla no informó nada en relación con el maniquí que de acuerdo con organizaciones de derechos humanos representa a un indocumentado que acabara de saltar la barda hacia San Diego.
NYT había denunciado clases cazamigrantes
Los “Boy Scouts of America” del sur de California participaban hace cinco años en ejercicios especiales con la Patrulla Fronteriza que los entrenaba a “confrontar terrorismo, inmigración ilegal y creciente violencia fronteriza”.
De acuerdo con un reportaje de The New York Times, el llamado Programa Exploradores tiene en parte la misión de preparar a los jóvenes para carreras en lo que se describe en Estados Unidos como quienes primeramente responderían en caso de desastre: bomberos, paramédicos u oficiales de policía.
El programa como tal tiene mas de 60 años de antigüedad y las sesiones de entrenamiento, siempre según el periódico, “pueden incluir la persecución de ilegales que cruzaron la frontera, así como situaciones más peligrosas que involucran enfrentar terroristas y abatir ‘tiradores activos’, con los que llevan disparos y muerte a campus universitarios”.
En una sesión de entrenamiento relatada por la reportera Jennifer Steinhauer desde Imperial, California, se simuló un ataque a un campo de mariguana y se instruyó a los jóvenes –el menor tenía 14 años– sobre cómo acallar a “un molesto vigía”.
De acuerdo con el reporte de Steinhauer, un agente de la Patrulla Fronteriza instruyó: “Hay que ponerlo cara abajo y ponerle una rodilla en la espalda. Puedo garantizar que se callará”.
El grupo usaba armas que expulsaban pequeñas cápsulas de plástico, parecidas o iguales a las usadas en los juegos en que se usan “balas” de pintura para señalar heridas o blancos.
La crónica hizo notar que “muchos oficiales de policía”, particularmente aquellos que trabajan para la rápidamente creciente Patrulla Fronteriza, “han ayudado a dar forma al foco del programa y lo ven como preparación de los exploradores como potenciales empleados”.
“Nuestra meta es crear mas agentes”, dijo April McKee, agente de la patrulla y encargada de la sesión con los exploradores. El grupo de jóvenes incluía a varios jóvenes de origen latino.
Otro agente de la patrulla, identificado como Johnny Longoria, recordó que al inicio del programa el foco era más básico”, pero “ahora nuestro énfasis es en terrorismo, entradas ilegales, drogas y contrabando humano”.
Fustigan clases de tiro
El fomento de la cultura de la violencia y del uso de las armas en EU sólo está ocasionando que cada vez sean más frecuentes los hechos de violencia en escuelas cometidos precisamente por adolescentes, coincidieron especialistas mexicanos.
El director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México, Juan Martín Pérez García, consideró que incentivar la cultura de la violencia de las armas entre los niños “no da un buen pronóstico”, pues en el último mes se han visto tres casos de disparos en centros educativos.
La raíz del problema, consideró, es que “en la cultura norteamericana hay un cierto grado de normalidad y por eso es que exaltan situaciones en las que los niños tienen contacto con ellas”.
El académico de la Facultad de Sicología de la UNAM, Manuel González Oscoy, consideró que mientras el niño o niña sean más pequeños será más fácil que se acostumbren a ver la violencia como algo normal.
“Entonces puede llegar un momento que la violencia sea algo cotidiano para los niños, ya sea física, sicológica o económica. Vemos que en escuelas de EU en universidades y secundarias los disparos indiscriminados son cada vez más frecuentes, porque es una cultura donde la violencia tiene un carácter positivo”, aseveró.
El director ejecutivo de la Red por los Derechos en la Infancia en México comentó que ahora se registran con mayor frecuencia disparos en escuelas y es lamentable que se empiece a ver como algo normal.
Sin embargo, añadió que no es extraño que los niños estadunidenses crezcan con esa cultura de las armas, porque es un país bélico y es el único que no ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño, en la que se estipuló que los infantes debe ser protegidos de cualquier conflicto armado o uso de arma.
Preocupa a las ONG enseñanza de agentes
Diversas organizaciones de defensa de migrantes reaccionaron al enterarse de las clases de tiro que otorgan los elementos de la Patrulla Fronteriza a menores de edad para dispararle a maniquís que representan a migrantes.
El presidente de la Coalición de Comunidades Fronterizas, Christian Ramírez, aseveró que este tipo de entrenamiento sólo logra ampliar el círculo de violencia que la Patrulla Fronteriza inicia en las ciudades limítrofes con ese país.
“Tal comportamiento insensible por la agencia federal no es sólo irresponsable, la Patrulla Fronteriza está fuera de control, y si no se detiene, condenará a una nueva generación de residentes de la frontera hacia el abismo de un ciclo sin fin de la violencia”, advirtió.
Por su parte, defensores de migrantes como el director del Centro Scalabrini, Patrick Murphy, expresó su enojo y molestia.
El director del albergue YMCA para menores migrantes, Uriel González, consideró que este tipo de capacitación sólo genera un distanciamiento y rechazo entre los jóvenes de las nuevas generaciones, lo que es peligroso”, explicó el responsable del albergue.