Cientos de migrantes michoacanos colaboran financieramente desde Estados Unidos, específicamente en Los Ángeles, California, y Chicago, Illinois, para dar sustento a las autodefensas de Michoacán.
Las familias deMichoacán necesitan tu apoyo, los enfrentamientos obligan a llevar una economía de Guerra!”, grita José Cruz. Más de un centenar de personas se aglutinan en el parque MacArthur de esta ciudad.
Reunidos frente al Consulado de México en Los Ángeles, migrantes reparten panfletos, señalan que recaudan fondos para enviar “apoyo humanitario” a Michoacán, el estado que abandonaron por las condiciones de violencia. Están preocupados porque dejaron a sus parientes en los pueblos controlados por Los Caballeros Templarios.
La ayuda desde el sur de Estados Unidos ha resultado vital para las autodefensas y al menos 3 millones de michoacanos han emigrado a este zona. Los Ángeles y Chicago son las ciudades más activas en la recaudación y envío de dinero.
Los migrantes aseguran que los comuneros usan el dinero para necesidades básicas, aunque últimamente parte del apoyo es para las viudas de los caídos en la lucha. Otra tajada es para cubrir los gastos médicos de José Manuel ‘El Doctor’ Mireles Valverde, el líder moral.
En estas dos ciudades, los migrantes se agrupan en al menos cuatro comités que se reúnen, en promedio, cada quince días. Los activistas cuentan que en cada sesión juntan entre 100 y 800 dólares y que buena parte del monto es depositado en la cuenta bancaria de Mireles Valverde, misma que administra su hijo Juan Manuel Mireles Valencia. Otro tanto lo depositan en cuentas de otros dirigentes.
Van por una ambulancia
Las campañas de recolección de fondos se han intensificado en los últimos dos meses.
Uno de los donadores es el Comité Pro Democracia México en Los Ángeles, al que pertenece José Cruz, quien dice hacen colectas quincenales en casas y centros comunitarios como Galería Papalú.
Agrega que, desde México, el Doctor Mireles les comunica las necesidades inmediatas para la comunidad. Antes del accidente que tuvo en una avioneta les llamó para recaudar 7 mil dólares y comprar una ambulancia; actualmente esa seguiría siendo su meta.
Algunas estaciones de radio se han solidarizado y permiten que estos soliciten donaciones durante su programación, una de ellas es la KPFK, de la cadena Pacifica Radio, localizada en North Hollywood, en Los Ángeles.
Cruz ha hecho depósitos personales hasta por 800 dólares, pero desconoce cuánto dinero se ha aportado desde su comité. “No tenemos una cifra, porque a veces cazamos 100, 200 dólares, y tenemos que girarlo inmediatamente”.
“No es para armas”
Otra agrupación de apoyo es Voluntarios de la Comunidad, radicada en San José, California.
José Sandoval, de 54 años, es un hombre moreno de casi dos metros y es originario de Tepalcatepec y fue compañero de secundaria de Mireles, así que la comunicación ha sido constante.
— ¿Están conscientes de que el dinero que envían podría estar financiando la compra de armas?— se le pregunta.
Sandoval se ofende; responde adusto que no. “Las autodefensas y los pobladores no necesitan dinero para armas, las que tienen es porque sus familiares han desarmado a Los Caballeros Templarios”, dice. La dinámica de recolección de fondos de los voluntarios de San José no dista mucho a la de Los Ángeles. Ellos han realizado siete colectas desde febrero del año pasado, en cada una de las cuales han reunido entre 500 y 800 dólares.
“No puedo decir una cantidad (total), 2 mil, 3 mil dólares, tal vez más. Por ejemplo, recibí una llamada de paisanos de Tepalcatepec diciendo que necesitaban dinero para gasolina, porque se había encarecido por el bloqueo comercial que había impuesto el crimen organizado, se les mandaron 800 dólares”, dice.
En Chicago, la primera organización en colaborar fue el club de migrantes de Cherán, en Illinois, que apoyó la defensa de su comunidad y las rondas comunitarias desde 2011. “No para armas, tal vez fueron 20, 30, 40 mil dólares o más, no te sabría decir”, comenta Pedro Tomás, líder del club.
La recolección de fondos se llevó a través del Club Migrante, en Illinois. De entrada, dice que enseñaron a todos los michoacanos de Cherán repartidos en Estados Unidos a enviar dinero a México; los lugares más activos en sus aportaciones fueron Chicago, Georgia y Kentucky entre otras.