Los damnificados por las lluvias en Guerrero viven al borde de la hambruna

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Entre los días 14 y 16 de septiembre del año pasado, la fuerza combinada de la tormenta Manuel y del huracán Íngrid destruyó los sembradíos de autoconsumo de 13 municipios enclavados en la sierra de Guerrero, dejando “al borde de una crisis alimentaria” a, por lo menos, 92 mil indígenas, debido a que las reservas de maíz con las que contaban estas comunidades (generadas durante el pasado ciclo agrícola) se agotarán este mes.

Por esta razón, el Consejo de Comunidades Damnificadas de La Montaña de Guerrero (que agrupa a 300 poblados afectados por las lluvias) presentó ayer, 4 de febrero, una propuesta de plan emergente para el abastecimiento de maíz, frijol y arroz, que permita a las familias de la zona (donde vive 85% de la población indígena de Guerrero) sortear la “hambruna” que las amenaza en el corto plazo.

Esta “propuesta integral”, diseñada por el Consejo de Comunidades con apoyo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo, prevé el reparto de 30 mil 800 toneladas de maíz, 6 mil 161 toneladas de arroz y 6 mil 161 toneladas de frijol, entre las más de 20 mil familias damnificadas de La Montaña, con las cuales se garantizaría su alimentación durante el próximo año, tiempo mínimo necesario para que restablezcan sus cultivos.

Para que este proyecto se vea cristalizado, detallaron los representantes de las comunidades damnificadas, se requiere que las autoridades federales aporten 275.8 millones de pesos, que representan apenas 0.9% de los 30 mil millones de pesos que se invertirán en el estado, según lo anunciado a principios de enero por el presidente Enrique Peña Nieto.

El monto solicitado a las autoridades gubernamentales, señala la propuesta de los pueblos de La Montaña, equivale a una inversión diaria de 36 pesos con 79 centavos, por familia damnificada.

Esta propuesta, se subrayó, busca romper “con la inercia de donación de víveres” y surge en oposición al programa de comedores comunitarios y reparto de despensas, puesto en marcha por el gobierno federal, ya que éste “si bien ha resuelto parcial y temporalmente el (des)abasto de alimentos”, no resuelve la insuficiencia alimentaria que sufrirá la sierra guerrerense durante el próximo año, además de que dicho programa “descansa en una infustificable presencia militar en las comunidades”.

Para presentar su plan emergente de abasto de granos, habitantes de los 300 pueblos que integran el Consejo de Comunidades Damnificadas de La Montaña realizaron ayer una marcha por la ciudad de Tlapa (a través de la cual se ingresa a la sierra de Guerrero), y luegobloquearon los accesos carreteros –que van hacia Puebla y hacia la capital Chilpancingo–, en demanda de que autoridades federales se presentaran en la zona para recibir la propuesta e instalar una mesa de trabajo.

Sin embargo, durante siete horas los representantes de los pueblos afectados por las lluvias esperaron, a que alguna autoridad respondiera a su convocatoria y, al convencerse de que esto no ocurriría, levantaron los bloqueos carreteros.

“A pesar de los esfuerzos que hemos realizado por priorizar el diálogo y ser positivos –lamentó Jamie Gálvez, integrante del Consejo de Comunidades–, la respuesta de las autoridades sigue siendo la omisión, el desdeño, el abandono y el deslinde de sus obligaciones.”

Sin embargo, se aclaró, aún cuando ayer el gobierno federal no quiso recibir y analizar su plan emergente de abasto de granos, las comunidades afectadas por las lluvias mantendrán su demanda de que no sólo sea recibido, sino que sea puesto en operación de forma inmediata.