A pesar de los nuevos usos terapéuticos que se le han encontrado a la marihuana, entre ellos los relacionados con una actividad ansiolítica y analgésica, Alonso Fernández Guasti, científico del Cinvestav, aclara que por la falta de información en la sociedad mexicana, “una nueva ley que tolere más su uso podría ser contraproducente, debido al potencial adictivo de la cannabis.”
El investigador, que ha trabajado en el estudio de sustancias ansiolíticas y antidepresivas, consideró que la sociedad mexicana no se encuentra preparada para ese paso, “todavía falta tiempo; vamos a ver qué resulta del experimento uruguayo, porque va a ser muy interesante a nivel mundial”.
Fernández Guasti, adscrito al Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), precisó que en México, hace falta más información y sus circunstancias son distintas que las de Uruguay, tanto por el número de habitantes como por el impacto social que tiene; “entonces, se deben considerar todas esas variables para poder aplicar decisiones de esa naturaleza”.
Acerca del uso terapéutico que se ha encontrado en la marihuana, el científico posdoctorado en fisiología por la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, aseguró que actualmente existen muchos productos analgésicos para poder aliviar el dolor y “la marihuana no es el único, se pueden explorar otras opciones”.
La marihuana, dijo, podría ayudar a algunos enfermos a superar sus males, porque tiene cannabinoides, que son sustancias generadoras de una gran cantidad de efectos, entre ellos los relacionados con una actividad ansiolítica y analgésica, fines para los que son usados básicamente.
“La marihuana como analgésico se usa para fines terapéuticos. Se hacen preparaciones en alcohol o derivados de compuestos orgánicos como aceite para las personas que tienen artritis, quienes experimentan una leve mejoría si se untan o se frotan esta sustancia”.
Otro fin terapéutico que se le ha atribuido es el incremento en la ingesta de alimentos y se ha utilizado en pacientes caquécticos que tienen muy bajo peso por diferentes razones, por ejemplo, por haber estado infectados por el virus del sida, se les han administrado estos cannabinoides y se les incrementa la ingesta de alimentos.
A diferencia de su uso terapéutico, su empleo como ansiolítico no es muy claro, tiene un propósito más recreativo porque la gente que fuma marihuana pretende estar más relajada y tener mayores contactos sociales.
El investigador detalló que en México se realizan diversas líneas de investigación sobre los usos y efectos de la marihuana, “hay por lo menos tres laboratorios que trabajan en endocannabinoides en México, dos de ellos en el Departamento de Farmacobiología del Cinvestav”.
En ese sentido, hizo énfasis en que los investigadores mexicanos que trabajan en este tema tienen una fuerte comunicación con sus contrapartes de otros países o zonas donde se tiene permitido cierto uso o consumo, como en lugares donde está prohibido. “Por ejemplo, en Estados Unidos la gente que trabaja con cannabinoides tiene una intensa interacción con los mexicanos; la ciencia debe ser comunicada de esa manera puede avanzar mucho más rápido”.
Finalmente precisó que si bien la marihuana tiene un potencial adictivo importante, al igual que drogas legales como el alcohol o el tabaco, en estas últimas el Estado les aplica un impuesto muy grande, por lo que no cualquiera las pueda consumir, ni en cualquier lado y hay límites para su consumo relacionados con la edad, con los días y se recomienda que las mujeres embarazadas no las consuman.