Madai Morales recuerda que Alejandra Gil les vendía los mismos condones que le regalaba el servicio de Salud, para su organización de apoyo a sexoservidoras, a diez pesos la tira con cuatro preservativos.
Ella compraba siete o 10 tiras, según la demanda de los clientes, durante las 17 ó 21 horas en que tenía que vender su cuerpo a desconocidos por 500 pesos.
A Madai la engancharon por enamoramiento. Fue en Veracruz, en 2010, cuando conoció a Saúl Herrera Soriano, lenón de Tenancingo, Tlaxcala, quien se acercó para ofrecerle una mejor vida en el Distrito Federal.
Sin embargo la llevó al infierno de la prostitución en Sullivan, de la mano de Alejandra Gil y su hijo Omar Sayún Gil.
Ayer Excélsior publicó el testimonio de Bertha, una víctima que en compañía de Madai y otra joven de Aguascalientes son las principales testigos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), en contra de La madrota buena, como se hacía llamar Gil cuando era presidenta de la Asociación Civil Pro Apoyo a Servidores (APROASE A.C.) y explotaba a las mujeres.
Ahora con 23 años y siendo presidenta honoraria de la Fundación Reintegra A.C, admite que tuvo suerte para escaparse, días antes de que fuera trasladada a Nueva York, pues aseguró que esa red de tráfico de mujeres en Sullivan tiene alcance en Estados Unidos.
Antes de venir al DF su único objetivo era poder cambiarse de la carrera de sicopedagogía a derecho, pero en un instante todo en su vida se tornó oscuro.
Al llegar a la Ciudad de México del brazo de Saúl, su novio le explicó que su nuevo trabajo era ser prostituta. Se negó a hacerlo, pero la golpiza y las amenazas de muerte para ella y su familia quebraron su decisión. Accedió a ponerse un vestido ajustado y zapatillas. Ese mismo día ambos salieron hacia el hotel Marín en donde la esperaba Omar Sayún para explicarle el negocio. Allí la encargada le cobró 100 pesos para subir a la habitación.
Omar me explicó que el sexoservicio era tener una relación, posición y desnudo completo. Me dio el número del taxista, que era el chofer que transportaba a las chicas de Sullivan al hotel. Ese mismo día comencé a trabajar”, recordó pausadamente.
Alejandra Gil le dio indicaciones de dónde tenía que pararse y los horarios. Por adelantado debía cobrar 100 pesos a los clientes y les ofrecían servicios extras por 200 pesos que consistían en sexo oral, anal y poses completamente desnudas.
Por vía telefónica relató que vio a muchas de sus compañeras con infecciones, ya que ante la presión de las cuotas accedían a tener sexo sin protección. Todos los días eran la misma tristeza, por lo que dos veces intentó suicidarse. Una con pastillas y la otra cortándose las venas.
Cuando uno está dentro de la trata, como víctima, no ves las salidas, no ves las puertas para liberarte, porque tienes que liberarte de lamadrota, del padrote, de los clientes y de toda la red”.
Madai suplicó por su libertad a una mujer que la cuidaba en unos cuartos ubicados atrás de la delegación Cuauhtémoc, quien se compadeció y miró hacia otro lado mientras ella escapó aprovechando que Saúl había salido a vigilar a las otras 29 mujeres que presuntamente explotaba.
Yo no sabía qué era trata, pero sabía lo que era una violación. Ellos explotaron a mujeres y menores de edad de Veracruz, Oaxaca, Guadalajara, San Luis Potosí, Tijuana, Aguascalientes y Chiapas. Ella se hacía decir La madrota buena, cuando en realidad no tiene nada de eso”.
Pese a manifestar que ha sido amenazada por Cinthia, hija de Gil quien presuntamente la ayudaba en el negocio familiar, hasta ahora se siente segura.
Madai por fin estudia derecho y su sueño es llegar algún día a ser magistrada.
Integran denuncia
Una averiguación previa iniciada por la PGR fue integrada en el pliego de consignación que la Fiscalía para la Atención del Delito de Trata de Personas de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal entregó al juez 19 penal respecto del caso de Alejandra Gil y su hijo Omar Sayún.
Autoridades de la Procuraduría capitalina explicaron que se trata de una denuncia realizada ante la Procuraduría General de la República en 2009 la cual se inició por el delito de lenocinio ya que en ese año no estaba tipificado aún el delito de trata de personas el cual entró en vigor a finales de 2013.
En la denuncia se detalla el caso de una mujer quien era obligada a prostituirse por María Alejandr Gil Cuervo y era vigilada por su hijo Omar Sayún Gil y dos choferes que también hacían labores de guardaespaldas. Dicha denuncia fue turnada a la PGJDF por lo cual se integró junto con las demás que se iniciaron en diciembre del año pasado pero ya por el delito de trata de personas.
El miércoles pasado el Juez 19 penal con sede en el Reclusorio Preventivo Oriente dictó auto de formal prisión en contra de Gil Cuervo y su hijo acusados del delito de trata de personas en su modalidad de explotación por prostitución, detenidos en diciembre de 2013 en un operativo, donde fueron señalados por las víctimas.