Autoridades y alumnos de la Universidad Tecnológica del Poniente, en el municipio de Maxcanú, nunca imaginaron que detrás de su intención de construir una cancha de basquetbol para una de sus escuelas, se ocultaba una sorpresa milenaria: Durante el proceso de construcción se encontraron con un juego de pelota maya, una más de las 26 canchas prehispánicas para el ritual del Juego de Pelota que se han descubierto en la entidad.
Así lo dio a conocer la arqueóloga Eunice Uc, investigadora del Centro INAH-Yucatán, quien se encargó de verificar la información que presentó la UTP al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de su rectora, Rossana Alpizar Rodríguez, en el momento en que salió a la luz el vestigio prehispánico mientras cavaban para construir la cancha al pie de un cerro, en un área que nunca había sido explorada por arqueólogos.
Rossana Alpizar narró: “para cubrir las necesidades recreativas de los estudiantes que asisten a la UTP, en 2012 comenzamos a construir una cancha de basquetbol. Elegimos un área cubierta de pasto, al pie del puuc (sierra en lengua maya), pero al meter la maquinaria para cavar, ésta chocó con una piedra muy dura imposible de mover.
Era una piedra rosada que parecía antigua y de inmediato acudimos al INAH para que la revisara. La arqueóloga que vino a la universidad a efectuar el peritaje, nos dijo: Se les adelantaron los mayas y no podrán hacer su cancha porque aquí ya hay una prehispánica: es un Juego de Pelota”, señaló.
Para la UTP es un orgullo tener este vestigio prehispánico dentro del campus. A cambio de más partidos de balonmano, los estudiantes de la carrera de Turismo trabajan en el desarrollo de senderos de visita, así como para proponer un corredor turístico con actividades que despierten el interés por Maxcanú, dijo la rectora de la UTP.
La arqueóloga Eunice Uc detalló que como resultado del peritaje efectuado en la UTP, identificaron una estructura con las características arquitectónicas propias de los edificios paralelos que conforman las canchas prehispánicas del Juego de Pelota, por lo que de inmediato, el INAH comenzó los trabajos de rescate con el fin de preservar ese patrimonio al que es evidente que los mayas dieron carácter ritual.
Durante el proceso de excavación liberaron dos edificios y el espacio que conforma la cancha, entonces pudieron reconocer sus características arquitectónicas del Clásico Temprano (250 a.C. al 600 d.C.): “El Juego de Pelota tiene una orientación norte-sur, está conformado por dos edificios paralelos y relativamente estrechos, de 19 metros de largo y siete metros de ancho. El espacio central entre ellos es plano y de una extensión de seis metros.
La construcción se encontró justo al pie de una serranía, semienterrada en una “planada” de tierra roja llamada kankab, lo que es de relevancia porque la construcción se ubicó en un lugar estratégico: al pie de la sierra y justo en un punto cubierto de una tierra privilegiada para los agricultores, ya que el kankabal es rica en nutrientes, porque éstos son arrastrados por las corrientes de las aguas que bajan de los cerros.
La arqueóloga añadió que en la parte más alta del cerro se registró una caverna con certeza vinculada al Juego de Pelota, ya que dicha cavidad natural representó el lugar de origen y la morada de los dioses. El Juego de Pelota se encuentra en ese sitio donde se creaba un vínculo con la montaña y la cueva y, seguramente, para realizar ceremonias agrícolas.