“Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada; de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla”, aseveró Luis Donaldo Colosio durante su discurso pronunciado el 6 de marzo de 1994… 17 días después, el entonces candidato a la Presidencia de la República, fue asesinado en Lomas Taurinas en Tijuana, Baja California.
Luis Donaldo Colosio, quien vestía un traje negro la tarde de aquel domingo, dirigió su polémico discurso a aproximadamente 50,000 personas reunidas en el Monumento a la Revolución con motivo del 65 aniversario del partido tricolor.
El entonces candidato a la Presidencia comenzó hablando sobre el PRI y su legado en la historia política de México; sin embargo, también lanzó críticas al modelo gubernamental del partido tricolor e hizo un llamado a la transformación democrática del país.
“Quedó atrás la etapa en que la lucha política se daba, esencialmente, hacia el interior de nuestra organización y no con otros partidos. Ya pasaron esos tiempos”, indicó.
“Hoy vivimos en la competencia y a la competencia tenemos que acudir; para hacerlo se dejan atrás viejas prácticas: las de un PRI que sólo dialogaba consigo mismo y con el gobierno, las de un partido que no tenía que realizar grandes esfuerzos para ganar”, abundó el contendiente priista, quien en aquel entonces tenía 44 años de edad.
Colosio advirtió que el partido tricolor debía renovarse y dejar en el pasado acciones políticas que habían debilitado la legitimidad de los gobiernos priistas y aseguró que en las elecciones de aquel año “no tendrían vergüenzas que ocultar”.
“Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos”, dijo.
“¡No queremos ni concesiones al margen de los votos ni votos al margen de la ley! ¡México no quiere aventuras políticas! (…) Nuestras elecciones —y lo digo con pleno convencimiento— no tendrán vergüenzas que ocultar”, aseguró Colosio Murrieta.
Luis Donaldo Colosio habló también de los temas medulares que aquejaban al país, entre ellos el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), movimiento indígena que había hecho su aparición pública tan sólo tres meses antes, en enero de 1994.
“Frente a Chiapas los priistas debemos de reflexionar. Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros”, acusó el sonorense.
“Tenemos que asumir esta autocrítica y tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida. Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio”, pronunció entre aplausos el candidato.
Colosio Murrieta, quien antes de su postulación a la Presidencia había sido coordinador de campaña y secretario de Desarrollo Social de Carlos Salinas de Gortari, propuso también aquel 6 de marzo una reforma al poder político en la nación.
“¡Es la hora de cerrarle el paso al influyentismo, a la corrupción y a la impunidad! Es la hora de la Nación”, pronunció el priista.
“Con firmeza, convicción y plena confianza, declaro: ¡Quiero ser Presidente de México para encabezar esta nueva etapa de cambio en México! (…) Reitero que provengo de una cultura del esfuerzo y no del privilegio. Como mis padres, como mis abuelos, soy un hombre de trabajo que confía más en los hechos que en las palabras”, aseguró Colosio Murrieta.
“El gran reclamo de México es la democracia. El país quiere ejercerla a cabalidad. México exige, nosotros responderemos”.
“Como candidato a la Presidencia de la República, estoy listo también. ¡Demos nuestro mayor esfuerzo en ésta elección! ¡Vamos a echarle ganas! No hay que bajar la guardia. ¡Vamos por la victoria!, ¡ganémosla con México y ganémosla para México. ¡Qué viva el PRI!, ¡qué viva México!”, concluyó el sonorense, sin sospechar que el 23 de marzo, durante una visita a Tijuana, Baja California, sería asesinado.