México está a tiempo 
de “excluir” su cultura

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Para Charles Vallerand, Canadá obtuvo muchos beneficios al excluir sus industrias culturales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y sugiere que México aún está a tiempo de tenerlos en la negociación del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés).

En el foro “Paso libre a la cultura. Tratos y maltratos del TLCAN”, llevado a cabo en la UAM Xochimilco, el director general de la Coalición para la Cooperación Cultural explicó que existe un libre comercio de productos culturales, como libros o discos. Lo que no se puede hacer en Canadá es que algún extranjero compre una empresa cultural canadiense. Y cuando habla de exclusión del tratado se refiere a que las industrias o empresas culturales ni siquiera se presentan en la mesa de negociaciones, ni para hacer posteriores excepciones.

Para Vallerand el valor de la cultura es más simbólico e identitario que económico, pero en lo que hay que trabajar más es en lo económico, la distribución, la infraestructura. Pone de ejemplo que en México hay gente que tiene que venir a la capital del país para comprar libros que no encuentra en su localidad.

Y al excluir a las empresas culturales de la negociación, sigue el experto, lo que se logró fue fortalecer el mercado interno canadiense.

Eso en el aspecto económico. En el simbólico e identitario está el hecho de que los canadienses ven sus historias en las pantallas o las leen en los libros, escuchan su música. “No estamos cerrados, los productos culturales entran y salen de Canadá y recibimos sus influencias culturales”, pero las empresas canadienses se han fortalecido, dice Vallerand, y pone como ejemplo al Cirque du Soleil y al Festival de Jazz de Montreal.

Más tarde, Víctor Ugalde, presidente de la Sociedad de Productores y Directores de Audiovisuales, comentó que en la negociación del TPP el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, está cometiendo el mismo error que se cometió con el TLCAN: no consultar a la comunidad cultural, que pide la inclusión.

EL HECHO MÁS IMPORTANTE

“El TLCAN es el hecho más importante en el último cuarto de siglo, y no porque haya salido de acuerdo a las políticas públicas. Lo que tenemos a 20 años no se parece nada a lo que se anticipaba con la interacción de tres ecosistemas: los consumidores, migrantes y las corporaciones”, dijo Luis Miguel González, director editorial de El Economista.

En la mesa titulada “Economía y estructura del sector cultural”, dijo que no es exagerado decir que comemos, soñamos y vemos la cama diferente después del TLCAN, pero que hay muchas cosas de este tratado que no parecen ensamblar de una estrategia bien articulada.

Para argumentar lo anterior, ejemplificó con el tema del idioma inglés. En México 8% de la población lo habla a pesar de 20 años de TLCAN. “Es un porcentaje menor que en otros países, como Argentina, Perú y Chile (…) este es uno de los fracasos por no haber intentado algo más ambicioso con el idioma”, comentó.

Además, el país tampoco tiene ninguna estrategia de colonización del idioma español en Estados Unidos. En palabras del director editorial de El Economista, a 20 años del TLCAN se visualiza una entidad más integrada, en lenguaje, costumbre y geopolítica, y es que este tratado “abrió la puerta a una dimensión desconocida (…) porque como dijo Lorenzo Meyer, México prefirió ser sirvienta de casa rica que ser amo de casa propia”.

Durante el mismo foro, Antonio de la Cuesta, director de análisis político de CIDAC, sostuvo que “el hecho más importante en los últimos 25 años no ha sido el TLCAN, sino el fracaso de la transición democrática. Los prejuicios del TLCAN son más bien derivados de los yerros estructurales de México que de la naturaleza misma del acuerdo. Las implicaciones políticas, económicas y sociales de ese tratado no sólo son irreversibles, sino que apenas pudieran ser el preámbulo de la instauración de un esquema de integración global más intenso, ya sea formal o informalmente”.

También habló de los usos y costumbres que dejan a un país a merced de la mano invisible del mercado, como: corrupción vertical, irresponsabilidad financiera, falta de planeación, malas elecciones de sectores estratégicos, donde México ha hecho mala selección. Un ejemplo es el campo.

Y es que después de la firma del TLCAN, el país tuvo 15 años para robustecer el campo y tener ventajas comparativas. México no lo hizo. “Por eso el sector agropecuario se vio agraviado”. Aunque la relación bilateral entre México y Estados Unidos no ha cambiado tanto como se piensa, ni ha sido tan dañina como se acusa, dijo.

Y aunque el TLCAN ha quedado rezagado, nadie estaría dispuesto a tocarlo, ya que fue el primer tratado firmado por México y representa la puerta de entrada a la negociación de decenas de acuerdos similares. México tiene 10 de estos tratados, lo que lleva al país a relacionarse con 45 naciones en todo el mundo.

“Tanto económica como culturalmente hablando, los países deben estar conscientes de los riesgos mercantiles”, concluyó De la Cuesta.