Los obispos católicos, integrados en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), expresaron al presidente Enrique Peña Nieto su preocupación de que muchos ciudadanos no denuncien los delitos de los que son víctimas, por lo que no queda registro en las estadísticas, luego de que el mandatario federal les expusiera que en los últimos meses se redujeron los índices de homicidio y otros actos ilícitos.
Nosotros tenemos conocimiento de que muchas personas padecen situaciones muy graves de inseguridad, y toman la decisión de no denunciar; a veces nosotros les aconsejamos que denuncien, pero en ocasiones tienen temores”, aseguró monseñor Eugenio Lira Rugarcia, secretario general de la CEM, en conferencia posterior.
Lira García narró que los monasterios y parroquias son una especie de “termómetro” de la situación en el país, “pues la gente acude a pedirle a las monjitas ‘rece por mi papá que está secuestrado’, ‘rece por mi hijo que tiene tantos meses de no aparecer’”.
Por la mañana, 113 obispos que participaron en la 97 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano se
reunieron por una hora y veinte minutos con el jefe del Ejecutivo, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas.
En el encuentro, el cardenal Francisco Robles Ortega, presidente de la CEM, le expresó al mandatario la disposición de la jerarquía católica “para contribuir… en estricto apego a la laicidad del Estado, en todo aquello que mire por el bien de las personas y de las comunidades, sin distingos y, particularmente, de los más necesitados”.
Robles Ortega también reconoció los esfuerzos del gobierno federal y “la pronta respuesta que ha mostrado ante la grave crisis de seguridad, particularmente en el estado de Michoacán”.
Lira Rugarcia calificó de positivo el primer diálogo del episcopado mexicano con el Presidente, y dio a conocer que el mandatario prometió responder a todas las preguntas planteadas por los jerarcas, en un plazo de cinco días, sobre las reformas.
Explicó además que el cardenal le habló al Presidente de la preocupación del episcopado por la situación de los inmigrantes centroamericanos que cruzan territorio mexicano y son víctimas de secuestros, extorsiones y maltratos, incluso por parte de las autoridades.
Una cosa es que una persona sea indocumentada y otra es que pensemos que ya no es persona, y eso es muy grave. Los obispos de México y Estados Unidos lo hemos externado varias veces: el hecho de no tener documentos no le quita a la persona su dignidad humana.”
De los migrantes mexicanos en Estados Unidos, el prelado expuso el drama que supone vivir con el miedo constante a ser detenidos por la Migra que les impide venir a México, ni cuando muere algún familiar cercano.
Los migrantes (mexicanos en EU) me dicen: murió mi padre y no pude ir, y murió mi madre y no pude ir a México, y murió un hijo… gente que tiene pánico de que en cualquier momento llegue la Migra y los deporte… conmueve, y eso no puede seguir siendo.”
En el encuentro, el Presidente explicó a los obispos las bondades de las reformas promovidas desde el Ejecutivo, y les expuso que la Reforma Energética será el “asidero más importante que México tenga para crecer económicamente en los próximos años”, pues generará más inversión y empleos.
En respuesta, el episcopado le dijo que para que las reformas tengan los resultados esperados se debe combatir la falta de equidad “y que realmente estas reformas beneficien a todos los ciudadanos”, pues, como dice el papa Francisco, “mientras no se resuelva el problema de la equidad, ningún otro problema se resolverá, ni la violencia ni lo demás”.