Luego de la suspensión de por vida que decretó la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) al primera base del Club Guerreros de Oaxaca, Wes Bankston, la directiva del equipo oaxaqueño no emitió comentario alguno y sólo hizo referencia a que en los próximos días dará a conocer el reemplazo extranjero para reforzar al equipo en lo que resta la temporada.
Este escándalo se suma a otros que han ocurrido alrededor del Club Guerreros de Oaxaca en 18 temporadas, de los cuales poco han circulado a la opinión pública ante la reserva que directivos hacen de los mismos, minimizándolos y coartando la libertad de los medios.
Una evidencia de ello ha sido cuando en los primeros años del Club en la entidad, los peloteros Héctor Álvarez y Octavio Álvarez se vieron involucrados en una “riña callejera” que tuvo resultados de consecuencias, al resultar con una lesión por arma blanca en el cuello el entonces tercera base de los Bélicos, Héctor “Venado” Álvarez.
En esta ocasión el programa de Prevención y Control de Sustancias Prohibidas de la Liga Mexicana de Beisbol y el laboratorio de la Comisión Nacional del Cultura Física y Deporte (CONADE) puso al descubierto el resultado positivo a la prueba que se hiciera al jugador de origen norteamericano, Wes Bankston.
Este resultado, así como otros ocho, de los cuales no se ha dado a conocer los nombres de los involucrados, se suma también a la lista que semanas atrás, el 24 de Abril, diera a conocer la LMB en la cual apareció sancionado el ex ligamayorista venezolano, Alexander Cabrera; así como Reggie Abercrombie, Víctor Díaz y Carlos Zúñiga.
De acuerdo al comunizado por parte de la Liga, Wes Bankston, dio positivo al consumo de anfetaminas, substancia que es un agente adrenérgico sintético, potente estimulante del sistema nervioso central. La cual ha sido utilizada como agente para mejorar el rendimiento, tanto físico como intelectual, es utilizada para combatir la fatiga e incrementar la alerta.
Estas sustancias en el deportista que las toma, puede ponerlo en ventaja respecto a los demás participantes. No obstante, los estimulantes también aumentan la agresividad, el riesgo de colapso y disminuyen la capacidad de juicio, de ahí que se persiga su consumo en el deporte.
A largo plazo, el consumo de este fármaco provoca depresiones severas así como una fuerte dependencia psicológica de la sustancia.
Las directrices de la LMB han manifestado que continuarán con su programa antidopaje, cuyo objetivo es ofrecer un espectáculo limpio a los aficionados y hacer conscientes a los jugadores de las repercusiones negativas que el uso de sustancias prohibidas puede ocasionar en su salud.