Inicia con trópico tranquilo temporada atlántica de huracanes

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Con un trópico tranquilo inició hoy la temporada de huracanes del Atlántico Norte, Golfo de México y Caribe (corre del 1 de junio al 30 de noviembre) con un pronóstico de que será tranquila, pero riesgosa.

La estadunidense Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) vaticinó que la temporada será menos activa de lo normal, con la formación de entre ocho y 13 tormentas tropicales, de las cuales entre tres y seis llegarían a huracanes, y uno o dos de ellos de categoría mayor.

Algunos expertos han dicho que la aparición del fenómeno del El Niño en el Pacífico y que afecta la circulación atmosférica, inhibirá la actividad ciclónica en la cuenca atlántica.

Los últimos dos años han sido de una actividad tranquila. El año pasado se formaron sólo dos huracanes, Humberto e Ingrid, ambos de categoría 1, el mismo número que en 1982, y ningún huracán de categoría mayor, cuando lo normal es que se formen al menos dos.

Todd Kimberlain, meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Miami destacó “lo inusual” de esos dos últimos años y llamó a la población a no bajar la guardia.

Pero pese a que la NOAA prevé una temporada menos activa del promedio, un informe de la Casa Blanca pronostica un aumento del nivel del mar, inundaciones, más precipitaciones y olas de calor en el noroeste; huracanes y una creciente escasez de agua en el sureste y el Caribe; y más sequía e incendios en el suroeste.

Ese análisis publicado en mayo pasado es el complete realizado por científicos estadunidenses sobre los efectos del calentamiento global en la población y economía de Estados Unidos.

Miami, por ejemplo, ya sufre los efectos del cambio climático, como la elevación del nivel del mar.

Varios días de cada mes, el agua de mar inunda algunas calles de Miami Beach, mientras las autoridades hacen planes y toman medidas para aliviar el problema.

“El cambio climático, que una vez se consideró un problema propio de un futuro distante, es ya un tema presente”, señaló el informe, elaborado durante cuatro años por 300 científicos del país y supervisado por el gobierno del presidente Barack Obama.