“No esperen que las autoridades gubernamentales nos protejan, ya está claro que no les importamos y los niveles de impunidad así lo reflejan; que somos únicamente motivos de discurso en fechas de libertad de expresión…No esperemos que el gobierno -en sus tres niveles, municipal, estatal y federal – nos apoyen con esquelas, con condenas publicas ante agresiones, con compromisos que se van al cesto de la basura” puntualizó el periodista y consejero ciudadano de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), Pedro Matías Arrazola.
Teniendo como escenario el foro “La situación actual y perspectivas del derecho a la libertad de expresión” organizado por la DDHPO, Matías Arrazola habló de la importancia de que los periodistas oaxaqueños dejen de descalificarse entre ellos y se cuiden a sí mismos como gremio.
Y agregó, “lo que tenemos que hacer es saber quiénes somos, cuántos somos, cuantos medios periodísticos hay y cómo defendernos”
Irma Lucía González, coordinadora general de la cultura de los derechos humanos de la DDHPO señaló que México es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, y mencionó la falta de compromiso del Gobierno de Oaxaca por salvaguardar los derechos humanos de sus ciudadanos.
En el foro, Francisco Sandoval, periodista y oficial adjunto en protección de Artículo 19, presentó el informe de su organización en cuanto al estado que guarda el ejercicio periodístico en México .
Aseguró que el 2013 fue el año más violento en cuanto a agresiones a periodistas se refiere, 77 asesinados y 17 desparecidos en todo el país. Citando el caso de un joven fotorreportero de sociales en un estado del norte del país que fue levantado, secuestrado y asesinado sólo por tomarle una foto en una boda a la persona equivocada.
“Cada 26.5 horas se agrede a un periodista en México” manifestó Sandoval. Citando situaciones acaecidas en Oaxaca como el bombazo que recibieron las instalaciones del periódico El Piñero de la Cuenca, o los asesinatos de la locutoras triquis Felicitas Martínez y Teresa Bautista, y el reportero Alberto López Bello, a quienes las autoridades del estado han calificado respectivamente como “una lamentable confusión” y “como resultado de una riña”
Sandoval destacó que las autoridades siempre tienden a explicar los asesinatos de periodistas con cualquier argumento que no sea el que fueron asesinados por ejercer su profesión. “En el caso de la ejecución del reportero Gregorio Jiménez (en Veracruz) la autoridad ahora dice que fue resultado de una riña entre vecinos, cuando está claro que fue por las cosas que denunció al cumplir con su trabajo”
“El asesinato de periodistas está provocando tremendos vacíos informativos” mencionó el también periodista, citando los casos de Tamaulipas y algunos lugares de Veracruz, donde ya nadie se arriesga a investigar nada y sólo se sobrevive informativamente del boletín.
Sandoval puntualizó que en Oaxaca se ha registrado 138 agresiones a prensa, entre amenazas de muerte, detenciones arbitrarias y tres asesinatos. De estas agresiones seis de cada diez fueron cometidas por funcionarios públicos vinculados a fuerzas de seguridad.
Citó el caso en Rosarito, Baja California, de Carmen Olsen, periodista que después de haber documentado una detención policiaca, fue detenida por orden del jefe de policía del lugar con instrucciones específicas de “chingarsela”.
Fue paseada en un convoy de patrullas por toda Rosarito como una delincuente, su página web fue clonada, su persona fue descalificada, sobajada y cuando demando judicialmente, los policías que la habían agredido la contrademandaron a ella por abuso de autoridad, dando por resultado que una orden de aprensión fuera girada contra Olsen.
Hoy la reportera se encuentra amparada y con su caso expuesto en tribunales internacionales, mientras el periodismo en México sigue viviendo días terribles y muy aciagos.