• Para llegar al Saber es necesario el pensamiento complejo, con la ayuda del análisis inter y transdisciplinario
Amira Azucena Cruz Ramírez
Luego de desearles Felicidad en la primera entrega de Socioformación en este 2015, permítanme retomar el porqué de este espacio y reiterarles la invitación para que construyamos de forma colaborativa.
El 23 de septiembre de 2014 les compartí que la Socioformación es un nuevo enfoque de la educación, que tiene sus bases en el constructivismo social, articulando la epistemología de la complejidad; implica que todo proceso educativo se oriente teniendo en cuenta las demandas de los diferentes contextos, así como las necesidades personales y sociales de crecimiento (Tobón 2011) (primera entrega de columna disponible en: http://www.rioaxaca.com/opinion/134-columna-invitada/83541-instituciones-deben-asumir-responsablemente-su-accion-formadora).
En aquella ocasión les solicité también que me permitieran compartirles diversas temáticas y me puse a disposición para cualquier sugerencia y aportación, pues el conocimiento compartido abona a la articulada red social de la que todas y todos formamos parte, “no hay conocimiento insignificante, si cada persona puede compartir su saber y quehacer, por sencillo que estos parezcan, ayuda al aprendizaje colectivo y detona el ejercicio de las infinitas posibilidades que nuestro tiempo y espacio presentan para tomar decisiones que impactan nuestra condición y posición de vida”, escribí en esa ocasión, y les reitero con gusto en este año que acaba de iniciar.
La premisa de este espacio es que reconozcamos que la realidad social nos coloca cada día en situaciones donde requerimos de información, conocimiento y Saber –desde matemáticas, historia, economía, nutrición, cuidado de la salud, política, leyes, hasta efectos solares-, para tomar decisiones, independientemente de nuestro oficio o profesión. La premisa de Socioformación es que podamos reconocer que en el tiempo donde coincidimos, necesitamos de la explicación y colaboración de todas y todos para convivir de la mejor manera en la sociedad.
Pues bien, desde la Socioformación, toda persona debe aplicar el Saber en su toma de decisiones, pero ese saber se adquiere comprendiendo la realidad social desde el pensamiento complejo que logramos tener con la ayuda del análisis que de esta realidad social se genera de manera inter y transdisciplinaria.
¿Que qué?
¡Lo bueno es que están disponibles los textos del Dr. Sergio Tobón (@Tobon5) para explicarnos!
Convivimos ya en la Sociedad del Conocimiento, donde el conocimiento es el elemento clave para vivir, relacionarse, crear e innovar (Tobón, S., & Rojas, A. C. N. (2013). La gestión del conocimiento desde el pensamiento complejo: un compromiso ético con el desarrollo humano. Revista EAN, (58), 27-40. Disponible también en: http://www.cife.edu.mx/index.php/biblioteca-digital/socioformacion-1/88-la-gestion-del-conocimiento-desde-el-pensamiento-complejo).
El reto actual –señalan Tobón y Rojas- es aprender a gestionar con calidad el conocimiento, más allá de la información, con comprensión y significación, para llegar al Saber, asumiendo los procesos personales, sociales, ambientales y económicos en tejido, desde la búsqueda del bienestar personal y social, en equilibrio ecológico, con base en la ética. Y para ello, los seres humanos necesitamos desarrollar y afianzar el modo de pensar complejo, ya que en todo ello es fundamental contextualizar la realidad, buscar la conexión de los fenómenos, construir el conocimiento con pertinencia, y tener una actuación flexible en todos los planos de la vida.
En su explicación, Rojas y Tobón nos ayudan a considerar las diferencias y concatenaciones entre información, conocimiento y Saber:
• La información es la retroalimentación que se obtiene en torno a una realidad, que es procesada por la mente humana y que se comparte en espacios sociales.
• El conocimiento, en cambio, es un conjunto de representaciones entretejidas basadas en información, con análisis, síntesis, interpretación y argumentación, en un determinado contexto, con significación y consciencia de sus interrelaciones.
• El Saber es tener un conjunto amplio de conocimientos, y aplicarlos en actividades y problemas teniendo en cuenta sus implicaciones desde el compromiso ético.
Estos elementos –fáciles de leer en este listado-, son parte de un complejo proceso que se ha estudiado desde la “Epistemología Compleja”, que se integró con las aportaciones de diferentes investigadores, entre ellos los Premios Nobel Murray Gell-Mann e Ilya Prigogine.
Pero fue Edgar Morin quien dentro de este marco explicó el Pensamiento Complejo, con la “Comprensión de la naturaleza del conocer”, la “Transdisciplinariedad”, la “Antropoética” y la “Tierra Patria”.
“Complejo” viene de “complexus”, y significa tejido entre tejidos (Domínguez, 2006) –continúan Tobón y Rojas en su amable texto-, por consiguiente, el pensamiento complejo es un método para la construcción del conocimiento de cualquier fenómeno teniendo como base la forma y dinámica de cómo está tejido dicho fenómeno en sí y con respecto a otros fenómenos, con el fin de comprenderlo y explicarlo en sus procesos, mediante el análisis disciplinario, multidisciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario.
“De aquí que en el pensamiento complejo, el conocimiento y el Saber siempre son multidimensionales, transversales, cambiantes y evolutivos”.
Ante esta dinámica es que desde la Socioformación se apela a la confluencia e integración del conocimiento desde diversos quehaceres que ayudan a las personas a llegar al Saber para tomar decisiones. A colaborar para convivir en sociedad. Y ojalá también quede claro: no se trata de que cada persona se vuelva todóloga, se trata de que tenga la capacidad para reconocer a qué tipo de situación se enfrenta para tomar la mejor decisión, que va desde la compra de la despensa, la exigencia de prestaciones laborales, la elección de Afore, el ejercicio de créditos para vivienda, la defensa de los Derechos Humanos, hasta buscar la consulta profesional médica, jurídica, de comunicación, publicidad o mercadotecnia.
Se requiere pues –detallan Rojas y Tobón- del análisis inter y transdisciplinario para comprender todo conocimiento y la forma en que se comparte para que sea útil en el contexto de las personas, de la sociedad y del entorno en general, tanto en el plano presente como en el plano prospectivo a largo plazo.
“Por último, la complejidad de la gestión del conocimiento se ve reflejada en el hecho de que buscar, construir, significar y aplicar el conocimiento en torno a una determinada realidad, es encontrarnos a nosotros mismos, pues es a nosotros a quienes descubrimos y es con nosotros mismos con quienes contamos (Morin, 1995). Construir el conocimiento de cualquier realidad es a la vez dar cuenta de nuestras estructuras y procesos mentales y personales, por lo que el grado de significación y contextualización del conocimiento dependerá de cómo sea nuestra forma de pensar y de sentir la realidad, y esto hace más compleja la gestión del conocimiento, pues es más que trabajar con la información y sistematizarla, tal y como muchas veces se entiende”.
Les invito a compartir el conocimiento que generan desde su quehacer –actividad, oficio o profesión-, porque es relevante para que juntos alcancemos el Saber tan necesario para fortalecer la sociedad en la que convivimos. Les pido nuevamente, con humildad, me permitan compartirles sobre algunos temas y me pongo a sus órdenes para cualquier aportación que también quieran poner en común.
Sobre la autora:
Licenciada en Comunicación y egresada de la maestría en Mercadotecnia; Diplomada en Derecho de Acceso a la Información Pública, Transparencia y Rendición de Cuentas; Diplomada en Políticas Públicas con Perspectiva de Género.
Ha sido catedrática de Publicidad, Mercadotecnia, Marketing Político, Comunicación Política, Opinión Pública, Periodismo, Ética de la Información y Derecho de la Información (DI) en Instituciones de Educación Superior (IES) privadas de Oaxaca. cruzamir@gmail.com @CruzAmira
