Rodeada por unos cuantos letreros con su nombre, la diputada Lilia Mendoza entra caminando tranquilamente y como si nada por el estacionamiento de la cámara de diputados. Un nutrido grupo de pobladores de San Baltazar Chichicápam, se han apostado alrededor del perímetro del edificio del congreso y no parecen traer el mejor de los ánimos.
Los letreros no son de apoyo, al contrario, los de Chichicápam acusan a Mendoza de tener las manos metidas en el pueblo y apoyar al edil Carlos Martínez Rebollar, el cual se presume dirigió el pasado diez de enero las armas y las balas de la policía municipal contra un grupo de pobladores que exigen su salida del cargo desde hace meses, dejando un saldo de siete heridos y siete detenidos.
El guardia de seguridad de la entrada del Congreso la ve venir caminando, como si no fuera su nombre el que está en las pancartas de una bola de personas furiosas con garrotes pegados a la espalda como si fueran espadas, y se pasma un poco.
La priista ni se inmuta, a diferencia de la mayoría de los diputados que entran al lugar en sendas tacomas blancas y negras que parecen haber sido compradas con el mismo distribuidor, Mendoza se introduce al Congreso con la mayor sencillez y sangre fría, cosa que tal vez contribuye un poco más a que los inconformes (y furiosos, una hora después se supo que a la señora de un puesto de antojitos le sorrajaron un garrotazo cuando intentó pasar su mercancía por las rejas cerradas) no reconozcan que ella es la persona a la exigen “¡fuera!”
Se organiza una comisión de legisladores para que vaya a hablar con los inconformes y se pueda garantizar la sesión, la cual inicia horas después con una polémica sobre si hay quórum o no para llevarla a cabo.
La gran mayoría de los diputados priistas no están y parece que no estarán en un rato. En la tribuna el perredista Jaime Bolaños Cacho resucita de entre los muertos y propone una reforma a la Constitución local sobre el derecho de los niños a su identidad y protección, la panista Alejandra García Morlán toma la palabra y asegura que ella ya había presentado esa misma iniciativa unos meses antes con un alcance mucho más amplio.
Esto ejemplifica una práctica común en el congreso local, la duplicidad de iniciativas y los rezagos de las comisiones a la hora de analizarlas y darles cause. La gran mayoría de las y los diputados solo se concentran en lo suyo y no hacen caso de todas las iniciativas que se presentan, quedando arrumbadas por legisladores que con presentarlas al pleno asumen que, ya cumplieron, lo cual puede ser una de las explicaciones por las que esta legislatura es hasta ahora una de las más estériles de la historia en cuanto a leyes promulgadas.
Minutos después la priista Carmelita Ricardez propone que, las actas de nacimiento para niños en nivel escolar deben ser gratuitas con su mirada clavada en una mesa directiva que no la pela. La perredista Juana Cruz le hace ver que ese decreto ya existe desde el 2012, e invita a sus colegas a informarse bien sobre las leyes del estado antes de pasar a tribuna.
La panista Natividad Díaz sube un twit sobre lo orgullosa que la pone el haber presentado una iniciativa en la búsqueda del bienestar del pueblo de Oaxaca, ocho minutos antes de presentarla materialmente al pleno y mandarla directamente a comisión.
Siguen las polémicas sobre si hay quórum para votar cualquier cosa y el jaloneo acostumbrado y cíclico de cada cuanto sobre los tiempos y las formas para que, los titulares de las secretarias estatales comparezcan su trabajo ante el congreso.
Los debates sobre quien va primero, cuando, como y donde se trasluce la filosofía de un lugar donde el chiste es pelear. Afuera, una vez que los de Chichicápam se han ido se deja ver un boquete en el pilar de la reja de la entrada. Parece haber sido hecho con un pico o con uno o cuatro machetes.
Nadie recuerda si ya estaba ahí, pero tampoco nadie puede asegurar que no hubiera estado antes.