Jurado de certamen Andrés Henestrosa hace público su menosprecio al periodismo cultural oaxaqueño

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“Desafortunadamente es poco el movimiento en torno al periodismo cultural en nuestro estado. Hasta hace poco eran dos o tres los que participaban en esta fuente”.

Así lo declaró el escritor y poeta Jorge Magariño como representante del jurado del premio de periodismo cultural Andrés Henestrosa, organizado por la comisión de cultura de la Cámara de diputados, a la hora de abrir el sobre con el nombre del ganador escogido para el certamen.

Esto lo dijo el miembro del jurado enfrente de periodistas culturales que llevan catorce, once y hasta siete años cubriendo la fuente cultural y que se enfrentan diariamente al arrinconamiento y desinterés de sus propios medios por la labor que todos los días llevan a cabo.

Así, con la declaración de que su trabajo hasta hace poco no existía, es como recibieron los periodistas culturales oaxaqueños, la noticia de que un premio que se anunció como motivo de análisis y valoración para su gremio, fue otorgado a La Jornada, un medio nacional, en la figura de su corresponsal en Juchitán Diana Manzo, y su trabajo titulado “Con aerosoles y pinceles rinden homenaje a la cultura zapoteca.

Manzo, además corresponsal del periódico El Imparcial, cuenta la historia de cuatro jóvenes zapotecos que realizan murales sobre adultos mayores en aquella ciudad, con su proyecto Ruta artística del Istmo con murales .

Uso de recursos narrativos literarios, Factor Noticioso y Trascendencia Social, son los criterios que Magariño (los cuales se asume que no encontraron en trabajos periodísticos publicados en medios locales), argumentó en representación de los otros dos jurados del certamen, el periodista y director del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), Alonso Aguilar Orihuela, y el historiador Jorge Bueno (quienes no estuvieron presentes para hacer público su propio dictamen) a la hora de escoger al ganador de la convocatoria.

Convocatoria que desde el principio se hizo pública con una duplicidad de puntos en su redacción, sin una categorización clara de quien podía entrar y quien no, con una definición de géneros periodísticos estacionada en la incoherencia, que empezó como reportaje investigativo y que concluyó como todo aquello que hubiera sido publicado en un medio noticioso.

Con la presencia del diputado organizador de la convocatoria, Rafael Arellanes, coordinador de la Comisión de Cultura del Congreso (y quien en una entrevista reciente en un programa de radio no acertó a distinguir entre una nota y un reportaje) y el presidente de la junta de coordinación política del mismo, Félix Serrano Toledo, llamó la atención el prejuicio que hizo público el jurado Magariño en cuanto a la supuestamente endeble existencia de un periodismo cultural oaxaqueño criterio con el que concluyó seleccionando a una ganadora cuyo trabajo se puede consultar en un medio de circulación nacional.

Al final, una vez cumplido el trámite, los diputados y el jurado se fueron, dejando solos a los periodistas oaxaqueños culturales, a los que ni desde la misma convocatoria del certamen se les contemplo para algún tipo de mención especial o mínima consideración y respeto por su trabajo.

La ganadora Diana Manzo de La Jornada no asistió a escuchar su nombre ganador.