Definido como un escritor y artista visual que recorría los senderos de la marginalidad social y homosexual de Chile, Pedro Lemebel murió esta mañana en Santiago de Chile en la Clínica Oncológica, Fundación Arturo López Pérez, donde estaba internado, como consecuencia de un cáncer de laringe.
De acuerdo con Carlos Monsiváis, Lemebel respondía “a los criterios estéticos y los comportamientos legales y legítimos de las minorías latinoamericanas emergentes que al ejercer sus derechos (civiles, humanos, sexuales) revisan de paso las prácticas y el sentido de la opresión y van a fondo: sólo secundariamente se les reprime por ser distintos; en primerísimo lugar se les acosa, maltrata, humilla e incluso asesina para que los verdugos conozcan la triste fábula de su importancia”.
Tras conocerse la noticia de su muerte, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, dijo: “Estuvo siempre en la resistencia, fue consecuente hasta el último día, y su legado cultural enriquece el país que somos”.
La ministra de Cultura, Claudia Barattini, señaló: “Nos abrió un camino de libertad, rompió el doble estándar y nos obligó a reconocer un Chile complejo y diverso. Su aporte literario es enorme, pero la verdad es que vino a cambiarnos la cabeza”.
Por su parte, el Movimiento de Liberación Homosexual homenajeo al artista en su sitio web www.movilh.cl y escribió “Falleció un grande. Tu pluma fue tu propio invento, no hay literatura igualable. Tu invento nos cautivó a todas y todos. Pedro Lemebel por siempre”.
Vida diferente
De filosofía comunista, Lemebel nació en 1952 bajo el nombre de Pedro Mardones en un barrio marginal de Santiago, pero adoptó el apellido de su madre, Violeta, como un acto de rebeldía e identidad. Fue profesor de Artes Plásticas y fue despedido en la década de 1980 de los únicos dos colegios donde impartió clases, debido a su homosexualidad.
En 1987, junto a Francisco Casas, fundó el colectivo de Artes, Las Yeguas del Apocalipsis, cuyas performances marcaron un hito en la escena artística del país, a través de irrupciones plásticas, poéticas, fotográficas y de video que abogaban por el rescate de la memoria, el cuerpo homosexual, la recuperaciónde la democracia y la libertad de expresión. Un año antes había dado a conocer su Manifiesto (Hablo por mi diferencia).
En 1995, publicó La esquina es mi corazón, su primera recopilación de crónicas urbanas, alas que luego se sumaron Loco afán:Crónicas de sidario (1996), De perlas y cicatrices (1998), Zanjón de la Aguada (2003), Adiós mariquita linda (2004), Serenata Cafiola (2008), Háblame de amores (2012) y la antología Poco Hombre (2013).
En 2001 publicó su renombrada, y como le gustaba repetir a él, “única” novela de gran éxito Tengo Miedo Torero. Su obra ha sido traducida a diferentes idiomas y alcanzó vasto reconocimiento latinoamericano y mundial, obteniendo premios literarios como Anna Seghers de Alemania en 2006 y José Donoso en 2013. Además, sus crónicas constituyeron fuente de inspiración para diversas puestas en escena teatral. En Chile fue nominado en seis oportunidades al Premio Altazor y en 2014 fue postulado al Premio Nacional de Literatura (sin obtener ninguno de estos reconocimientos).
En los últimos años, sus presentaciones lo llevaron a diversas partes del mundo, ofreciendo performances literarias que conjugaban letra, música y audiovisual, en diferentes ferias de libros, charlas y conferencias. Expuso su trabajo plástico en Buenos Aires, Nueva York, San Pablo y, últimamente, en el Museo Reina Sofía de Madrid. Su último trabajo retrospectivo fue para la Galería D21 en Santiago de Chile, denominado“Arder”, que obtuvo una interesante recepción de parte de la crítica.
La circulación de su obra en diversos formatos, desde el audio radial, el panfleto, la fotocopia y el pirateaje, haformado parte de su escena performática, mediante la cual Lemebel se erige como uno de los más relevantes escritores de los últimos decenios, tanto en originalidad literaria como ética, expresando un profundo sentido intelectual y político para interpretar la realidad chilena y latinoamericana