ADN, arte y locura

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Furbys que se despiertan a las tres de la mañana con los ojos iluminados y diabólicos es la primera cosa de la que hablan Areli Huidrobo, Ariana Barrera, Alejandra López y Renata López Cristo, justo al comenzar la entrevista, nadie les preguntó sobre el tema.

Este vino de algún lugar de la locura que unió a cuatro mujeres, actriz y directora teatral de risa desbordada (López Cristo) historiadora en búsqueda de la identidad de esta ciudad llamada Oaxaca (A López) fisioterapeuta con alma de teatrera que oferta “buenas clases con buenas maestras que también están buenas (Barrera), y una comunicóloga muy chambeadora que también trabaja en domingo y no pudo estar presente en este cotorreo (Huidrobo); formaron ADN, Arte y Cultura.

“No podemos esperar, tenemos que abrir ya” López Cristo pensó un 30 de marzo DE 2014. Un día después ADN ya era realidad en Callejón Boca del Monte sin número, Centro (a unos pasos del asilo Los Tamayo), cristalizando un proyecto que ya llevaba algunos años.

“Los teatros de la ciudad no te los prestan al menos que tengas cierta cantidad de dinero, o te llames fulanito o perenganito” recuerda Alejandra López.

“Por eso decidimos abrir un espacio donde converjan todos los grupos a los que por lo regular nos niegan los espacios. Que somos la mayoría “complementa Ariana.

Teatro incluyente donde tengan cabida todas las expresiones posibles con proyectos culturales que no busquen atraer los ojos ávidos de exotismo del turismo, fueron las vertientes para la pirámide que recorre el espacio.

“Cuando abrimos regalamos mil boletos de pase doble y no llegó nadie” cuenta Renata con los ojos todavía cundidos por el asombro. Ariana lo atribuye a los precios que se pagan a la hora de probar estrategias, y aclara.

“Hemos ido cautivando y capturando público. Porque lo tenemos aquí atrás amarrado y ya no lo dejamos salir “Uno sabe que lo del amarre y el encierro es pura guaza, pero esto ya no importa, porque conversación con estas tres mujeres huele ya a diversión total.

Calendas atiborradas de turistas, con extranjeros repartiendo hotdogs y pizzas, en medio de las celebraciones de una ciudad de identidad frágil, “siempre al filo de la navaja” es lo que Alejandra López identifica como una de los canales por el que las dos directrices de ADN, 400 voces y Espacio Foro de arte escénico, se conjuraron.

“Con proyectos que se interrelacionan, con puntos de vista que tienen que ver directamente con la identidad cultura” explica Renata, “lo que hacemos como oaxaqueños y como nos manifestamos”

Ariana va a la cuestión, “queremos tener un teatro permanente, que cada fin de semana haya actividades. Los viernes, danza, sábados, teatro para adolescentes y adultos y domingo, teatro infantil”

Ariana y López Cristo iniciaron ADN leyendo, cuentos infantiles dramatizados. Poco después llegaron Alejandra y Huidrobo y se empezaron a impulsar talleres como acrobacia y teatro para jóvenes , niños y adultos, danza , máscaras tradicionales, telares, clases de zapoteco (“ya por lo menos sabemos decir padiuhxhe”), música y danza prehispánica y estimulación temprana.

“Es muy complicado encontrar talleres en Oaxaca. Es un no, o ya estás muy grande, o los horarios son monstruosos, o los maestros son maletas, o te dicen que mejor te vayas a la Casa de la Cultura“ explica Barrera y aclara que en ADN no habrá los más grandes maestros y maestras , pero si están aquellos a los que realmente les importa lo que están enseñando.

Liquidación fin de temporada, un recuento de las obras que presentaron en el año en ADN, que posee el propósito de parodiar las improntas consumistas del ciudadano promedio y darle feroz pelea a la cuesta de enero, se ha presentado con gran éxito a lo largo de este mes.

“Chaneke, El mago de Oz, Cuentos de emergencia, Cinco sentidos capitales” son algunas de las representaciones que se han dado en el espacio. “Siempre es diferente” asegura Renata.

Como parte del programa Alas y raíces, las “adeinicas” se han enrolado ya en Cuando se borra la memoria, pieza teatral escrita por los niños Mateo Alejandro y Mariana Gómez, hablada en zapoteco y español. Sobre dos hermanos pequeños de una comunidad remota que llegan a la ciudad de Oaxaca a vender alebrijes y a sufrirla, ser asaltados y perder la memoria en su búsqueda por el paraíso náhuatl en medio de “una ciudad que se conforma de otras identidades que vienen a refugiarse en ella”.

“Es más difícil vivir aquí para el indígena que viene a Oaxaca, que para el extranjero que se avecina” considera Alejandra.

Teatro indígena urbano, hecho con la finalidad de presentar teatro en si dialecto original y el revalorar una cultura permanentemente ninguneada son los propósitos periféricos de la representación.

Las chica ADN y los niños dramaturgos, actores y teatreros se presentaran en un festival de teatro en Zacatecas del 16 al 21 de marzo, de cuyo costo aún se están encargando López, López Cristo y Barrera. “Va a salir, tiene que salir”

“Queremos gestionar público, que no se cierre ADN y este abierto todos los días. La gente se va acostumbrar, si no nos abren la puerta, les rompemos la ventana” aclara Renata, mientras dispara que también hay un proyecto de empezar con concierto y establecer un circulo de lectura, cuestión que se le ocurrió a Ariana en un lapsus, y de cuyas dos compañeras le recomendaron que mejor se pusiera a hacerlo ya.

“Es un proyecto ambicioso de espacio, pero lo vamos a lograr “asegura López Cristo sobre ADN , mientras Ariana cuenta como un niño la reconoció de una obra de ADN, en un evento de su trabajo.

“¿Y porque no me has invitado a salir?” cuenta Ariana que le respondió.

Uno confía en que la anécdota no sea cierta, pero no se puede más que imaginar la escena y reír con ella a carcajada abierta.