Diversidad y amplitud en el cuarto año de Oaxaca Cine: Isabel Rojas

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Oaxaca Cine entra ya a su cuarto año de existencia con un cuarenta por ciento de su exhibición anual dedicada al cine mexicano y con un público ya cómplice absoluto de Isabel Rojas y Rigoberto Pérezcano en este esfuerzo de exhibición de cine de calidad, que comenzara en una plática entre sus dos organizadores sobre cómo hacer posible una conjugación de propuestas de exhibición y de formación de públicos, en un solo lugar y en un solo paquete, fuerte, exitoso y bien cimentado.

“Buscábamos un espacio en el centro de Oaxaca que pudiera ser una cede para ver, hablar y reflexionar sobre cine” asegura Rojas, la directora de Oaxaca Cine, recordando que se le hizo la propuesta a Esteban San Juan, entonces director del Teatro Alcalá (hoy director del circuito de teatros de Oaxaca) y a Guillermo Quijas, director de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, con quien se terminó estableciendo una asociación civil.

“Algo que hace único a Oaxaca Cine es que se puedan ver las películas en un teatro histórico como el Macedonio Alcalá, la exhibición de cine ya muy difícilmente sucede en este tipo de espacios. Hoy todo se da en pequeñas cajas, en salas de exhibición en serie que se encuentran arrumbadas en un centro comercial. Sin identidad alguna “

Rojas cuenta que empezaron exhibiendo la Muestra Internacional de Cine número 56, y que hoy ya van por la número 57, con un inició con sala llena, con más de cuatrocientas personas presenciando esa última obsesiva entrega de David Cronenberg titulada Mapa a las Estrellas.

Narrativas que generan confusión es algo familiar en la oferta del lugar. En noviembre, con Duro ser un Dios, película rusa de tres horas de duración con una propuesta formal, narrativa y estética excesivamente abigarrada, la mitad de los asistentes pusieron pies en polvorosa a la mitad de la función.

“Las personas que nos amarramos a la butaca y nos quedamos hasta el final abrimos muchos los ojos, parpadeamos y lloramos. Al final nos dimos cuenta que habíamos tenido una experiencia fisca que no solo se quedó en lo visual”.

Comenta Isabel y explica que experiencias como estas sirven para que el espectador se replantee hacia dónde va como público, “que se vaya más allá del me gusta o no me gusta”.

Rojas, quien fungió como coordinadora del hoy extinto Cineclub Pochote del 2005 al 2009 afirma que, fue ahí donde encontró la manera de hacer el trabajo que hoy desempeña. “Tratar de generar comunidad a través del cine”.

“La escena no se acaba, son momentos que se van transformando y dan para continuar” considera la gestora cultural sobre un espacio que todavía permanece en los recuerdos de quienes lo consumieron.

En el 2013 Isabel tuvo la fortuna de ser invitada al Festival Internacional de cine de Berlín, por ser Oaxaca Cine el espacio que más audiencia registró en México en la proyección de su ciclo de cine alemán.

“El cual cerramos con Berlín, sinfonía de una gran ciudad y la musicalización en vivo de Alex Otaola y un ensamble de músicos excelentes. Fue una función increíble con la que celebramos nuestro primer aniversario en el 2012”.

Sobre la Berlinale, Rojas asegura que se trata de un festival enorme, con un montón de películas que empiezan a proyectarse al mismo tiempo, a las nueve de la mañana, con filas de gente esperando a entrar a esa hora. “Y afuera está nevando y la gente está ahí formada para ver cine todo el día”.

Isabel considera que el haber convivido durante diez días con colegas que se dedican a la exhibición de cine, desde Argentina hasta Filipinas, pasando por gente de Nigeria, Japón, China, Australia y un largo etcétera, fue altamente enriquecedor.

Sobre la vibrante interrelación entre el público y los creadores de las películas que se ha venido dando a últimas fecha en Oaxaca Cine, donde para la exhibición de la cinta oaxaqueña La Tirisia, mucha gente de la Mixteca viajó a Oaxaca desde sus pueblos y comunidades específicamente para verse reflejados en la cinta de Jorge Pérez Solano.

Con ese infierno, con esa tristeza e incestos en medio de la nada que plantea la película. “Había participaciones de la gente donde te decían yo lo que vi y sentí fue esto, mas allá de querer preguntar algo en concreto, comentaban que tal escena les movió esto o aquello”.

“Invitar a los creadores es fundamental, ya sea el director, el guionista o los actores. Es como generar un bisagra en una puerta que permite que esta abra y cierre. Que exista ese diálogo de retroalimentación”.

Considera Rojas y agradece ese interés y apertura del público con los Diálogos de cine, diálogos que no le piden nada a festivales importantes del circuito nacional como Morelia o Guadalajara.

“Hemos también generado talleres, seminarios y charlas” cuenta la entrevistad. Roger Koza, Richard Peña, Paula Marcovitch, Beatriz Novaro y Maximiliano Cruz son solo algunos de los doctos conferencistas que han hablado en la búsqueda de generar espacios cinemáticos de pensamiento crítico.

Sobre la convocatoria del IMCINE para postproducción, que Oaxaca Cine lanzó el año pasado y la cual no se terminó inscribiendo nadie, Rojas considera que primero se tendría que haber sacado primera una convocatoria de producción.

“Ojala y en un futuro IMCINE pueda diseñar mejor sus convocatorias pensándolas más en cada localidad y no concibiéndolo todo desde el centro del país”.

A la pregunta de si Oaxaca Cine exhibe cine de Arte, Rojas pone cara de no estar de acuerdo y va de frente. “Las etiqueta pueden atrapar algo que puede ser mucho más amplio”.

“Que si es arte y que no es arte, entramos en una discusión mucho más complicada. Hoy hay muchos directores en el mundo cada vez más jóvenes y gente de todos lados que están haciendo sus propuestas. Apostémosle a la diversidad y la amplitud más que a la etiqueta”

Finalmente y a propósito de si ya se dejó atrás la polémica que Rojas y Pérezcano entablaron con la Secretaria de las Culturas y las Artes de Oaxaca (SECULTA) por la construcción de una Cineteca en Oaxaca, la gestora cultural concluye tacita

“La polémica si, el proyecto no”