“Es innegable que los seres humanos estamos formados por una serie de elementos. El problema es la esencialización que se le ha dado a algunos de esos elementos. Como esos que dicen que somos esencialmente femeninas y que por eso somos cuidadoras, y que los hombres son esencialmente fuertes y que por eso son proveedores”.
Así lo planteó Patricia Piñones, catedrática e investigadora de la UNAM, especialista en temas de equidad de genero, destacando además que hoy en día existen millones de mujeres que son fuertes como proveedoras de sus propias familias y sus particulares entornos.
Piñones estuvo en Oaxaca en días pasados donde impartió la conferencia, Formación en y desde la Perspectiva de Genero, Retos y Perspectivas, como broche final de un diplomado de equidad de genero impartido a maestras y maestros formadores de docentes.
“Me enseñaron muchas cosas sobre que es lo que era ser una buena mujer” recordó Piñones sobre sus años escolares asegurando que aun hoy en día existen escuelas de señoritas (con turno matutino femenino y vespertino mixto) donde todavía se siguen dando talleres de repostería, pero no de carpintería, como sinónimo de lo que las mujeres deben y no deben hacer.
“Alrededor de los mil novecientos en México una niña escuchaba siempre que habría de aprender a cocinar, a coser, a ser maternal. Estas y no otras eran las actitudes de las chicas valoradas como bien educadas”.
La investigadora aseguró que mujeres y hombres deben tener su sensibilidad bien abierta para poder detectar cuando, como y donde se deben preservar los derechos de genero, de diversidad y de derechos humanos, y sobre como estas perspectivas son articuladas.
En el nivel básico, de cada 10 maestros siete son mujeres, información que salió como dato en una consulta con mismas maestras y maestros presentes. Ante lo cual Piñones afirmó que en una revisión a planes de estudio de diversas universidades se encontró con que se han privilegiado asignaturas asociadas a roles tradicionalmente femeninos.
“ Todavía en las escuelas de arquitectura los profesores dicen, ¿Y tu que haces aquí? tu eres mujer”.
“De la misma manera como la Escuela Nacional de Educadoras ve con cierto recelo cuando un muchacho dice, quiero estudiar ahí”.
Para la investigadora el problema es la manera como se instauran estos hábitos en el ámbito de lo privado, estos roles asignados a las mujeres. “Las mujeres cuidamos hasta el perro, la planta, el enfermo”.
Piñones comentó que hay muchísimas mujeres masculinizadas en el sentido de lo que se ha dicho y definido que es lo propiamente masculino, y citó anécdotas de ausencia de perspectiva de genero que le ha tocado atestiguar en el magisterio nacional, como el que a un evento de equidad de genero al que iban a asistir un gobernador y algunos secretarios de estados, a las maestras que llegaron temprano para ayudar con su organización les dijeron, “vénganse porque vamos a picar fruta”.
O el caso de una maestra de preescolar que era considerada muy buena maestra porque no dejaba bajar a las niñas al recreo, porque decía que los niños eran muy salvajes y las podían lastimar.
“Cuando les estaba quitando una parte de su desarrollo psicomotriz a esas niñas. No se tiene que hablar del genero para que se actué. El genero se hace”.
Puntualizó Piñones para después referirse al caso de una maestra que puso
a cantar a niñas de preescolar la canción de Rata de dos patas, “porque se veían graciosísimas y tarde que temprano terminarían haciéndolo”.
“Es deleznable la misoginia, como su contrario. Porque los hombres no son engañadores por naturaleza, ni la mujeres son sumisas y sometidas por la misma razón”.
Piñones comentó que el problema es que se empieza a hacer genero a partir de un conjunto de estereotipos sumidos en la irreflexiva repetición.
“La feminización del magisterio tiene que ver con los saberes y también con lo que enseñamos y como lo enseñamos”.
Aseguró la investigadora y preciso que al final para las maestras y maestros formadores de docentes, todo se trata de formar profesoras y profesores que sean capaces de crear y formar personas que atiendan a las problemáticas sociales con perspectiva de genero y de diversidad y de los derechos humanos.
Finalmente Piñones mencionó el caso de una serie de cuestionarios que se aplicaron a estudiantes de primaria, preguntándoles como reaccionarían si un día siendo niñas despertaran como niños y viceversa.
Hubo una respuesta que se presentó de manera mas o menos en común entre las y los entrevistados que la investigadora aseguró que nunca olvidaría.
“Una niña respondió, seria mas alta o seria mas inteligente”.