Fogonero: El show del porsche, o de la estupidez como política pública

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Escrita por: Rodrigo Islas Brito

Heliodoro Díaz Escárraga es hoy candidato a diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no importó el precioso y carísimo porsche cayman amarillo, que el exfuncionario le regaló a su hijo con su sueldo de delegado del INFONAVIT, y que presumió en redes sociales con el comentario “que bien que Santa Claus te llevó mi regalo mijo, cuídalo eh”.

No importó la ola de indignación social que se armó a la que Díaz Escárraga intento atajar exigiéndole una disculpa al periódico Reforma por lo que él llamó la publicación de una broma y la cual borro minutos después de su perfil social, por la que al final tuvo que renunciar a su puesto con la explicación de que no quería perjudicar al INFONAVIT ni a su director, y anteriormente fuerte contendiente a la gubernatura del 2016, Alejandro Murat (quien hoy está más que perjudicado al hacerse público que el y su familia tienen más casas en Estados Unidos que el mismisimo Barack Obama).

No importaron las versiones que señalaban que Heliodoro Carlos Antonio Díaz Aguirre, el funcionario vástago de LICONSA al que Santa Claus le llevó su regalito, llegó a trabajar encaramado en ese porsche de un millón 500 mil pesos.

No importó nada, y el escándalo fue puro ventarrón para un Heliodoro Díaz que ahora está presto a competir por el distrito VI de Tlaxiaco, en una candidatura para diputado federal por mayoría relativa en la que podrá ser electo por medio de una convención de delegados.

¿Y porque habría de importar?, con Enrique Peña Nieto nombrando el mismo al funcionario que se supone que tiene que investigarlo en su escándalo de la Casa Blanca (y los que se vayan acumulando), Virgilio Andrade, nuevo Secretario de la Función Pública y protegido político de Luis Videgaray, secretario de hacienda y sobre el que (al igual que su jefe inmediato) también pesan señalamientos de haberse hecho de su casita al amparo de una relación licitación-mochada-recompensa con el grupo HIGA.

¿Por qué habría de importar con la estupidez e indolencia como principio de política pública? ¿con explicaciones tipo no fui yo, fue mi esposa? con el joven Murat diciendo que las casas no son de su padre sino de su tío ¿Por qué importaría con José Murat diciendo que los departamentos no son de él sino de su hija, con la misma vehemencia con la que dijo que habían atentado contra su vida y que su parabrisas rota y la vida de su chofer no fueron consecuencias de un borrachazo?.

La política mexicana es ya impresentable, sus pretextos, sus coartadas, las explicaciones que se dan cuando salen a relucir las más variadas transas de sus protagonistas, su indolencia por un sistema político en el que un día los cachan robando y al otro día los mandan a concursar para la más grande.

Con Andrés Manuel López Obrador declarando orgulloso en su comercial de su nuevo negocio familiar llamada Morena, que él nos advirtió a todos del abismo al que el peñanietismo nos arrojaría a todos, pero sin explicar porque nunca nos advirtió nada del partido del que fue dos veces candidato a la presidencia, el PRD. Ahora directamente involucrado en la desaparición de 43 estudiantes, a lo que cínica y marrulleramente tratan de tapar en su propaganda oficial con un “¿entonces porque nos faltan 22 mil?”.

La cuestión no es que está pasando, ¿sino porque los seguimos permitiendo?.

¿Tan encerrados estamos como país que condenados estamos como sociedad a que este show de la desgracia política siga desfilando sin cesar ante nuestros ojos?.