Con el fin de impulsar procesos de exigibilidad política y jurídica, desde las mujeres en torno a los derechos humanos visibilizando situaciones de impunidad, discriminación y sensibilización a la opinión pública, se llevará a cabo este cuatro de marzo en el paraninfo de la facultad de derecho, la instauración de un Tribunal de Conciencia donde se analizarán, se harán públicos y se les dará dictamen a tres casos sobre mujeres vulneradas en temas referentes a su reclusión penitenciaria, a la violencia política y a su derecho a poseer una tierra y delimitar su propio territorio.
“Cuándo las mujeres pedimos justicia entra en juego una norma de discriminación. Lo hemos visto en abusos sexuales, en el genocidio de Guatemala, en las violaciones de niñas en Nicaragua”.
Declaró en conferencia de prensa la activista indígena Guadalupe Martínez Pérez, integrante de la Alianza de Mujeres Indígenas de Centroamérica y México.
Aseguró que para documentar los casos de violaciones de derechos humanos se requieren no sólo de recursos económicos sino de auténticas voluntades políticas, y precisó que el esfuerzo del Tribunal de conciencia no involucra más que a un grupo de mujeres indígenas reunidas alrededor de un tribunal cívico que procure el respeto y la salvaguarda de sus derechos humanos.
La activista informó que con los tres casos a exponerse este miércoles sumarían doce los ya expuestos tan sólo en México, y se refirió al informe internacional de Beijing más veinte, sobré las mujeres el mundo, en el cual puntualizó que las mujeres indígenas no están ni siquiera contempladas.
Expuso que no hay verdaderas plataformas para las mujeres indígenas, “lo que le estamos diciendo al estado es, vean aquí esta nuestro proceso. Les damos las recomendaciones para empezar a hacer algo”
Martínez comentó que cuando se habla de discriminación y racismo se habla de las mujeres suscritas a un entorno urbano, pero se deja fuera a aquellas mujeres que vienen de una comunidad o que hablan otra lengua, y que se les relega a sus usos y costumbres.
“¿Qué medidas toman? ¿Qué procesos para reparar los daños contemplan?” Asegurando además que la falta de apoyos económicos para el desarrollo y la lucha contra la marginación de la mujer indígena está viciada desde su misma concepción estructural.
“La gran mayoría de las mujeres indígenas no cuentan más que con la primaria y a lo mucho la secundaria. Somos muy pocas las que logramos forjar una carrera universitaria. El rezago sigue siendo enorme.”
“Los derechos humanos son también derechos políticos y económicos” aseguró, explicando que a la hora de hacerse de ayudas de programas gubernamentales de desarrollo, las mujeres indígenas, son usadas como mero capital político y pretexto para la bajada de recursos de las que al final ellas no ven ni un centavo.
“No deberíamos tener violencia en nuestras casas. ¿Pero qué es los que sí tenemos? Hambre, y eso es lo que compartimos.”