No puedes pelearte con el sistema, eso no resuelve nada: Pedro Lemus parte II

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Pedro Lemus termina su gestión como director Centro de Educación Artística Miguel Cabrera, este 15 de junio, a la cual llegó por una situación la que califica como “coyuntural”.

El bachillerato estaba a punto de quedarse sin instalaciones en el 2010, y ante la indiferencia de las autoridades, Lemus decidió plantar acción.

“Tenia los contactos para apoyar. Pensé que podía gestionar un espacio, lo logré hasta donde pude, tenemos un espacio mas digno para la escuela, una matrícula importante”.

Lemus, afirma que su trabajo como director de esta institución desde el 2010 lo ha alejado un poco de su quehacer teatral, asegura que si bien los alumnos del actual CEDART “no son extraordinarios”, si egresan con un buen nivel académico.

Se hizo una convocatoria para la dirección del CEDART, Lemus ganó el concurso y se quedó. “Es un alimento que nutre mi trabajo en el teatro. Me ayuda mucho estar frente a un grupo, conocer gente y conocer sus historias”.

“Cada vez que entro con un grupo me conflictúa mis propios esquemas que tengo sobre el teatro, sobre la puesta en escena y sobre el arte mismo. Cada vez que el grupo te cuestiona sobre alguna situación, me permite una reflexión que la llevó a mi proceso creativo”.

Como director del CEDART, Pedro asegura que, se encuentra en medio de un aparato de gobierno como el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y las necesidades reales de sus estudiantes.

“Sobre todo ahora con la Reforma Educativa y la reforma integral de educación media superior”.

Pedro cuenta que, su nueva faceta de funcionario le ha resultado reveladora, pues hay cosas que el desconocía del sistema.

“Hoy se que con el sistema no hay que pelear, sino con uno mismo. Uno debe estar cambiando el sistema con cada uno de tus actos”.

“No puedes mentarle la madre al sistema, eso no resuelve absolutamente nada.

Te hace sentir mejor porque ya se la mentaste, pero no tienen ninguna influencia, ninguna consecuencia el estar gritándole al gobierno”.

Aunque sonando como un teatrero reconvertido, Lemus manifiesta que la dirección del CEDART le hizo ver que es con nosotros mismos y con cada una de nuestras acciones por donde hay que comenzar.

“Mucha gente se me acerca para ver como pueden asegurar la entrada de sus hijos a la escuela, y yo les digo no. Y aunque pudiera hacerlo, si no pasa el examen y su proceso como todos, el chico no entra”.

“Ese es el espacio en el que puedo incidir” precisa Lemus y comenta que, no mezcla Crisol (su grupo de teatro desde hace 21 años) ni con el CEDART ni con la Compañía de Teatro de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), de la que es director desde el 2008.

Crisol es independiente y así se ha manejado, no tiene apoyos de la SECULTA y no lo ha tenido por años, el apoyo del FONCA no lo ha tenido desde Sitiados (obra presentada en el 2000).

Lemus afirma que, ganaría mas de becario que de su actual encomienda de funcionario, pero que eso no significa nada. Que el teatro hay que hacerlo siempre, hasta cuando no se pueda.

“El ruido de los huesos que crujen”, la obra que dirige, adapta y que se presentará en el foro de la dirección de Arte y Cultura de la UABJO hasta el 14 de marzo, es una obra que para Lemus significa una revisitación del abismo de la violencia visto desde la oportunidad de la esperanza.

“De cómo revertir , de cómo no caer en el circulo de la violencia. De la reacción por la reacción”.

Se trata de una puesta en escena devastadora en torno a su descripción de la crueldad, que hay en el azote de combinar a los niños y a la guerra.

“Lo mas fácil es que si algo te violenta reacciones y va creciendo la violencia. Y no es que dejes que te madreen pero hay formas.“La niña protagonista de la obra dice, yo quiero que todos sepamos lo que esta pasando y que lo detengamos”.

Representando la metáfora de un mundo en guerra, Lemus se pronuncia por evitar el conflicto, o avanzar sobre esos conflictos solucionándolos con anticipación.

“La universidad (la UABJO) tiene muchos problemas, esos problemas se podrían remediar antes de que llegar a los conflictos que siempre llegan. Estamos en una guerra constante”.

“Tuvimos una prueba con el hijo de un intendente, que estaba ahí todos los días con nosotros y era un niño tremendo y el reto fue no violentar el ambiente, no decirle vete de aquí. Estuvo ahí toda la puesta en escena, y nos enfrentamos al desafío de resolverlo todo en el día a día”.

Sobre la obra y su espacio físico, Lemus asegura que se hizo una propuesta basada en el cubismo, porque al final la guerra es a eso a los que nos lleva. A una progresiva e irremediable fragmentación de las personas.

En “El ruido de los huesos que crujen”, son tres personajes, lo cuales todos los actores se van reasignando, actores y actrices de los que Lemus comenta que si bien no conforman propiamente una compañía de teatro, pues la infraestructura a su disposición es mínima, si son un grupo entusiasta, talentoso y deseosos siempre de trastocar sus propios limites.

“Es muy rico trabajar con ellos, me ha tocado ver cambios increíbles de maduración en sus almas y sus personas”.

Pedro Lemus al parecer, funcionario o no funcionario, seguirá en las tablas, contando historias y buscando esos caminos para acercarse al espíritu de las personas.