La parte comercial nunca me ha gustado: Fernando Andriacci

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“Toda mi vida ha sido crear, sea bueno o sea malo lo que hago, la cosa es aportar y dar lo que tú haces.”

Así lo dice Fernando Andriacci en la segunda parte de su entrevista con tres medios de comunicación, a sus 42 años de edad, el pintor y escultor originario de La Cañada Cuicatlán asegura que, en sus primeros recuerdos siempre está el dibujar.

Luis Fernando Aguirre Andriacci, llega con su familia a la ciudad de Oaxaca a los nueve años y entra a tomar talleres de acuarela, dibujo y oleo a la Casa de la Cultura, cuando el cronista Jorge Bueno fungía como su director.

Después ingresa al taller Tamayo y a los 16 años realiza primera exposición en la galería Quetzali, después salta a la Casa Lamm en la Ciudad de México.

“Entrar a una galería cambió el juego, pues me encontré con un espacio donde difundir tu trabajo”, recuerda el pintor, quien niega que en estos momentos posea su propia galería personal.

“Es muy difícil pintar y vender. La parte comercial nunca me ha gustado ni me gustará.”

Peculiar declaración para alguien con un éxito comercial tan reconocible, con obra moviéndose en Puebla, D.F, Monterrey y muchas partes del extranjero, donde ha realizado un sinfín de exposiciones colectivas e individuales.

“El mismo Carlos Slim tiene en su colecciones cuadros míos”, comenta un artista cuyas obras también forman parte de importantes colecciones como la Jumex y Tomás Sada.

“Es otro mundo, hay mas reglas, acá no (en Oaxaca) aquí hasta te piratean los cuadros” declara Andriacci, quien empezó con su estilo de formas geométricas, colores encendidos y animales sonrientes desde 1986. Estilo que algunos han llegado a calificar de decorativo.

Pintando al inició de su carrera retratos para la sala de arzobispos de la catedral de Oaxaca, Aguirre afirma que si pasó por la Academia, “sino con diez si con 8.5” y cuenta que hace dos o tres años pintó a la hija de un presidente municipal del Estado de México. “Si alguien de confianza me pide que le haga un retrato, yo lo hago.”

Andriacci, rememora de donde salió su lado escultórico que últimamente se ha significado en su parte más conocida por el público oaxaqueño, al ocupar sus esculturas buena parte del espacio público desde hace poco más de año y medio.

“Mi sueño siempre fue sacar de los cuadros las figuras y fue así que empecé con el bronce (la escultura) con elefantes, caballos, niños.”

“Me gusta tener contacto con la gente , los de tu colonia, los de tu ciudad, que no tienen oportunidad ni de ir a un museo ni a una galería.”

“Empiezo a observar, no a descubrir porque ahí esta Sebastián con sus piezas monumentales, que se puede proyectar a través de la geometría las dimensiones.”

Hace seis años Andriacci, realiza su primera pieza escultórica e inicia con una libélula de diez metros que le pide el Complejo Universitario de Puebla.

Sobre su admiración por el trabajo del escultor Sebastián, cuyas monumentales esculturas son ya representativas de la geografía de la Ciudad de México, el artista establece que “no es un homenaje, es una influencia. Sebastián es más abstracto, ya tiene su estilo muy definido.”

En su pintura Andriacci acusa influencias de Rufino Tamayo, Rubén Leyva, Sergio Hernández, Luis Zárate y Francisco Toledo, y afirma que sigue en la búsqueda de su propio lenguaje.

“Me gusta que haya la libertad en la escultura de poder probar y experimentar, en la cerámica, en la pintura, en el grabado.”

“Haces una sandía y te encasillan con Tamayo, un sapo y lo hacen con Toledo, desde los egipcios ya existen las esculturas de sapos. Todos los artistas nos hemos influenciado uno del otro.”

A su gusto por el arte prehispánico el artista se lo atribuye ese saber de dónde venimos y a donde vamos a llegar, y después salta a otro tema y afirma que los oaxaqueños somos los creadores del quesillo, “muy enredados.”

“En cualquier parte del país te abren sus talleres y comparten sus ideas, con intercambios y aprendizajes. En Oaxaca esa parte no la hemos podido encontrar, acá hay muchos mundos diferentes que así se mantienen.”

Sobre si tiene algún problema con que su trabajo sea considerado excesivamente comercial, Andriacci no se amilana.

“Toledo vende, Zárate vende.” después responde sobre a qué se puede deber la gran demanda comercial de su obra, la cual por lo menos en la ciudad de Oaxaca se encuentra en todos lados, ya sean las calles, los restaurantes, los hoteles, o las oficinas del municipio.

“Es el oficio, es de estar tarde, mañana y noche trabajando. De mucha disciplina, de escuchar criticas. De atreverse y no encasillarse e intercambiar información, e integrar diferentes corrientes.”

El pintor asegura que de sus errores aprende, y que estos no lo limitan ni lo encierran.

“Para mí no hay sábados y domingos. Mis hijas se han formado en el taller, mi esposa a veces fondea los cuadros.”

Finalmente de su afirmación en la primera parte de esta entrevista, de las esculturas en las calles de Oaxaca, están ahí con la finalidad de aportarle cultura y educación al pueblo y a la ciudadanía, el pintor y escultor deriva hacia otro tema.

“Ya es momento de un cambio de mentalidad. Tu como oaxaqueño vas a cualquier otro estado o país y si les dices que eres de Oaxaca te hacen a un lado, piensan que eres maestro.”

Ante el señalamiento de que el oaxaqueño también visto en otros estados del país como un ser susceptible a ser contratado como mano de obra barata, Andriacci está de acuerdo, pero insiste en su punto.

“No se ha hecho nada por este pueblo. No es justo seguir siendo marginados y siempre estar en el enfrentamiento, o decir que ahora vamos a reglamentar el Centro Histórico.”

“Salgamos a la calle, a expresar nuestras inconformidades, pero a través de aportar y de dar.”