La mejor prueba de que el jefe estaba cerca era el Ferrari 458 Spider blanco estacionado al frente, en medio de dos Rolls Royce del mismo color, con la capota abajo y reluciente bajo el sol de la tarde. Mientras Floyd Mayweather Jr. trabajaba adentro, un hombre con una botella de spray y una tela se aseguraba que no hubiese una sola partícula de polvo en el vehículo que el boxeador manejaría de vuelta a casa.
Este era un día bastante tranquilo de trabajo para Mayweather en su gimnasio, ubicado en el barrio chino al oeste del famoso Strip de Las Vegas. Tranquilo es una palabra relativa, si se toma en cuenta que Mayweather pelearía cuatro asaltos de seis minutos cada uno contra un joven púgil zurdo, casi sin detenerse entre rounds para descansar.
Cinco semanas antes de su increíblemente lucrativa pelea contra Manny Pacquiao, Mayweather ya está en el peso indicado, y muy cerca de la condición física ideal. El invicto campeón provocó a Maurice Lee en los primeros compases, pidiéndole que le pegara con todo.
“Veamos”, dijo Mayweather desde detrás de su careta protectora, mientras lanzaba un fuerte jab a Lee. “Veamos qué tienes”.
Lee, de 23 años e invicto en cuatro peleas como profesional, creció idolatrando a Mayweather, y en su primera sesión de práctica no soltó golpes con toda potencia. Esta vez fue distinto, y soltó las manos tratando de imitar la presión constante que Pacquiao probablemente aplicará sobre Mayweather el 2 de mayo.
“Hoy le estaba pegando con todo”, comentó Lee. “Eso es lo que quieren, para que esté listo”.
La gente alrededor del cuadrilátero animaba a Mayweather como si se tratase de la noche del combate. Amigos y familiares estaban sentados en tres filas cerca de la puerta, mientras otros se congregaban cerca del ring. Enormes guardaespaldas daban vueltas, advirtiendo que echarían del gimnasio a cualquiera que sacase un teléfono para tomar fotos o grabar videos.
Ganar unos 180 millones de dólares por 36 minutos de trabajo no es tan fácil como parece, incluso para el hombre considerado como el mejor boxeador del mundo. A los 38 años, Mayweather puede que no tenga la velocidad de antes, pero nunca baja el ritmo de sus entrenamientos.
Unos cuantos días antes estuvo en el gimnasio hasta las 11 de la noche, trabajando en detalles necesarios para su pelea contra el filipino. Nunca hay un cronograma fijo, aunque peleas de sparring al anochecer, y correr a mitad de la noche, han sido características constantes de sus concentraciones.
Esta no es una concentración cualquiera. Mayweather ha tenido grandes y lucrativas peleas antes, pero nunca de esta magnitud. Y será contra Pacquiao, el hombre al que todos los fanáticos han pedido que se enfrente desde hace cinco años.
“Todos hablan sobre el dinero, el dinero, el dinero”, comentó Mayweather después, sentado en una banca en su camerino. “Quiero que la pelea esté a la altura de la magnitud que tiene. De eso se trata”.
Si todos hablan sobre el dinero, es más que nada por culpa de Mayweather. Él fue quien inventó el alter ego de “Money May” que lo convirtió en un villano, al que todos quieren ver perder, y él es quien gusta de exhibir su flota de vehículos, aviones privados y montañas de dinero en efectivo.
Ese personaje no está presente para esta pelea, y fue reemplazado por un serio empresario que habla suavemente y se prepara para un combate que podría definir su carrera. Los vehículos están afuera, pero no anda mostrando fajas de dinero ni viendo a mujeres fumar mariguana (él dice que era de mentira) en Showtime como lo hizo antes de su último combate contra Marcos Maidana.
Se trata de madurar”, dijo. “Todos saben que armé un imperio comunicándome de cierta manera. Pero esa manera de hablar y comunicarme frente a las cámaras era sólo por negocio, haciendo lo que tenía que hacer siendo exuberante y ostentoso. Primero les di el personaje de Pretty Boy Floyd, y después vine y les di el personaje de Money May. Armé un imperio y un equipo sólido, e hice mi trabajo”.
De todas formas, el principal trabajo de Mayweather es pelear, y no tiene la menor duda de que lo hará suficientemente bien el 2 de mayo como para conseguir su 48 triunfo en una carrera profesional que empezó hace 19 años. Mayweather nació en una familia de boxeadores, lanzaba golpes casi antes de aprender a caminar, y no parece muy preocupado de que Pacquiao le pueda ganar.
Y asegura que quiere presentar un espectáculo que los fanáticos no siempre han visto en las peleas en las que anda más preocupado por no ser golpeado que por noquear.
“Mi mentalidad en el deporte del boxeo siempre ha sido ganar primero, pero, por supuesto, siempre quieres dar a la gente un buen espectáculo”, dijo Mayweather. “Hay peleas en las que no he estado satisfecho, aunque gané. Estamos esforzándonos al máximo. Si la pelea fuese hoy, podría subir al ring y realizar un buen papel”.
El gimnasio ya estaba vacío, y después de contestar preguntas por unos 20 minutos en el camerino, Mayweather ya no tenía nada más que decir. Era hora de tomar una ducha y marcharse a su mansión a las afueras de la ciudad.
Afuera estaba oscuro, pero su empleado seguía sacando brillo al Ferrari.
Porque si hay algo que a Mayweather le gusta tanto como ganar, es tener su vehículo impecable.