“El desarrollo es una promesa que promete pero no cumple, le hace promesas a las personas, de que van a ser felices, tener confort y conocer la justicia social, pero no es tan así”.
Comenta el antropólogo y catedrático de la Universidad de Brasilia, Gustavo Lins Ribeiro y cita el caso de algunos pueblos de la Amazonia brasileña a los que les han endosado la construcción de una presa de treinta billones de dólares, que de ninguna manera les significara algún tipo de bienestar.
“Hay una contradicción fundamental de la promesa del desarrollo, pues en la gran mayoría de los casos, no trae consigo bienestar para las poblaciones locales a las que se supone vendrá proporcionarles cierto estatus”.
Lisn Ribeiro presentó hace unos días en Oaxaca su libro “Otras globalizaciones cosmopolíticas posimperiales”, donde el brasileño establece discusiones sobre algunos actores de la globalización contemporánea, que se tienden a dejar de lado en la triunfal planeación del espectro global.
Como lo que Lins llama “venta de copias no autorizadas en mercados populares en el mundo, como Tepito.”
“Llamarle piratería es una manera de descalificación y se teje sobre un sistema de derechos intelectuales que hoy día están básicamente desfasados.”
Descolonizarnos es para Ribeiro un ejercicio esencial de estos tiempos en los que observa, que por lo menos en México y Brasil existe una densidad de producción académica e intelectual.
“Esta puede generar diálogos mucho más ricos con otras comunidades de pensamiento, que no sean las dominadas por Estados Unidos y Europa”.
“No se trata de abandonar, sino de agregar otros lugares de producción de conocimiento fuera y dentro de nuestros países”.
Comenta el antropólogo y asegura que existen muchos pueblos indígenas en Brasil que producen conocimiento, y que el problema para que estas situaciones se noten es Estados Unidos y el éxito enorme del sistema universitario estadounidense de los últimos cuarenta años.
“Estados Unidos se transformó en una máquina de recepción global, todos miran hacia el norte como si fuera una especie de meca del conocimiento.”
“Cuando uno más viaja por el mundo te das cuenta que existen muchas más comunidades sofisticadas de producción del conocimiento en países que ni por acá te imaginarías.”
“Hay un empobrecimiento en nuestra capacidad de comprender el mundo, pues cuando un determinado estilo de pensar se establece como hegemónico, la cantidad de interpretaciones para explicar cualquier cosa disminuyen.”
Para Lins la relación de México con Estados unidos es muy compleja, ya que hay mucho de México en Estados Unidos en términos culturales, lingüísticos y culinarios.
Pero también hay mucho de Estados Unidos en México, con el Tratado de libre comercio propiciando la muy visible presencia de cadenas comerciales norteamericanas transnacionales.
“Como relación desigual siempre será problemática”, dictamina el catedrático y aborda el estado del bloque sudamericano, que tenía hasta hace unos en Brasil como punta de lanza y el país que en algún momento se pensó podría hacerle frente al poderío imperialista gringo.
“Han pasado tantos años que tanto en Argentina, como en Bolivia, Venezuela y Ecuador, existe ya un desgaste de los grupos en el poder.”
Con una presión inherente de los Estados Unidos por no alinearse con su política e intereses.
“Estamos en una época de transición política, pues no es fácil saber muy bien para donde va ir todo. Este año hay elecciones en Argentina para presidente.”
“En Brasil hubo el año pasado y el grupo en el poder tuvo mucho trabajo para mantenerse y tuvo que hacer concesiones muy fuertes en términos económicos”.
Sobre el señalamiento del presidente estadounidense Barack Obama a Venezuela de ser un país hostil contra su política exterior y dejar con esto abierta la puerta para una hipotética intervención militar en aquel país, por parte de un imperio que ya tiene más de diez años encapsulado en una guerra en Medio Oriente, de la que no se le ven las gana de salirse, Lins consideró.
“Es un abuso. Lo último que se podía esperar sería una actividad bélica de Estados Unidos en América del Sur, eso sería lo peor para los propios estadounidenses y sus intereses, automáticamente vendría una reacción en bloque”.
Sobre si esta posible reacción incluiría una acción militar que le pudiera hacer frente a los marines, sus drones y sus armas inteligentes, el antropólogo ratifica su opinión de que cualquier actividad imperialista en Sudamérica seria criticada, no así combatida.
“No sé si habría una respuesta militar. Es muy difícil luchar contra el imperio, la capacidad militar estadounidense es muy grande”.
“Abriría una inestabilidad política muy grande. No creo que vayan a hacerlo, esa amenaza es un despropósito”.