Sobreviviendo al cliché

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¿Cómo puede una película repetir todos los lugares comunes del cine acción hollywoodense y aun así seguir funcionando? Por extrañas razones Una noche para sobrevivir (EUA,2014) lo consigue.

El barcelones Jaume Collet Serra consigue en su tercera colaboración (Desconocido, Sin Escalas) con el durísimo Liam Neeson, un cuento de matones redimidos y sus hijos castigadores, aderezado con karatazos, amor la familia, persecuciones automovilísticas, polis corruptos, asesinos por contrato desalmados y con lentecitos, gangsters con un bar de irlandeses como guarida (cuya balacera climática recuerda a la gloriosa Tiro de gracia, de Phil Joanou), fantoches juniors del crimen que terminan por joderlo todo, peleas a muerte en baños horribles, escondidillas en el metro y otras tantas situaciones que ya hemos visto antes y en otras cuatrocientas películas.

Pero que en la cinta Collet-Neeson funcionan con actos de fe y mucho oficio para sacar a lo machacado del lugar común, y tornarlo en un asunto divertido y gozosamente palomero.

La cinta cuenta la historia de Jimmy Conlon (Neeson) un matón de carrera larga convertido ahora en un borracho que solo sirve para amenizar fiestas que acaba fastidiando, por razones fortuitas Conlon tendrá que dedicarse a salvar durante una noche eterna la vida de su hijo Mike (Joel Kinnaman, en una actuación que le da a la cinta mucho del plus que la complejiza un poco más allá de sus propios límites) quien no solo lo odia, sino que además desconfía de las habilidades de sepulturero de su progenitor.

Quien tendrá que proteger a su retoño de la venganza de su compadre, antiguo patrón y Don Padrino de un crimen organizado pobre diablesco, Shawn Maguire (Ed Harris, demostrando que sus cuarenta años frente a las cámaras lo han terminado por convertir en uno de los mejores)

Neeson repite su número de ojetazo que hace cagarse a sus enemigos tan solo con amenazarlos por teléfono, pero le imprime ciertamente más sentimiento que sus antiguas encarnaciones de exagentes de la CIA cabronazos que se las saben todas, o mercenarios desmemoriados que se las siguen sabiendo todas.

El Conlon de Neeson no es un tipo agradable, pero si alguien por el que vale la pena interesarse cuando tiene que empezar a dejar de ser una broma si quiere salvar su pellejo y el de los suyos. Un gangster acabado por el que vale la pena emocionarse.

A destacarse la aparición sin crédito de Nick Nolte, quien a cada cinta reciente en la que se deja ver, se mira cada vez más como un espíritu de las navidades futuras.