“La música puede hacer temblar a los villanos.” Comenta un desatado Doctor Shenka, alias Luis Román Ibarra, sobre un país en el sobran estos últimos, en una conferencia de prensa previa al concierto que la banda de la que es vocalista, ofreció el pasado sábado en la ciudad de Oaxaca.
Panteón Rococo cumple este 2015 veinte años de existencia, con ska rocambolesco que le habla a los jóvenes de su realidad fragmentada y a la que nunca hay que perderle la voluntad de llegar a cambiar.
El trombonista, Francisco Barajas habla de que Oaxaca es un semillero inspiracional para las rolas de la banda (“un punto neurálgico para la cultura del país”) y se pronuncia en apoyó a la lucha que el pintor Francisco Toledo y su asociación PROAX mantienen contra el maíz transgénico.
“No sabemos que provoca en el organismo, en la tierra.” Y sobre que provoca la podredumbre de un país al que llevan dos décadas cancionando, Barajas es directo.
“En estos veinte años, las cosas han cambiado muy poco.”, su compañero Shenka va más allá.
“En el 95 vivíamos un contexto donde había una guerra en Chiapas, donde vivíamos muchas injusticias. Es triste que después de dos décadas de existencia como banda, ver que las cosas que en ese momento estaban mal, ahora están peor.”
“Hemos sido testigos de los feminicidios, de la guerra del mal gobierno contra los zapatistas. Ahora vivimos en una guerra total en toda la República Mexicana, en un estado de terror bajo sangre, bajo violencia.”
Para Panteón solo el trabajar desde la colectividad, la música y la cultura puede salvar a este país.
“Darle un punto a los jóvenes para reencontrarse, revalorarse y poder entonces empezar a buscar salidas.”
Comenta el hasta ese momento callado y meditabundo saxofonista Misael Oseguera, asegura que el estar en la banda se ha significado en un crecimiento colectivo para todos sus integrantes.
“Hemos ido aprendiendo cosas, adaptando sonidos de distintos países.”
Shenka por su parte habla del recorrido musical de la historia del grupo que se dará en cada uno de sus conciertos.
“Nuestras letras no intentan adoctrinar, sino involucrar. Manifestar todo lo que vemos alrededor, todo lo que tratamos de gritar y que a veces nadie escucha.”
“Le hablamos a la gente de lo que realmente siente, de lo que vive en su realidad inmediata.”
Shenka considera que las canciones Rococo les hablan a los jóvenes de ese callejón sin salida al que parece arrojarlos una sociedad cooptada por el crimen organizado y políticos corruptos hasta el tuétano.
Sin temor los Rococo se declaran compañeros del movimiento magisterial.
“Resulta que ahora los criminales son los estudiantes, los maestros, los taxistas, la amas de casa, todo el que salga a expresarse en este país, la idea del gobierno es hacerlo ver como un criminal.”
Apunta Barajas y califica a los maestros como gente poderosa y señala que muchos de los integrantes de la banda tienen familiares profesores.
“Los 43 de Ayotzinapa pudieron ser profesores de tus hijos, de mis hijos. Es terrorífico imaginarse un salón de clases vacío.”
Doctor Shenka retoma los derroteros de una banda que en sus canciones hablan de que aquí “la gente pobre no tiene lugar”.
“No nos andamos con metáforas ni con pendejadas, tratamos de ser muy directos en nuestro lenguaje con los jóvenes.
“Es muy bonito hablar de duendes, pero tenemos que sentarnos en nuestra realidad como país, ser muy incisivos. Sobre todo en estos momentos tan cruciales que está viviendo México.”
Sobre eso, Oseguera realiza un apunte, una precisión.
“Hoy en México hay que buscar más allá de lo que está en la superficie, hay que escarbar.”