El cine y el arte en general no están respondiendo como podrían a la crisis de Derechos Humanos que desde el 26 de septiembre del año pasado termino de colocarse en México, con la desaparición forzada de 43 jóvenes normalistas.
Así lo comenta el actor Gabino Rodríguez y agrega, ”el cine ha tenido una desconexión grande con la realidad y los procesos inmediatos del país.”
Gabino, actor de más de una veintena de cintas nacionales, entre las que se encuentran las populares El Infierno (Luis Estrada, 2010) y Abel (Diego Luna,2011) mira al cine mexicano como un trabuco que hasta hace poco estaba claramente enfocado en ofrecer esquemas de representación de clases sociales medias y altas.
Con muy contados acercamientos a los principales movimientos sociales e históricos del país, como el levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, de 1994.
Rodríguez estuvo en Oaxaca para formar parte del Foro Ambulante Ideas, donde hablo en entrevista sobre un país en llamas, y una profesión, la de actor, que a veces otorga cierto resplandor.
“No preparo los personajes como personajes, sino preparo los momentos. Cuando leo en el guion, él se acerca y le da un beso, me topo con toda una construcción que tenemos todos de cómo se realizan esas acciones.”
“Mi acercamiento como actor tiene que ver con darle la vuelta a eso, para vivirlo distinto.”
Gabino debutó en el cine en el 2001, a los 16 años, interpretando a un bachiller que no gusta del rechazó en Perfume de Violetas, la cinta de culto de Maryse Sistach que colocó a la violencia de género y a la miseria como sinónimos de un mismo infierno.
Sin embargo, a pesar de ser protagonista de logrados títulos como Familia Tortuga (2006) y Asalto al cine (2010) Gabino se considera mucho más actor de teatro que de cine, disciplina por la que empezó a tomarse en serio lo de ser actor y a plantearse que es lo que iba a hacer con eso.
Macbeth, adaptación del clásico shakesperiano, dirigido por Jesusa Rodríguez, fue su boleto de entrada al teatro.
“Pase de ser asistente y jalar los cables, a tener el papel de un leñador con tres frases, esa obra me descubrió un universo.”
Lagartijas Tiradas al Suelo, fundada hace más de diez años, es la compañía teatral en la cual Rodríguez se ha podido desempeñar como dramaturgo, actor y director .
“Me interesa el buscar nuevas maneras para representar las cosas, por lo mismo no me interesa el teatro de repertorio.”
Lo de Gabino es el teatro experimental, lo cual también traduce al cine, “mientras más rara la película, mejor.”
Destacando en esta vertiente las seis cintas que ha hecho con el cineasta Nicolás Pereda entre las que se encuentran El verano Goliat Perpetuum Mobile, Juntos y Los mejores temas, cintas donde el histrión normalmente se interpreta a sí mismo, en ese juego de representaciones que para Rodríguez deviene en verdadera creación.
“Se trata de una transmisión de experiencias más que de meterte a hacer un personaje.”
Aunque admite que también ha hecho cine más convencional, como Sin Nombre (2009) cinta donde Scarface era el nombre de su empistolado personaje, un mara a sueldo que se la vivía persiguiendo trenes.
Filmada en Orizaba, se trata de la cinta debut de Cary Fukunaga, director responsable de esa maravilla narrativa que fue la primera temporada de True Detective, y al que Gabino califica ya como un Hollywood Superstar.
“No sé dónde leí que hasta fue novio de Emma Watson.”
Última película, cinta apocalíptica con director filipino filmada en Michoacán, y Lucifer, filme con cineasta belga filmada con cámara con espejo en media naranja que torna a la imagen en circular, son los filmes más recientes de Gabino Rodríguez.
Además de Los crímenes del mar del norte, el recuento que sobre la vida del mexicanísimo serial killer Goyo Cárdenas, ha filmado Maryse Sistach.
Gregorio “Goyo” Cárdenas, el estrangulador de Tacuba, quien entre agosto y septiembre de 1942, ahorco y enterró a cuatro mujeres en el jardín de su casa, es una de las figuras más suigeneris y emblemáticas de la historia nacional.
Un asesino de mujeres que se la pasó 34 años en prisión, se casó en la cárcel, tuvo una familia, fue indultado por el presidente Luis Echeverría, y termino siendo aplaudido de pie por una bola de diputados priistas, en pleno Congreso Federal, calificando de enorme ejemplo de exitosa readaptación social.
“Nunca había interpretado a un personaje histórico. Un referente tan fuerte, una persona que si existió e hizo cosas horribles.”
Gabino cuenta que el de Goyo es un personaje que si preparó, basándose en el libro de Alfonso Quiroz Cuarón, El caso de un estrangulador, donde se dan cuenta de las entrevistas e interrogatorios suministrados a un Goyo Cárdenas que desde el principio dijo que lo suyo era una falla mental.
“Un asesino de mujeres en un país como este no es cualquier cosa, ¿cómo se le da un punto de vista a eso?”
Reflexiona el actor sobre un arquetipo del surrealismo mexicano, cuya historia ha sido transmitida entre generaciones y generaciones de mexicanos.
Un personaje enraizado de una manera extraña y hasta antropológica a la psique nacional.
“Cuando interpretas un personaje sobre el que la gente ya tiene un montón de ideas construidas, lo que sigue es tratar de ir un poco en contra de ellas, a contracorriente.”
“Modificarlas y moverlas de lugar.”
Frase final que en Gabino Rodríguez suena mucho a ley de vida.