Originaria del municipio de San Sebastián Río Hondo perteneciente al Distrito de Miahuatlán, doña Gorgonia Pascual dijo sentirse orgullosa porque a sus 79 años y luego de incorporarse al Instituto Estatal de Educación para Adultos (IEEA), está aprendiendo a leer y escribir, con lo cual está haciendo realidad uno de sus sueños.
“Desde que era niña siempre tuve el deseo de estudiar y no pude hacerlo porque me casé a los 11 años y a los 12 tuve a mi primer hijo. Luego vinieron los demás hasta completar 26 y me dediqué a cuidarlos y educarlos”, relató.
Detalló que en su pueblo natal, las mujeres no estudiaban porque los papás no lo permitían, debido a que los profesores carecían de un sueldo y las familias de los alumnos pagaban con frijol, trigo o maíz. Además porque tenían que cuidar los animales domésticos y debían casarse muy jóvenes.
“En el pasado, los papás arreglaban el casamiento, uno no conocía ni elegía al novio, por eso decían que no era necesario que estudiáramos porque luego nos íbamos de la casa y nada más quedaba el gasto de lo que le iban a dar al maestro” relató.
Sin embargo, doña Gorgonia tuvo 26 hijos, de los cuales la mitad de ellos murieron a causa de la Fiebre Tifoidea, quedando con ella seis hombres y siete mujeres, a quienes a base de esfuerzo les dio estudios por lo menos de nivel básico.
Hace 30 años llegó a la ciudad de Oaxaca, con su esposo Gregorio Bonifacio Hernández e hijos, con la esperanza de encontrar empleo, y en la colonia Lomas de San Javier, del municipio de Santa Cruz Xoxocotlán construyeron su vivienda.
De inmediato, comenzaron a buscar la manera de obtener recursos económicos. Su esposo consiguió ser contratado como ayudante de albañil y ella fue rechazada de una tienda porque no podía sacar cuentas.
Desde entonces se dedicó a las labores domésticas en viviendas, hasta conocer a una profesora quien le dio trabajo diario y con quien actualmente permanece.
Doña Gorgonia expresa que en este trabajo le tienen paciencia, pues a pesar de que es adulta mayor, es responsable y honrada.
Con gran emoción, comentó que desde hace ocho meses -cuando inició sus estudios en el IEEA- su vida cambió, pues ya puede leer el destino del autobús antes de abordarlo al salir del trabajo. “Ahora que sé leer, puedo subir al camión correcto porque antes tenía que preguntar para no perderme”, agrega.
La educando recordó los sufrimientos que pasó cuando tomaba camiones equivocados y tuvo que regresar caminando o esperar que la guiaran para llegar al lugar donde laboraba. Ahora con sólo leer los letreros sabe cuál ruta tomar.
Finalmente, dijo sentirse contenta de estar estudiando, y que sus hijos, hijas y nietos, son su motivación para seguir aprendiendo, ya que su meta es terminar la educación básica.