El caos y el debate de Jorge F. Hernández

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Jorge Fabricio Hernández comenzó a escribir cuentos a los siete años, “comics y mamadas”. Hoy presenta Solsticio de infarto, una antología de su columna semanal “Agua de Azar” publicada durante quince años en el diario Milenio.

“Creo en las coincidencias, en las cosas raras. La columna es de lo que se te ocurra el día que hay que mandarla, de repente tenía un libro en las manos y quería presumir esa lectura y contagiarla.”

Solsticio de Infarto contienen un prologazo de Juan Villoro, ejercicio de amorosa necrofilia en el que afortunadamente Hernández no cumplió su parte al sobrevivir a un infarto que lo mantuvo semanas en terapia intensiva.

En su columna Jorge escribió de Los Beatles (“soy muy fan , le escribí una carta a George Harrison agradeciéndole Something”) de Eliseo Alberto, fallecido escritor al que consideraba su hermano mayor, despidiéndose de él en una especie de carta de la que no le importó que pudiera sentir nadie más, de Carlos Fuentes, al que conoció cuando era niño, pues su padre lo llevó a verlo en la Biblioteca del Congreso, en Washington, donde Fuentes confeccionaba Terra Nostra, auspiciado por una beca.

“Yo pensé que era su biblioteca, después una maestra me dijo que esa biblioteca la había fundado Thomas Jefferson y llevaba más de doscientos años acumulando libros.”

“Pensando que la Biblioteca era suya y el Capitolio era su casa, le pregunte a mi padre de que vivía aquel hombre tan guapo que hablaba perfecto español, francés e inglés.”

“Vive de lo que escribe.” me respondió, y yo pensé, “guau, yo quiero hacer eso.”

Jorge F. Hernández mira a la columna periodística como un termómetro de la adrenalina personal.

“A veces hablas de políticos, de las ejecuciones, de todo lo que ha ensombrecido a México.

“Espero que leyendo este libro, donde se pueden encontrar temas de dulce, chile y de manteca, el lector se dé cuenta de que quiero ser escritor y trato de ser un mejor escritor todos los días.

Sobre como aborda un columnista que se dedica a la literatura, los asuntos políticos de un país que ya ha hecho de la explosión su mantra, el literato considera que en México y los países hispanoamericanos les han dado mucho por darles voz a los escritores como si estos fueran candidatos a la presidencia.

“Les preguntan que opinan de los semáforos, de la contaminación ambiental y de los transgeneros.” (Aunque sospecho que Jorge quiso decir transgénicos)

“En Irlanda a Seamus Heaney cuando gano el Nobel le preguntaron sobre su poesía, no sobre lo que pensaba sobre el primer ministro o la Reina de Inglaterra, y no es que no le importara, sino que esa opinión era parte de su vida privada, como ciudadano.”

“Yo como ciudadano digo este cabrón es un ratero, o esta señora ganó siete millones y medio de dólares en una telenovela que era malísima.”

Hernández aclara que, no se considera un activista, aunque eso no impidió que fuera uno de los pocos escritores que en el 2011 fuera a la fosa de San Fernando, Tamaulipas, a leer un cuento, frente al rastro de infierno de los 193 almas encontradas ahí enterradas.

Hernández considera también que, no ha hay todavía una gran novela sobre el narcotráfico.

“Elmer Mendoza se ha acercado. Me ha tocado ver cómo hay que gente en Culiacán que se la ha mentado, achacándole que el inventó la leyenda negra sobre la ciudad, cuando solo estaba registrando la realidad.”

De vuelta a los escritores sobre la política, el actual columnista de El País aclara que, no le gustan “los oportunistas. Los que escriben una novela sobre la independencia cuando viene el aniversario. Eso ya es marketing.”

Jorge asegura que, su enfoque no es el de un analista, sino de alguien que gusta de la ironía y el sarcasmo para explicar las cosas, razón por la que considera que no ha roto con lo que escribe porque así son sus cuentos.

“Por más que yo intente inventar cosas raras la realidad siempre me gana, quien se iba a imaginar que Lagrimita se iba a lanzar de alcalde, o Cuauhtémoc Blanco, el hombre sin cuello.”

Sobre el escritor Tryno Maldonado y su publicitado nuevo estado de inquilino de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, el escritor se limita aclarar que no ha leído lo que Maldonado ha escrito al respecto.

Se le aclara a Jorge que, su libro sobre su estadía en la Normal, Tryno todavía no lo ha publicado.

“Pero lo anda vendiendo, eso ya te dice todo, al parecer el ofrecimiento por el libro son treinta mil euros.”

Hernández comenta que, dejó de escribir Agua de azar porque lo rebasó el horror. “Me entró una depresión profunda, realmente se me partió el corazón. Esos chavos (los 43 normalistas desaparecidos) tenían la edad de mis hijos. Todo tan nefasto”

“Desde el primer día, cuando todavía no sabíamos nada. Me dije esto ya está más allá de lo que pueda opinar o pensar.”

Jorge relata que él también fue a la normal de Ayotzinapa, “pero yo no me fui a vivir ahí porque sigo viviendo fuera de ahí. Si Tryno puede hacer eso, que bueno. Habrá que ver que es lo que escribe.”

Hernández declara que, México está en una fisura muy profunda y significativa, que tiene que llevar a un quiebre.

“Estamos al filo de un renacimiento cultural, los jóvenes poetas que están escribiendo y cantando. Esos van a marcar una época muy chingona para la cultura mexicana.”

“Hoy ya van cien mil muertos, en la Revolución fueron un millón. No estoy comparando pero lo que digo es que ya hubo antes una fractura en este país hace más de cien años donde tuvimos que volver a sentarnos y ver a donde va este pedo.”

Hernández propone que si México está realmente al servicio del capital extranjero, pues que se diga y se ponga en la Constitución.

“Se necesita volver a plantear el pensamiento, nuestra geografía, con doscientas millas marítimas que no tenemos posibilidad de custodiar.”

“Pistas de aterrizajes de aviones donde la mayoría están al servicio del narco en un negocio de ochenta mil millones de pesos.”

El escritor mira urgente el replantear un nuevo carácter para las instituciones del país, donde todas y todos nos sentemos, y todas y todos tengamos una voz.

“Cancún vive del turismo pero también del narco. Legalizar ese negocio ya lo hará funcionar de otra manera, como el tabaco y el alcohol .”

De vuelta a la literatura, Jorge asegura que, con el libro electrónico crece el número de lectores, y sobre cómo aun hoy en día nadie ha encontrado un formula probada para sacarle dinero a internet, el escritor evalúa.

“Se la van a encontrar, lo que nos importa a los escritores es que nos lean. La rentabilidad se la voy a dejar al departamento de contabilidad. Yo escribo diario, publicar es otra danza.”

“Muchos escritores están escribiendo lo que les piden las editoriales, lo dicen abiertamente, ahorita lo que se necesita son vampiros, adolescentes y mucho sexo. Y entonces tú le dices, yo no lo entró.”

Jorge relata el momento en el que descubro que, podía leer y si lo hacía no era para entregar una tarea.

“Un amigo en la prepa me regalo un libro de José Emilio Pacheco y le dije,- pero esto quien lo pidió-,

“-Nadie güey, te lo estoy regalando.-“

“- ¿Pero para cuándo es?-“

“- Para cuando tú quieras-“

Hernández cuenta que, le costó un tiempo darse cuenta de que no tenía que hacer una ficha sobre la lectura, pero que una vez que lo hizo, el camino estaba hecho.

Hoy el escritor ha publicado un libro de crónicas y ensayos de ensayos, donde en uno de ellos hace referencia a un debate presidencial que no le gustó.

“Entonces empecé a debatir conmigo mismo y no me convencí nada.”

El debate interno de Jorge F. Hernández es un caos que alimenta.