“En 1983, regresé a México con la idea de formar la mejor banda de Heavy Metal que haya existido en la historia de este país, y me pregunté, ¿quién va a ser el mandamás?, pues yo, y al que no le guste se va a la chingada.”
Raúl Fernández Greñas es duro y claro como un metal, fundador y guitarrista de Luzbel, Greñas regresa con la banda que prácticamente inauguró el heavy metal en México, cual Ave Fénix echando madrazos, después de 17 años de retiro.
“De repente como rockero loco, los excesos te ganan, y a mí me ganaron, veía videos míos y ya no me reconocía. Me retiré a tiempo, para no estar haciendo osos.”
Greñas siempre tuvo en la mente regresar, pero primero tenía que vencer a un amigo que terminó por convertirse en un demonio: el alcohol.
“Me dije el día que cumpla un año sin una sola gota de alcohol adentro, regreso. Me costó 17 años, ese fue el pedo.”
Greñas, enfrascado ahora en un pleito legal por el nombre de la banda con el tercer vocalista de Luzbel, Arturo Huizar (del cual confía en que se arreglará pronto) afirma que se siente mejor que hace más de veinte años.
“Veme en las fotos de La rebelión de los desgraciados (el último disco que grabó antes de su retiro en 1994) y veme ahorita.
“Hay una cosa muy vaciada, en todos mis discos con Luzbel, en ninguno se repite la misma alineación y no porque yo sea un ogro, sino porque la gente no es profesional y les digo gracias y ahí te ves.”
Luzbel tendría una primera y efímera alineación integrada por Hugo Tamez en la batería, Fernando Landeros, en la segunda guitarra, Jorge Cabrera en la voz, Antonio “la Rana” Morante en el bajo y Greñas en la primera guitarra.
“La música yo la traigo desde los cinco años, mi hermano me llevaba diez años y en la casa siempre se oía desde el perro lanudo, hasta Jimi Hendrix, Frank Zappa y Mozart.”
“Me encantaban los Beatles, pero el día en el que ví una foto de los Kinks, me gustaron más, por la mata.”
Greñas dice que de la música puede que apenas se viva, pero que si no es el bolsillo, al menos es el alma el que se llena de cosas.
“Hendrix para mí ya era metal.” Considera el músico y menciona a Black Sabbath y Led Zepellin como los grupos que le volaron la cabeza a los trece años. “Los oí y supe que eso era lo que quería tocar toda mi vida.”
“Tu meta debe ser quiero ser el mejor, sin creértela” Greñas suelta esta máxima mientras cuenta que estudio música clásica para complacer a su mamá, pero que estaba “cabroncisimo.”
“Era mucho tiempo, los concertistas estudian quince horas diarias. Ahí fue cuando a los 19 años me dije, yo metaleo y a la chingada.”
Para el Greñas el metal es la música del concreto, de las grandes urbes, “el viaje de la gran ciudad en la que sales a la calle y traes una energía muy cabrona y entonces todo eso lo sacas. Esa agresividad, esa locura fluye muy chingón con el heavy metal.”
“El metal te deja ser. Es mi vida, es el poder. Yo soy un cabrón muy agresivo y esa la saco por medio de mi guitarra. Es mi pastillita de cálmate, es mi dalay.”
Raúl, de 56 años, cuenta que cuando está mal o deprimido, agarra su guitarra y se le baja “todo el pedo.”
Comenta que las redes sociales le han hecho ver que hay mucha gente que lo quiere y respeta ese inconfundible estilo suyo para sacarle el alama a las cuerdas.
“Al mismo tiempo que te da un gran gusto, también te da un enorme compromiso.”
Sobre como mira a la escena del metal en México hoy en día, Greñas considera que por la difusión que existe, la banda se da a conocer mucho más rápido. “Hay una cantidad de grupos excelentes que no había antes.”
“Antes los grupos buenos estaban en Monterrey, Guadalajara y D.F y párale de contar, ahora a donde llegas hay muy buenos grupos. Hoy hay mucha más calidad que antes.”
Pero a los empresarios y los foros los mira peor que nunca. “Antes te peleabas con el empresario para que te pagará, ahora le pagas para que te deje tocar.”
Ángeles y Demonios y Hermes son para Greñas algunas de las actuales bandas metaleras que valen realmente la pena, y sobre si posee algún consejo para los que empiezan, Greñas se revuelve la mata.
“Que se preparen y que no toquen gratis. Para poder exigir tienes que respaldarlo con un nivel muy chingón.”
Greñas afirmas que “ni madres se puede vivir de la música, y menos del Heavy Metal. A lo mejor del pop.”
“En los ochentas en Luzbel fuimos punta de lanza del heavy metal, ahora somos punta de lanza de los reencuentros de los viejitos. Ya todo mundo anda bien prendido regresando, como Megatón.”
Comenta el músico entre risas y afirma que sus colegas siempre le han merecido todo su respeto.
Sobre el pasado, Greñas afirma que nunca hubo apoyo, y que las disqueras grandes son y siempre han sido puro blof.
“Salí de WEA y le dije al ejecutivo si no me vas a apoyar, dame la carta de retiro, y me la dieron. Al Pedrito Fernández se lo chingaron no sé cuántos años.”
“Hoy esta para el lado independiente, ya casi todo el mundo tiene estudio de grabación en su casa, te mueves por las redes sociales. Si acaso te agarras una buena distribuidora y se acabó.”
Además de Luzbel, Greñas confecciona velas y realiza clínicas de guitarra. “La das, agarras una tocada o te das el rol y vas dejando legado. El que sabe que comparta.”
Sobre Oaxaca, en la ofreció junto con el nuevo Luzbel (Mike de la Rosa en la voz, según greñas, “un excelente cantante al que nada más le falta un poco de maldad”, Víctor Nava y Mata en el bajo y Jorge Curiel en la batería) hace unos días un concierto inolvidable que a los fans todavía los tiene metaleando, Greñas recuerda a Cuero y Metal, “una banda metalera muy chingona, eran muy buenos.”
“A los trece años me fui de mi casa y mis primeros champs me los aventé en San José (del Pacífico) ahorita que pase por allá hasta los pelos se me erizaron.”
A los oaxaqueños (antes del concierto) los define como muy “locochones”
“Se van, se madrean y hasta se matan.” Greñas recuerda que el anterior concierto de la banda en Oaxaca, hace más de veinte años, celebrado en el Club de Leones, “balearon a un güey y el Huizar (vocalista en ese momento) hasta se fue a esconder detrás de las bocinas.”
Greñas considera que hay público de ciertos lugares que responde más chido a sus conciertos, “donde te cantan las rolas y hasta las lágrimas se te quieren salir.”
Pero no dice nombres para no ofender a nadie.
Greñas asegura que con el nuevo Luzbel ha grabado un disco que suena como ningún otro de la banda, con dos rolas nuevas y un trabajo muy arduo.
“Lo que estoy esperando es que se defina el problema con este pendejo (Arturo Huizar) y entonces sí, ¡vámonos!”
Y sobre el tiempo, sus estragos y el arte de sobrevivirlos a los dos, el creador de Luzbel asegura.
“Me veo bien madreado pero mejor. Ahora ya hasta mi vieja me dice que soy guapo, antes no. Antes me decía pinche borracho abotargado sáquese para allá. Ahora hasta me llama papacito.”