San Pedro y San Pablo Ayutla, municipio de entrada la región mixe, se convirtió hace unos cinco años en la primera comunidad del país en definir su campo visual con una señalética en lengua indígena y nativa del lugar.
“Fue todo un proceso, desde reunirse, platicar sobre su importancia. Consultar, discutir porque se iban a llamar de tal manera, y al final determinarlo. Mandar hacer los grabados, fijar las placas , fijar los números”.
Comenta la lingüista y originaria de aquel municipio, Yasnaya Aguilar, recuerda que muchos de los nombres de las calles y veredas fueron recuperados de la tradición oral.
“ Muchas calles ya tenían nombre, no hubo que bautizarlas demasiado, como un camino cuya traducción al español era “la divinidad del campo”
Aguilar menciona que Ayutla y su comité de toponiminia hicieron uso legitimo de su derecho a una señalética oficial propia y en sus términos, con la ley general de derechos lingüísticos de los pueblos indígenas estableciendo de antemano que es un derecho de los pueblos el contar con un señalética que pueda ser reconocida en tu credencial de elector, en las lenguas originales de los propios territorios.
Comenta que se hizo con la idea de recuperar los espacios de la comunidad en mixe, apoyándose en los grabados del artista local, Cosme García Máximo, quien recreó en su obra de manera abstracta y figurativa, el significado de cada calle, de tal manera que personas que no hablaran mixe pudieran reconocer la grafica y asociar los significados.
Yasnaya apunta que también los números de las casa fueron incluidas en la adecuación visual , pues en las lenguas indígenas no todas conservan su numeración, pues a veces cuentan hasta cinco y después ya se pasan a la numeración en español .
Apunta que el en el caso de la numeración mixe, esta es un sistema vigesimal que cambia cada veinte números , donde 35 es 20 y 15
Con motivo de la fiesta patronal del pueblo y el celebrar un nuevo año de esta independencia visual, hace unas semanas se celebró en Ayutla una calenda infantil, donde las marmotas son de niños, además de la apertura de un encuentro de narraciones en mixe.
En la que también se hicieron presentes la gran tradición de grupos de música de cuerdas y conjuntos típicos de la región, donde se realizaron encuentros de bandas de violín, mandolina y bajo de música mixe.
Aguilar comenta que, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas participó en un parte de la instauración de la nueva señalética, pero que el trabajo fuerte vino de la propia comunidad, con el cercano Tlahuitoltepec siguiéndolos después en su definición de sus caminos con su nombre en mixe.
“Esto dispara procesos para pensar la escritura y para mirar diferente el espacio. Te lleva a pensar desde el espacio desde tu propia lengua, lo cual te hace más consciente”.
Yasanaya destaca los actuales esfuerzos que hay en su comunidad para defender la lengua y para que los niños la hablen y la hablen bien, sin ataduras ni miedos.
“Imagínate que todo lo que ves gráficamente estuviera escrito en alemán, en una lengua que tu no hablas. Eso es lo que sucede en muchas comunidades indígenas”.
Aguilar finaliza con una sentencia que define el esfuerzo.
“Para ejercer autonomía hay que empezar por cambiar nuestro paisaje gráfico”.