Corrupción genera violaciones a derechos humanos, advierte defensor Peimbert

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El Defensor de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, Arturo Peimbert Calvo, advirtió que la pobreza que sufre una parte importante de la población oaxaqueña es caldo de cultivo para la corrupción, la impunidad, el caciquismo y, en consecuencia, la violación de distintos derechos políticos, sociales, económicos y culturales.

El ombudsman puntualizó que “la injusticia y la arbitrariedad, como las serpientes, prefieren los pies descalzos del pueblo en situación de pobreza”, y recordó que hizo ese señalamiento a la comunidad de Putla Villa de Guerrero cuando inauguró las nuevas oficinas de la Defensoría Regional de ese distrito, el 4 de julio último.

Por ese motivo, dijo, “he instruido a todo el personal que labora en la Defensoría a apropiarse de la misión superior de identificarse con la gente que padece esa condición, de ser con la población en situación de pobreza, de ser en la comunidad que padece la pobreza”.

Peimbert Calvo señaló que sólo con esa visión social, aunada a la vocación de servicio para todas y todos sin excepción, la Defensoría del Pueblo de Oaxaca encontrará su sentido profundo y podrá evitar el riesgo de convertirse en una oficina más, “en un cascarón vacío como tantos otros”.

El titular de la Defensoría subrayó que las personas que por algún agravio llegan a buscar el respaldo del organismo autónomo son, por lo general, las que padecen de manera recrudecida situaciones de pobreza.

Denunció que la pobreza acendrada que se vive en Oaxaca es en sí misma garantía de incumplimiento de los derechos humanos, puesto que implica la ausencia de los satisfactores considerados mínimos para una vida digna, tutelada por el derecho internacional de los derechos humanos y por los ordenamientos nacionales y estatales.

Peimbert Calvo enfatizó que, tomando en cuenta el marco legal de la Defensoría, una transformación real y profunda en nuestra sociedad será posible no sólo mediante las necesarias acciones correctivas cuando ya se ha violado algún derecho, sino también por un cambio social estructural.

Recalcó que la miseria y los sistemas perversos de relaciones políticas y económicas que la permiten, son condiciones estructurales que usa el sistema político para impedir que la sociedad goce cabalmente de sus derechos.

El ombudsman consideró que la transformación estructural necesaria para reducir la corrupción, la impunidad y la pobreza sólo será posible si todas y todos vislumbramos nuestras capacidades para ser sujetos de nuestro propio desarrollo, en vez de resignarnos a formar parte de una masa pasiva y conformista.

Llamó a la comunidad oaxaqueña a poner su inteligencia y creatividad al servicio de la sociedad, pues la transformación estructural del sistema político y social solo será posible si la población y las autoridades, en conjunto, tienen la capacidad de construir y modificar las instituciones desde la ciudadanía.

Peimbert Calvo expresó que sólo la claridad sobre las numerosas violaciones a los derechos humanos que han ocurrido en la entidad, estableciendo puntualmente quiénes son las víctimas y sus victimarios, podrá prevenir que la violencia institucional recrudezca las condiciones de corrupción, impunidad y carencia de recursos económicos y éticos que hoy padece una parte sustancial de la población oaxaqueña.

Al insistir en que la acción ciudadana es fundamental para frenar la violencia que afecta a la sociedad, destacó la relevancia que tiene el trabajo de quienes hoy se empeñan en desentrañar la verdad sobre estos hechos a fin de asegurar una memoria colectiva: las defensoras y defensores de derechos humanos, junto con las y los trabajadores de los medios de comunicación.

No hay que olvidar los numerosos crímenes que nos colocan en una situación de injusticia para las mayorías, dijo el Defensor del Pueblo de Oaxaca, “por eso es imprescindible que no perdamos de vista esas injusticias, porque es nuestra forma de ayudar a que amanezca, como escribió Rosario Castellanos: Recuerden, recordemos, hasta que la justicia se siente entre nosotros”.

Finalmente, Peimbert Calvo reiteró su llamado a trabajar de la mano, autoridades y ciudadanía, para lograr esos los objetivos de justicia, democracia, paz, “pues sin derechos humanos, sin democracia, es imposible la paz digna, la paz duradera, puesto que la paz que no emana de la justicia no es paz”, recalcó.