Artista mixteco lleva su obra al extranjero

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Felinos, aves reptiles, entre muchos otros animales endémicos de la Costa chica oaxaqueña, son el alma que nutre los grabados del indígena mixteco Olegario Hernández, cuya obra actualmente se encuentra expuesta en el Santa Fe International Folk Market, en Nuevo México, Estados Unidos.

Con el apoyo de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (SECULTA), en cumplimiento al Eje de Fomento del Desarrollo Cultural Sustentable del Estado del Programa Sectorial de Cultura 2011–2016, el maestro Olegario llevó al vecino país del norte, la influencia de su cultura y el respeto por la flora y fauna del medio ambiente que lo rodea.

Originario de Pinotepa de Don Luis, Olegario Hernández cuenta entre los surcos de su obra, una historia de superación que desde muy pequeño lo movió a aprender la talla de la jícara, un fruto proveniente del árbol del mismo nombre que crece en la Costa oaxaqueña.

De acuerdo al propio Olegario, fue años más tarde que decidido a perfeccionar su técnica, decide estudiar Artes Plásticas en Guadalajara, ciudad donde encuentra un benefactor a quien conoce mientras se ganaba la vida vendiendo en plazas y jardines, las jícaras labradas que había aprendido hacer desde pequeño.

Al término de sus estudios –refiere-, y aún con la inquietud de rescatar el oficio de la talla de la jícara, regresa a su comunidad donde debió enfrentar el celo de los labradores más grandes, quienes se empeñaban en guardar los secretos de este arte y aseguraban su extinción.

Han sido años de paciencia y trabajo, subraya, sin embargo, a la fecha ha logrado no sólo reestablecer este arte como un oficio en Don Luis, sino también ha constituido un taller donde personas de otras comunidades pueden aprender la talla y asegurar un modo de vida para ellos y su familia.

Aunado a ello y derivado de las ganancias de este taller, logró la adquisición de un área importante de terreno donde ya se siembra el árbol de la jícara a fin de asegurar la provisión de material para los artesanos.

“Así no pueden decir que no hay jícara”, dice entre risas.

De la jícara al papel

En 2011 Olegario se traslada a la Ciudad de Oaxaca y comienza a introducirse en la técnica del grabado, específicamente en la litografía, es decir, la talla de figuras en piedra para después realizar impresiones sobre papel.

Esto no le fue difícil, pues la talla sobre jícaras le había proporcionado ya las bases del grabado, así que sólo debió adaptar sus herramientas y cambiar sus gubias de siempre por unas fabricadas por él mismo con ayuda de su ingenio.

En aquellos años, su talento llamó la atención de Francisco Toledo, y el mismo año este reconocido pintor invitó a Olegario a exponer junto a él y al maestro José Luis Cuevas en el Museo Nacional de la Estampa.

Desde entonces el despegue de Olegario ha sido imparable y su obra ha estado en reconocidas galerías y espacios de arte. Además de venderse para ser llevada a distintos rincones de México y el extranjero llevando como mensaje el respeto y cuidado por la fauna, flora y el medio ambiente.

Una muestra de ello es la talla especial que el grabador realizó en una de las guitarras del músico mexicano Carlos Santana, misma que lo ha llevado a pensar en la realización de una serie especial de guitarras talladas que pueda ser expuesta a nivel internacional.

El Santa Fe International Folk Market

“Una vez fui a la farmacia y ahí había una norteamericana que me preguntó qué hacía, así que la invité a conocer mi trabajo. Ella me dijo que yo tenía que exponer en ese lugar y así fue, ahora ya está esa exposición”, relata con tranquilidad Olegario en relación a la reciente inauguración de su exposición en el Santa Fe International Folk Market.

En este centro dedicado al fomento del arte tradicional, explica, participa con una muestra especial de jícaras en una exposición que ya le abre las puertas a otras posibilidades para su obra gráfica en el extranjero.

De esta forma, Olegario Hernández avanza sólidamente hacia la reivindicación del trabajo del artesano como un artista contemporáneo que trabaja en comunión con sus raíces y la naturaleza que lo inspira, así como a la reapropiación de una técnica que le permite manifestarse de otras maneras.