La hospitalidad, generosidad y hermandad de los 16 pueblos originarios de Oaxaca, quedaron de manifiesto durante la edición matutina de la Octava de la Guelaguetza 2015, en la cual, miles de familias oaxaqueñas, turistas nacionales y extranjeros, admiraron y ovacionaron la fiesta pluriétnica más grande de México y de América Latina.
Durante la celebración que se prolongó por tres horas, las y los bailarines mostraron el colorido de su indumentaria tradicional que se distinguía por los bailes, sones, jarabes y chilenas, que fueron interpretados con el acompañamiento de bandas de viento y de instrumentos de metales.
Asimismo, compartieron el sabor de la gueza de sus pueblos que consiste en productos y alimentos de su región, como son fruta, pan, chocolate, café y bebidas.
En punto de las 10:00 horas, la Diosa Centéotl 2015, representada por la joven Indira Tanivet Jarquín Vásquez, subió al escenario portando entre las manos una espiga de maíz labrada en hojalata. Ataviada del vestuario e indumentaria de la China Oaxaqueña, dio la bienvenida a los más de 11 mil asistentes que disfrutaron de un remodelado Auditorio Guelaguetza.
Después, subió al palco oficial encabezado por el Gobernador Gabino Cué Monteagudo; la Presidenta del Consejo Consultivo del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia, Mané Sánchez Cámara; la joven Mané Cué, así como demás invitados especiales, para presidir una de las fiestas étnicas más importantes de Latinoamérica.
Entre ovaciones y aplausos, se abrió paso la chirimía, que con el sonido del carrizo, caracol y tambores, anunciaban el inicio de la fiesta. Ondeando sus largas faldas y canastas llenas de flores, las Chinas Oaxaqueñas acompañadas de los bailarines que portaban enormes monos de calenda y faroles de papel celofán, animaban a los presentes.
Tocó el turno a las aventuras de los arreadores de ganado de la Mixteca, que fueron recreadas por los rubios de Santiago Juxtlahuaca, quienes a través de sus bailes rastrearon el ganado perdido. Acompañados por las “mamacitas” y la banda de música, bailaron el “Son de Cordillera”, “Pasada Punta Pie”, “Rastro y jarabe del Toro” y “Gusto de Santa María”, entre otros.
Las tradiciones de la región del Istmo de Tehuantepec fueron recreadas por la Delegación de Ciudad Ixtepec, cuyos bailarines mostraron con alegría cómo se realiza la calenda, la tirada de fruta y la noche de vela, en la cual se interpreta la música de la región como la tradicional “Sandunga”.
La tierra de María Sabina se hizo presente. Las mujeres de Huautla de Jiménez, portando el huipil con listones en tonos rosa mexicano y azul, subieron a la rotonda para presentar la “Ceremonia del Matrimonio”, que inicia con el ritual de la lavada de cabeza de los novios, para después bailar por su felicidad al son de “Flor de Naranja”.
La celebración continuó al ritmo del Jarabe del Valle y El Pichón Tradicional. La Delegación de Ocotlán de Morelos mostró parte de sus tradiciones con “La Llevada del Guajolote”, que consiste en el otorgamiento de un presente por parte de la familia del novio a la familia de la novia. Dicha práctica que inició desde el siglo XIX, aún se realiza en las fiestas patronales y familiares de la población.
En este espacio de intercambio cultural, San Andrés Huaxpaltepec compartió los sones de fiesta que conjunta a las regiones de la Costa y la Mixteca.
Los Ñuu Savi se hicieron presentes con su Canción Mixteca y fueron recibidos con el ondear de los sombreros por parte de las 11 mil almas albergadas en la Rotonda de La Azucena, quienes con gran ánimo estaban listos para disfrutar de los pasos del Jarabe Mixteco, que se practica en la ciudad de Huajuapan de León.
Una excelente cosecha de piña, se festeja con el Fandango de Loma Bonita, municipio enclavado en la Cuenca del Papaloapan. Portando un abanico, faldas floreadas y rebozos, las mujeres y hombres de este municipio, mostraron la riqueza cultural de su región.
Posteriormente, subieron al estrado los bailarines de Cuilapam de Guerrero, quienes a través de la “Danza de La Pluma”, mostraron al mundo las marchas, himnos, pasos dobles y sones que representan la conquista de los aztecas por parte de los españoles.
Altivas y elegantes, las mujeres costeñas de San Juan Cacahuatepec manifestaron su picardía y cadencia al ejecutar las chilenas de su región como “El Costeño” y de pura “Costa Chica”, así como los sones de la Chicatana.
Y se oyó el verso: ¡Baila doncella la danza, baila con una piña en el hombro!, lo que provocó una ovación en el Auditorio Guelaguetza para anunciar el inicio de “Flor de Piña”, uno de los bailes más vistosos por la frescura con que bellas jóvenes ataviadas con huipiles multicolores y una coordinación impecable muestran la alegría por la buena cosecha de piña.
Después subió al estrado, la Delegación de San Antonino Castillo Velasco para dar a conocer La Dote y el Tercer Día de Fandango. Dicha representación, muestra el tercer día de la boda, cuando el último hijo varón de la familia se casa.
Se acercaba el final de la segunda presentación de Los Lunes del Cerro y desde las escaleras, descendieron los bailarines que conforman el carnaval de Putla Villa de Guerrero, un municipio oaxaqueño donde conviven diversos grupos étnicos y dan vida a una fiesta en la que se admiran jocosos y sensuales sones y chilenas.
El festejo concluyó con las Chinas Oaxaqueñas, que ejecutaron el Jarabe del Valle, como invitación para continuar con la celebración de los Lunes del Cerro en su edición vespertina.