LA X EN LA FRENTE: LA CARTA DE LÓPEZ OBRADOR

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“Un político divide a las personas en dos grupos:

en primer lugar, instrumentos;

en segundo, enemigos” F. Nietzsche

“No se puede ser y no ser algo al mismo

tiempo y bajo el mismo aspecto” Aristóteles

“El hombre emplea la hipocresía para

engañarse a sí mismo, acaso más que

para engañar a otros” Jaime Luciano Balmes

Especialmente, en tratándose de política, toda acción u omisión notoriamente pública de sus actores, lleva una intencionalidad.

¿Por qué Andrés Manuel López Obrador va a Europa? ¿Por qué a Roma? ¿Por qué al vaticano? Y lo más notorio ¿Por qué le entregó una medalla y una carta al papa que además hizo pública? ¿Por qué la carta no fue de puño y letra, sino hecha en computadora? ¿Por qué entregarla con un “error de dedo?

Públicamente ese gesto para con Francisco fue en razón de su liderazgo espiritual, pero en política no podemos obviar que el Sumo Pontífice es Jefe del Estado Vaticano. Su doble condición le permite ser uno de los líderes políticos con más influencia sobre las democracias occidentales, incluida México, aún a pesar de gobernar sobre el país más pequeño del mundo.

Fiel a su estilo propagandístico, AMLO filtró a los medios una fotografía de su carta. Estaba evidentemente interesado en que la gente no solamente conociera el contenido, sino estuviera en contacto visual con el papel que después tendría en sus manos Bergoglio.

La carta puede leerse fechada el mismo día de su entrega. ¿La escribió en la madrugada? ¿Viajó con una impresora portátil? ¿Durmió en casa de un amigo en Italia? ¿La llevaba preparada desde aquí pos fechada?

Llama poderosamente la atención un error de dedo. Obrador se comió una “s” y la agrega con bolígrafo. ¿Es que el mesías tropical no lee sus textos después de escritos en computadora? ¿Es que no escribió de “dedo y letra” la carta, solo la dictó y esa “s” fue error del amanuense?

¿Usted, amable lector, le escribiría una carta al papa, al jefe de la Iglesia en el mundo, en computadora? ¿Usted se la entregaría con errores ortográficos?

A mi juicio era una carta lo suficientemente breve como para no escribirla por propia mano. Andrés Manuel decidió solo estampar su firma al final de ella. Si lo que pretendía era mayor contacto emocional tanto con el destinatario formal como para los verdaderos destinatarios que en 2018 serán electores, nada como “arrastrar el lápiz”.

¿Será que tiene tan mala caligrafía? No me explico. Escribir de puño y letra es siempre más sencillo y lo ideal en este tipo de circunstancias.

Sin duda para AMLO el fin sigue justificando los medios y su obsesión por la presidencia de México lo ha llevado a una hipocresía desesperada.

Más allá de los propagandísticos cuestionamientos sobre el origen de los recursos que lo llevan a hacer este tipo de visitas, en su perturbada obsesión, Obrador puede vestir un día la levita negra de Juarista confeso y al día siguiente escribir un texto en que le confiesa al jefe mundial del clero: “… mi sincero reconocimiento a su labor… como representante de la iglesia católica” y “…mi profunda admiración a su persona y liderazgo”.

Estas deferencias no tendrían nada de extraño si no vinieran de AMLO, uno de los principales detractores del gobierno de Fox y su proclividad a revolver fe y política. Al menos en Fox y Marthita era convicción. En Andrés Manuel percibo un medio más en el camino hacia su sueño.

Y es que la disonancia cognitiva parece ser el sello de esta nueva aventura de AMLO Sawyer. Le regala al Papa una medalla de Fray Bartolomé de las Casas justificando que era “defensor de los indios” y más tarde reconoce su cercanía con “los adinerados” a quienes dice haber convencido de “no dar la espalda a los que sufren”.

En el mejor de los casos, AMLO les habrá convencido de ver primero por los pobres de México que por sus empresas, sus lujos y sus fortunas; y en el peor de los supuestos, la frase que le escribió al Papa será una mentira y un desvarío más es su delirio presidencial.

Con esta carta, sin duda alguna, López Obrador fue a ponerse a las órdenes del Papa y no lo hizo a título personal, sino a título de un político en campaña.