Philippe Petit desafío a la gravedad y al destino. Una mañana de 1974 tendió un cable en la distancia a 110 pisos de altura que dividía a las dos torres gemelas derruidas hasta sus cimientos por dos aviones comerciales 27 años más tarde, y camino por el.
Pero En la Cuerda floja (2015) la cinta que hoy habla sobre su hazaña no hay destrucción alguna. Al contrario, es la historia de un tipo que construye a conciencia su propio mito y se pone a malabarear en el.
Joseph Gordon Levitt en el papel titular, demuestra una vez más que lo suyo, lo suyo, es intensear con todo y lograr una actuación viva e hipnótica en el proceso. Su equilibrista Petit es un monstruo indomable del ego creador e irredento, capaz de buscar cómplices antes que colaboradores con tal de encaramarse en una cuerda de la que si se cae, solo lo podrán levantar con una espátula.
Antecedido por el excelente documental El hombre en el alambre (2008) de James Marsh, donde Petit daba pelos y señales de su enamoramiento a primera vista de los dos embudos de kilométrico concreto, el veterano Robert Zemeckis (padre del efecto especial de película de diálogos con Forrest Gump-1994) se da vuelo en retratar la caminata del francés virulento sobre un abismo no apto para acrofóbicos.
La prolongada caminata de Petit sobre la cuerda, a ida y vuelta de gendarmes con cara de que se están cagando en los calzones, que en el documental de Marsh solo podíamos imaginar por medio de audios y fotografías, es de una resolución virtuosa algo inesperada en un cineasta al que ya se le hacia oxidado y poco presto al olvido.
Zemeckis regresa a su forma de creador de imágenes gozosas y fulgurantes (Dos bribones tras la esmeralda perdida, ¿Quién engañó a Roger Rabitt?) con un Gordon Levitt columpiándose en su propia calma, duda y desasosiego, transformando esa distancia entre esas dos moles del capitalismo más salvaje, en el campo de juegos del nirvana mas zen y conjugado.
Levitt, que lo mismo puede darle credibilidad y sentimiento a un asaltante amnésico ( El vigía, 2007), que a un prostituto gay enamorado de su violador ( Piel misteriosa, 2004) que a un Humphrey Bogart de High School ( Brick, 2005), que a un Romeo enamorado de un diablo con rostro de ángel (500 días con ella, 2009) que a un joven Bruce Willis con eterno rictus de asco (Looper,2012) , entrega aquí una de sus actuaciones físicamente más demandantes (lo que ya es decir).
Sin duda alguna esta caminata por un cielo neoyorkinos que avizoraba unos buenos presagios que al final no pudo cumplir, resulta ser una de las películas del main stream hollywoodense más potentes y cumplidoras de lo que va del año.
Sobre todo si tu manera de entrarle incluye un 3D que puede hacerte vomitar hasta a las suelas.