COLUMNA: Fogonero

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El huracán y la psicosis

Joaquín López Doriga en su noticiero mentiroso gritando con cara de torero corneado un ¡extreme sus precauciones! , el pánico, el vértigo, el demencial nubarrón satelital que se posaba sobre casi la mitad del país con pinta de que ahora si (ahora si) ya todo se lo iba a llevar el demonio, el mmmta de sentir que otra vez había que bailar con la más fea, cadenas de oración salidas de la nada y potenciadas al milenio por la preocupación más extrema, el ¡fuerza hermanos! con mandatos de mucha luz, las ganas de salir corriendo y gritarle a Buda un porque nos has abandonado, predicadoras televisivas que cubrían con la bondad del creador un punto en el mapa llamado México haciéndole a Satanás un ¡chú-chú! cual canino buscando hueso, Enrique Peña Nieto tendido en su cuarto de guerra  con su gabinete en pleno en espera de organizar el Apocalipsis en el supremo tenor de un Doctor Insólito conoce a Una pareja de idiotas, diciendo algo esperanzado como una especie de Superman en los huesos que si hubiera categoría seis para huracanes, Patricia lo sería.

La Bombón asesino pasándose de asesino tuiteando a todos los involucrados en los lugares donde pasaría el híper siniestro, que salieran de sus casas, que no se quedaran ahí, aun cuando la recomendación de protección civil iba en el sentido contrario, el padre de familia derramando la lagrima y viendo donde iba a esconder su carro nuevo de la vista de un huracán que el Servicio Meteorológico Nacional catalogaba como capaz de levantar a los automóviles del suelo y mandarlos a dar el rol en un viento eterno, reporteros exigiendo a sus medios el ser enviados a cubrir las seguramente devastadoras consecuencias de Patricia, cual corresponsal en Siria o en viaje espiritual por Egipto, la transmisión en vivo y en directo de la llegada del siniestro con mas rating que un América- Chivas.

Todos atrincherados, rezando durísimo, con mas veladoras encendidas que los clavos de Cristo, pidiéndole paz a un viento que era más fuerte que aquel devastó Filipinas y  mató a siete mil personas, reportando que estaban bien aunque vivieran a kilómetros y kilómetros de donde estaba pasando ¡el huracán más poderoso en la historia del planeta!.

Y al final, nada, postes, árboles y marquesinas caídas.

“Están exagerado, estoy en Guadalajara  y hay pura llovizna, Guadalajara se inunda con cualquier lluvia de temporal por su deficiente sistema de drenaje. Lo único que está sucediendo es una psicosis en la población al grado que un botellón de agua te lo venden en cincuenta pesos”

Comentaba  el abogado Emmanuel Ávila desde  uno de los lugares del supuesto siniestro

“La expectativa se puso pesada, el noventa por ciento del pueblo estaba metidisimo en las medidas de prevención, el gobernador perifoneando con sus altavoces por las calles (claro, esto porque ni siquiera estaba cayendo  la lluvia intensa) Estuvo el ejército presente, se regresaron  a muchos turistas a sus casas.”

“La cinta canela y el triplay para cubrir ventanas se agotó.  Pero estamos contentos nada malo pasó, pues Patricia ya no venía con la intensidad que se decía y además no nos impactó directamente. Solo lluvias”.

“Pero la verdad si nos puso a temblar, a los que tienen su patrimonio cerca del mar pues más,  a los que no lo tenemos ya solo nos quedó quitar las cintas de nuestras ventanas”.

Da testimonio Sofía Ramírez Valenzuela, empresaria turística residente en Puerto Vallarta.

“Debido al fallido paso del Huracán Patricia, Vendo 6 paquetes de Atún, 5 bolsas de galletas, 2 cajas de leche, 8 garrafones de agua, 6 paquetes de pan Bimbo, 8 bolsas de galletas de animalitos y 10 paquetes de pañales para adulto, a precios accesibles pregunta inbox.

P. D. 20 cajas de veladoras y dos paquetes de cerillos con 10 cajitas cada uno”.

Se podía leer en el muro de un usuario de red social cual mantra karmico aliviado y desesperado.

Hoy, después de esperar el impacto resguardados en esa fe de que todo está del carajo, no pasó nada. El gobierno más o menos explica que esa no es su culpa, que ellos alarmaron a todos y anunciaron lo peor porque así tendría que haber sucedido, que no es su responsabilidad que Patricia se haya degradado a tormenta tropical apenas tocó tierra, que no es su culpa que ni su crisis más anunciada, que ni ese circo al que más expectativas y esperanzas le han apostado,  haya terminado por salirles mal, que por alguna marciana razón meteorológica, la culpa es de la Sierra Madre Occidental.

Entonces dan ganas de encontrarse el D Lorean de Marty McFly  y viajar al futuro para ver que tan locos  quedamos ya que tan sencillo fue terminar de explotar a un país con la cabeza llena de ratas, un país que hoy explota en pánico y mañana también.

Un país en el que el único requisito para vivir en el es ya agarrarle el pulso a su psicosis, a su terror.

Hoy los cultos religiosos están de plácemes. Así lo hacen saber en las redes sociales.

“¡¡Nada es imposible para ti Señor. Sabemos que amas a México y como dicen, la Fe mueve montañas!!”

Y Dios, si es que existe, si es que no está por ahí subiendo un montaña y haciéndose güey. Sólo mira desde su telescopio santo mientras piensa:

“Este país cada vez se está poniendo mas locochón”.