“Los periodistas no estamos aquí para caerle bien a nadie. Cometemos un error monumental en retratar a este país en blanco y negro, en buenos y malos. No todos los componentes del estado son malos y no todos los manifestantes son buenos”.
La periodista Lydia Cacho está en Oaxaca, y en conferencia de prensa considera que Oaxaca “es uno de los estados más aplastados en lo que tiene que ver con el sistema educativo”.
Comenta que una de las grandes discusiones de los medios en estos momentos debería ser sobre como cubrir lo movimientos sociales que ejercen su derecho a la protesta con violencia, convirtiendo en el camino sus protestas en actos criminales.
Insiste en que ciertos medios quieren dividir todo entre buenos y malos. “Somos el país de la simplificación y la estupidización. Porque si aquí hay buenos y malos, y los malos son el gobierno, entonces los que están marchando tienen que ser los buenos y las víctimas”.
Dice que esta es una “versión simplista y absurda de la realidad”. Pues por ejemplo “lo que dicen es que si tratamos tal cual es el movimiento magisterial, estamos dando la razón al estado de mexicano para criminalizar la protesta. Eso es una mentira, una falacia”.
Cacho dice que lo que se necesita es más educación para que los oaxaqueños dejen de tener la bota sobre nuestros cuellos. “Hay dos generaciones perdidas de oaxaqueños en materia educativa”.
“Para que Oaxaca logre tener su propia Revolución, necesita tener niñas, niños y jóvenes educados y rebeldes”.
Cacho considera que el Estado oaxaqueño ha tenido éxito en lograr erradicar el poder de la educación.
“Es absolutamente criticable que los representantes de la educación de este país sean en buena parte ignorantes que ejercen la violencia todos los días”.
“Hay maestros y maestras que si están defendiendo el derecho a la educación, pero tienen ciertos líderes que son ignorantes y violentos”.
Viene un señalamiento de un fotoperiodista oaxaqueño, de que maestras y maestros de la sección 22 y grupos afines reaccionan y agreden con violencia contra las y los fotógrafos cuando estos documentan sus actos de vandalismo durante sus marchas.
“Si no decimos la verdad que ellos quieren, lo que viene son agresiones directas. Son grupos que abusan de todo lo que se quejan”.
Cacho responde que hay grupos sociales que poseen un fondo solvente y defendible, otros que no, y otros que también están haciendo movimiento político.
“La violencia de los movimientos sociales es también una forma de pulverización del activismo social”.
“Tenemos a líderes educativos cerrando escuelas y revelándose de la forma equivocada, lo que nos enfrenta a un problema mayúsculo. Lo que necesita son líderes que entiendan como acotar la violencia y no reproducirla para así poder ganar las batallas”.
“Cualquiera que quiera hacer un movimiento cívico en este país y en este estado en particular tendría que hacerlo desde la filosofía de la educación para la paz, para aprender a negociar conflictos y poder cambiar las cosas. De otra manera nos vamos a quedar atrapados en la violencia”.
Estas declaraciones de Cacho, periodista que hace diez años el entonces gobernador de Puebla Mario Marín mandó a arrestar a petición de su compadre Kamel Nacif, debido a que en su libro Los demonios del Edén (hoy relanzado con algunos anexos en la FILO 2015) la periodista denunció una red de prostitución infantil en la que estaba involucrado su socia Jean Succar Kuri (hoy en prisión con una sentencia de 112 años de prisión), se dan en el momento en el que el gobierno federal ha internado en el penal del Altiplano a cuatro profesores de la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), y según versiones del gobierno estatal, tiene librada la orden de aprehensión contra otros 36 docentes de dicho sindicato.