“Me han dicho que mis temas son la infancia, su relación con la familia, la soledad, y los personajes que quieren cambiar su destino pero que no lo logran. Aunque yo lucho para que lo consigan”.
Antonio Ramos Revillas habla rápido y no se detiene, va de un tema a otro con el empuje de un coro polifónico, en donde asegura que si algo ha definido su labor de narrador de cuentos y novelas es la certeza de que todos somos seres sociales, donde “incluso el ser mas solitario anhela dentro de sí ese contacto con el otro”.
El escritor estuvo en la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO 2015) para presentar Los últimos hijos, la historia de un matrimonio clasemediero de Monterrey que pierde a un hijo, y decide robarles otro a la banda de ladrones que han terminado por despojarlos de todo en su propia casa.
“Un amigo me contó hace mucho tiempo que lo habían asaltado, que los ladrones habían entrado y se habían cagado en su casa”.
Este fue el punto de arranque que el autor conjugo con sus “temas de paternidad”
“Sabía que si iba a hablar de este tema, iba a hablarlo desde la mayor profundidad psicológica de los personajes. Cuando leen mi trabajo piensan que soy un gris y amargado, pero no, una cosa es lo que escribes y otra cosa es como eres “
Para Ramos Los últimos hijos posee varias visiones sobre la familia, donde por un lado aparece la familia que conforman los ladrones. “En la cual no hay un concepto de injusticia y justicia, los dos se conforman con lo que son y trabajan en lo que pueden y se apoyan.
Por otro lado está la pareja clasemediera con vocación justiciera y fugitiva. “Con Alberto, separado de su familia por casarse con una mujer católica, e Irene, separada de sus padres por que requería su independencia”.
También hay por ahí una mujer madura que funge como nana, madre putativa de la protagonista, quien protege a los fugitivos y les enseña a cuidar a la bebé que sustraen para devolverse a ellos mismos un verdadero concepto de familia nuclear.
“Uno al final de cuentas encuentra a una madre o a un padre en los lugares más inesperados. En mi novela hay versiones muy orilladas del concepto familiar”.
Ramos Revillas observa que no es que a las nuevas generaciones les conflictúe el tema de tener hijos o no tenerlos, simplemente es que “lo resuelven muy pronto”.
“La verdad es que estamos hecho social y culturalmente bajo el lema de crecer y tener hijos. Después dicen yo no tengo un hijo, pero si tengo un perro al que le doy la categoría de hijo. Ahí hay una respuesta muy interesante de cómo las nuevas generaciones dialogan con sus propias necesidades”
Ramos sabe que la muerte infantil en una familia es un tema doloroso. Relata que en su colonia los funerales no eran los típicos.
“Había café, pan, la gente se acomodaba donde estaba el ataúd, pero más allá estaban contando chistes y se la pasaban muy bien”.
También relata que un día su abuela tuvo un accidente , y fue a él al que le toco cuidarla en el hospital , escuchando la agonía de una mujer de una cama cercana hasta que ella murió .
“Recuerdo ese último suspiro. Mi abuelo se despidió de mí y me deseo que fuera muy bien. Cuando regrese ya estaba muerto, decidí que quería verlo en el ataúd”.
Antonio habla además de la diversidad que existe en sus novelas y los cuentos infantiles de su autoría.
“Hay cuentos de terror sobre un hombre pájaro que se roba niños. Esta Puppy Love, una novela sobre una niña que rescata perros de la calle y ahí se encuentra a su primer amor”.
“Hay cuentos fantásticos donde exploro el norteño mexicano. O un cuento llamado Lo que desaparece, sobre que es la perdida para los niños”.
Lo que desaparece es la historia de una niña que un día nota que están desapareciendo cosas de su casa, hasta que un día la que desaparece es su abuela.
Luego viene su papá a lo que la niña le hace jurar a su madre que ella no va a desaparecer también, la madre lo jura pero no puede cumplirlo y al día siguiente también desaparece.
“Es un cuento juguetón, cuando lo he leído en público la gente se ríe mucho, y cuando llego al punto donde la abuela desaparece noto en los adultos un sentido de alarma”.
“No tengo plan para lo que quiero escribir, simplemente se van aunando los temas”.
Ramos Revillas mira en William Faulkner y Juan Rulfo sus principales abrevaderos. Recuerda que descubrió a este último en un libro blanco con sus obras completas que editó el Fondo de Cultura Económica.
Dedicado hoy a su naciente editorial 27 editores, el escritor regiomontano cuenta que en la novela que está escribiendo, Viejos soldados sin nombre, será protagonizada por gente a la que le gustan las batallas históricas
“Y quieren repetir la batalla de la Angostura (22 y 23 de febrero de 1847) la única batalla donde los mexicanos estuvieron a punto de ganarle a los gringos”.
Para Antonio Ramos Revillas ese anhelo solitario que nos recorre a todos, es también ese solitario cañonazo capaz de iniciar cualquier batalla.