El Narcotráfico y su cohesión social y criminal en Latinoamérica

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Por Rodrigo Islas Brito

Hoy en la gran mayoría de Latinoamérica ya no se sabe en donde acaba el Narcotráfico y comienza el Estado. Esta simbiosis lleva a una cadena de impunidad donde el hispanoparlante ya no denuncia porque nadie le puede asegurar que el policía que le reciba la queja no sea parte de la banda delincuencial que lo está extorsionando. Y esto lo que al final hace es romper sociedades.

De eso están seguros la mexicana Alejandra Insunza y los españoles José Luis Pardo y Pablo Ferri, quienes se conocieron en el master de periodismo del periódico el País, en Madrid, y en 2012 terminaron comprando un Pointer con el que se enrolaron en un viaje de dos años que abarcó desde tierras aztecas hasta las cordilleras chilenas.

Resultado: Narcoamérica, de los Andes a Manhattan. Libro en el que los tres periodistas cuentan que lo que un principio era una travesía para sacar crónicas de viajes, tipo American Express, al final se definió por esa realidad que marcaba que el día a día era la violencia el narcotráfico y la corrupción

“En San Pedro Sula (Honduras) la gente tiene miedo de sus propias calles, en cuanto anochece todo se queda vacío y nadie sale a la calle. En una ciudad de algo más de 700 mil habitantes, morían siete u ocho personas asesinadas al día”.

Pardo recuerda también de aquel país, el incendio de una cárcel con cientos de reos calcinados, de la que se rumoró que fueron las mismas autoridades la que le prendieron fuego como medida para combatir la sobrepoblación carcelaria.

Recuerda que todo inició como un trabajo para una revista del periódico El Universal sobre la expansión de los Zetas en Guatemala, en la cual el grupo criminal mexicano cooptó el vecino país en base a masacrar a los capos y padrinos locales.

El narcotráfico, sus causas y sus consecuencias iban a ser la herramienta perfecta para contar un continente. A través del narco se pueden ver “la desigualdad, la pobreza, la corrupción, la impunidad, la violencia”.

Términos que para Pardo son los grandes temas y problemáticas que se comparten desde México hasta Chile.

¿Qué significaba cada país dentro de la gran cadena del Narco?, fue la pregunta que los tres se plantearon en su jornada periodística.

“Cada reportaje, crónica se fue publicando en la Revista Domingo. Era un tema por país. Buscábamos un tema específico de cada uno”.

Recuerda Insunza . “En Panamá fue el lavado de dinero, en Colombia, el panorama después de los grandes carteles y Pablo Escobar, en Brasil el hecho de que se había convertido ya en el segundo consumidor de cocaína y sus derivados en el mundo, en Chile, las mulas que cruzaban todo el desierto para traficar la droga”.

Los tres regresaron a México y se fueron a Estados Unidos a documentar la corrupción en sus Fronteras hasta el consumo desorbitado en muchas de sus grandes ciudades como Nueva York.

Pablo Ferri por su parte es autor del reportaje que dio luz a la masacre de Tlatlaya perpetrada por el Ejército Mexicano, quien ejecutó más de veinte adolescentes a los que después hizo parte de una coreografía en la que la tesis final es que los chavos dispararon primero.

“Si fuera cierto que los cien mil muertos que aproximadamente que ha habido en México por el narco fueran todos bandidos coludidos con el narco, como dice el Gobierno. Si aún fuera así, la pregunta tendría que ser ¿porque hay cien mil personas metida en el narcotráfico?”.

Ferri dice que la intensión de Narcoamérica es que alguien que no le interesa el tema de drogas o no lo entiende, se ponga en el lugar de una campesino de Perú que siembra hoja de coca todos los días para poder vivir.

“Que el lector nos acompañe en el viaje, que este con nosotros, reporteando, hablando con sicarios, con traficantes de hoja de coca, con víctimas”.

Pardo define que “cuando haces periodismo regional o internacional, lo que tienes que conseguir es que un mexicano en Oaxaca le interese la historia de una chica que la rola como mula transportando droga en Chile.

“Es gente que se busca la libertad con base al narcotráfico, las mulas prefieren meterse 700 gramos de coca en el estomago y llevarlo por un desierto. ¿Qué libertad podrías plantearles que no fuera la de ganarse 300 dólares sin tener que hacer nada?”.

“El narcotráfico es causa y consecuencia. En países sin corrupción y sin tan altos índices de impunidad, el narco no tendría tanta fuerza. Donde no llega el estado o no ha querido llegar, en los lugares más marginados, el narcotráfico tiene mucha fuerza”.

Ferri dice que en su viaje las barreras para reportear a ras de suelo no existieron tanto, con gentes que no son los grandes capos sino que solo intentan ganarse la vida, sobrevivir.

Mulas, campesinos que fueron a la cárcel unos años por transportar droga en los dos kilómetros que separaban a un pueblo de otro.

“Roberto Saviano (quien escribió el prólogo de Narcoamérica) dice que México es el Amazon de la droga. Acá no se produce cocaína, pero la capacidad de los carteles mexicanos para distribuirla al resto del mundo es brutal. No producen el producto pero ellos lo manejan”.

Pardo recuerda que el corredor centroamericano de la droga lo circundan los maras, y que el narcotráfico en si no es sinónimo de muertos.

“Es una gran empresa en el que matar es una de las operaciones permitidas. Lo más importante es el dinero. En Estados Unidos pasa muchísima droga pero no hay muertos por eso”.

Cita el caso de Sandy Bay, en Nicaragua, un lugar en el que cuando las autoridades persiguen a los narcotraficantes que viajan en lanchas, esto tiran los fardos de droga al agua, y la gente del pueblo sale y saca esos fardos.

“Uno pensaría en la lógica que el narcotraficante regresa y por haberles robado les mete a la gente tres tiros en la cabeza. Pero no sucede eso, lo que hace el narco es regresar y comprarle a la gente su propia droga”.

Insunza dice que para entender cada país que reportearon, se pasaron un mes previo hablando con sus habitantes.

“Para empezar a medir terreno. Si no vas a caer en prejuicios, en obviedades. Nuestro temor por la seguridad no vino tanto por nosotros, sino por las fuentes. Lo que tú dejas cuando te vas tiene que ser saldado”

Pardo e Insunza son pareja, ellos y Ferri se conocieron en un master del periódico El País y cuenta que trabajaban en fuentes que no les gustaban como el fútbol, cuestión que decidieron cambiar por una vida de aventura y periodismo por Narcoamérica, trabajando como freelances para revistas como Gatopardo, Emeequis y Etiqueta Negra.

“Lo que te pagan esos medios por colaboración no alcanza ni medianamente para pagarte un viaje de dos años por América Latina”.

Señalaría días después un cronista y escritor mexicano sobre Narcoamérica, y cuya opinión se ha incluido en este escrito como una especie de contraparte de lo hasta ahora narrado.

Apuntando que un reportero mexicano promedio no tiene ni tendría dinero para comprarse un Pointer y viajar a cualquier lado.

“El peligro de este tipo de periodismo de crónica internacional que hoy están tan de moda en Latinoamérica es que está hecho por ricos, en el que algunos de ellos ni siquiera son latinoamericanos, y que más bien van a un periodismo turístico con cierto tufo neocolonial que al final al publico tampoco termina por darnos luces sobre nada, ni decirnos como verdaderamente están las cosas”.

Mientras tanto Ferri, Insunza y Pardo se muestran seguros de lo que hacen, considerando la fuga de Joaquín el Chapo Guzmán como una “película que sería muy divertida sino significara algo tan trágico”.

Sobre una tan mentada legalización de las drogas alegan que el prohibicionismo no ha funcionado. “Hoy hay más muertos y más adictos que nunca”.

Consideran que una posible legalización al final no va a solucionar el problema de las drogas, pues hoy el crimen organizado esta muy diversificado. Manejando la extorsión, trata de blancas, secuestro y tráfico de migrantes, robo de petróleo y un largo etcétera.

Insunza comenta que la               ONU, con tantas cárceles sobre pobladas por pequeños dealers y consumidores en Latinoamérica y el mundo, está por sacar un nuevo posicionamiento en la que se que se prevé es que se despenalice el consumo de las drogas (situación que ya a detonado en México con el amparo de los jueces de la Suprema Corte de Justicia, a cuatro personas para que siembren y fumen mota en sus casas).

Respecto al futuro Pardo anuncia que hoy los tres, “en su calidad de dromomanos y adictos a viajar” están en planes para ir reportear sobre las complejísimas problemáticas que acusa hoy el Río Amazonas, en Brasil.

El español comenta finalmente que Narcoamérica no es un libro de drogas, sino de viajes.