Por Rodrigo Islas Brito
“En México hay dos opciones, o te conviertes en estatua de parque, en el nombre de una calle o acabas en una fosa, borrado de la historia, del país”.
Juan Pablo Villalobos presenta por estos días su tercera novela, Te vendo un perro, libro que viene a cerrar su trilogía humorística sobre un México convulso y caníbal que iniciara con Fiesta en la madriguera y Si viviéramos en un lugar normal.
“Trabajé mucho tiempo en una cosa rara de comercio electrónico con hospitales”, dice el autor a propósito de un apunte en su hoja de presentación a la prensa que lo describe como un “escritor y empresario”.
Te vendo un perro cuenta la historia de un viejo, Teo, que vive en un edificio en la Ciudad de México que se está cayendo, poblado por jubilados, de renta congelada, donde los personajes llenan las horas haciendo yoga o tomando clases de macramé.
“Teo es un rebelde que recuerda episodios de su vida, cuando quiso ser pintor y conoció al hoy olvidado pintor jalisciense Manuel González Serrano”
Villalobos creció en la misma ciudad en la que González Serrano vivió y creó, Lagos de Moreno. “El fue el origen para escribir esta novela, quería escribir algo sobre él”
“La novela habla sobre cómo se construye la memoria histórica, la memoria del arte. Que escritores, que pintores son recordados, cuales son olvidados y porque”.
Critico y humorístico con la historia de México, Villalobos ya había abordado con Fiesta en la madriguera, la violencia del narco, y con Si viviéramos en un lugar normal, la corrupción y desigualdad que existe en la sociedad mexicana.
Para el autor México se debate hoy en como los mexicanos decidimos suprimir o hasta desaparecer a aquellos que se quedan por fuera de la historia oficial , de aquella que marca a los grandes y sus grandes logros.
“Desde que salí de México en el 2003 (Villalobos ha vivido en Barcelona y Brasil) el país cambio para mal. La distancia da una perspectiva aun peor de quien lo puede ver desde aquí”.
Villalobos dice escribir una ficción que aspira a una verdad de lo imaginario. La cual no necesariamente tiene que ver con los datos y los hechos, sino con una realidad fiel.
“La ficción trabaja más con los sentimientos, con las tentaciones, con lo que hay detrás. No hay ninguna nostalgia en mis libros, hablo del México de hoy”.
Recuerda que su primera novela, la ya mencionada Fiesta en la madriguera, versa sobre un México asumido desde el malentendido o la incomprensión.
“Es la historia de un niño, hijo de un narcotraficante , que básicamente no entiende lo que sucede a su alrededor y no sabe a lo que realmente se dedica a lo que se dedica su padre”
Define a la segunda, Si viviéramos en un lugar normal, como un relato sarcástico de la sociedad que ha creado el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
“Es una novela antipriista. Se ubica el final del sexenio de Miguel de la Madrid, a punto del advenimiento del salinato, habla de todos los vicios enquistados en la sociedad mexicana y que son la consecuencia de un sistema de vicios y complicidades”.
Pese a que sus reflexiones de desesperanza, de no encontrar la salida, podrían llevar a pensar que la literatura del entrevistado es una cosa muy seria, Villalobos aclara que no es así.
“Son novelas humorísticas, donde un mismo libro puede ser utilizado para leer, pero también matar cucarachas y espantar a los vendedores ambulantes”.
“En términos de estilo lo que trato de hacer es explorar los límites del humor. Hasta donde se puede hacer humor con la violencia del narcotráfico, con la desigualdad y la corrupción, con la injusticia, la memoria, el olvido y los desaparecidos”.
El autor también habla de la cultura en un panorama en el que se acaba de crear por decreto una Secretaría de Cultura Nacional.
“El neoliberalismo habla de que la Cultura debería de ser negocio y eso básicamente es una quimera “.
Dice que hoy las industrias culturales están siendo obligadas a mantenerse, a inventar su propio negocio. Por eso cada vez buscan más espectáculo y un contenido que pueda redituarles. Y eso margina a todo un tipo de producción cultural que ambiciona cierta complejidad, relegándola al olvido.
Villalobos dice que lo que viene “es una etapa de empobrecimiento cultural muy bestia. Que a la larga es una fórmula perfecta para los que están en el poder “.
“Buscan una sociedad cada vez menos critica, que exija menos y que se deje más. Para el poder el rasurar la cultura es el negocio perfecto. Puede hacer sus fechorías sin que la sociedad le exija responsabilidades”
Juan Pablo Villalobos sabe que puede reírse de lo que está pasando en este México de pocas salidas y todavía menos entradas, pero no dejar de horrorizarse
“Cuando desapareces en este país lo que se dice para que no tengan que buscarte es que estabas metido en drogas”.