Por Rodrigo Islas Brito
El gobierno de Enrique Peña Nieto hizo de la tercera captura del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán un ejercicio de franco y abierto proselitismo y autoconfirmación.
“Hoy es un día muy especial. Mujeres y hombres estamos muy orgullosos de formar parte de su administración”.
Se pudo escuchar en el noticiero nocturno de Joaquín López Doriga, de labios de la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu. Con palabras dirigidas al presidente Enrique Peña Nieto en una reunión de diplomáticos mexicanos realizada en el salón Tesorería de Palacio Nacional.
En un detalle inusual el noticiero de Televisa, el de mayor audiencia en el país, se dedicó incluso a reproducir integro poco más de un minuto del momento en el que Peña Nieto y sus funcionarios entonaban a un irregular unisonó las letras del himno nacional mexicano, como una especie de señal de que la vuelta del Chapo al Altiplano, el penal de máxima seguridad del que se escapo hace siete meses por un túnel subterráneo que nadie notó, es desde ya una confirmación de los más exaltados valores de la mexicanidad.
Peña Nieto agradeció las flores de su Secretaria de Relaciones Exteriores, respecto a lo que López Doriga conceptualizó que “la recaptura del Chapo era una buena noticia que se había empezado a regar ya por todo el mundo”.
El presidente aprovecho para destacar el éxito de las reformas estructurales de su gobierno (con el precio del petróleo mexicano hoy cayendo en picada y el dólar a peso y medio de llegar al máximo histórico de los veinte pesos), el éxito de los cinco ejes que definen a su administración y la recomendación a los diplomáticos mexicanos de propagar en el extranjero la imagen de un México sólido.
Horas antes en su mensaje a la Nación sobre la recaptura del famoso narcotraficante, Peña había afirmado que su compromiso de recapturar al fugitivo había sido cumplido, dijo que era “una acción contra la impunidad”.
Lo cual contrasta de cierta manera con el dictamen que sobre su administración diera el respetado periódico The New York Times hace cinco días, afirmando que citando los caos del escándalo de tráfico de influencias que significó la Casablanca presidencial y la verdad histórica que todos los días se cae un poco más, con la que el gobierno federal pretende todavía explicar la desaparición forzada de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa, “la Administración de Enrique Peña Nieto elude la rendición de cuentas a toda costa”.
“Esto es resultado del trabajo permanente de nuestras instituciones que durante días se avocaron a cumplir la misión que les ordené, recapturar a este criminal y presentarlo ante la justicia. El reconocimiento es de todo México, son un orgullo para nuestra nación”
Afirmo Peña a una semana de que un pelotón de sicarios asesinaran a la recién electa alcaldesa de Temixco, Morelos, Gisela Mota , en su casa y frente los ojos y las suplicas de su propia madre, asegurando que la recaptura del Chapo viene a confirmar que las instituciones de su gobierno son capaces de hacer frente a quienes amenazan la tranquilidad de las familias mexicanas
“Trabajando en unidad no hay meta imposible de superar” dijo el alguna vez gobernador del Estado De México a lo que siguió un aplauso que el mismo Peña se dirigió para sí mismo y para los integrantes de su gabinete entre los que se encontraban Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación Arely Gómez , Procuradora General de la República, Salvador Cienfuegos , secretario de la Defensa Nacional y Vidal Soberón, secretario de Marina.
Con todos Peña Nieto compartió palmadas en el hombro, abrazos cálidos y felicitaciones mutuas , frente a una prensa nacional a cuyos integrantes al final del acto nos les fue posibilitado hacer preguntas.
Como por ejemplo el cuestionar porque en un primer momento se había manejado que la captura de Guzmán Loera (quien apareció en cadena nacional de camisa azul y pants cruzando la plataforma del hangar de la PGR, con tres policías custodiándole el cuello a la hora de posar frente a las cámaras) había sido producto de una denuncia anónima.
Cambiando después , en informes de la procuradora Arely Gómez a que ya llevaba el gobierno un mes siguiendo al Chapo, capturándolo finalmente por la obsesión del narcotraficante por hacer una película sobre su propia vida.
“Es difícil pensar que esta captura sea el resultado de una gran inteligencia policíaca, institucional. Esto tiene todas las señales de una detención negociada. El Chapo ya tiene varios amparos tramitados que podrían evitar su extradición a Estados Unidos”
Declaró en un mensaje para redes sociales el articulista y catedrático John M. Ackerman, destacando que Los Mochis, la ciudad donde Loera fue capturado con el abatimiento de cinco de sus escoltas, era un lugar de socialización y descanso muy bien identificado con el delincuente.
“Lo que extraña es que si estaba ahí no lo hubieran encontrado antes”.
En el mismo tenor se expresó también por el mismo medio el comunicador y periodista Pedro Ferriz de Con, aduciendo:
“Pareciera que lo que el presidente está buscando es subir su imagen, para restaurar y rehabilitar en algo la alicaída imagen de la presidencia de la República”.
Siendo estas dos unas de las tantas voces que cuestionaron los resortes de una acción conjuntada gubernamental que comenzó este ocho de agosto muy temprano con un twit de Enrique Peña Nieto que presumía una “Misión cumplida: lo tenemos”, y que proseguiría todo el día con un “gracias señor presidente”.