Por La Jornada
El actor estadunidense Sean Penn entrevistó durante siete horas a Joaquín El Chapo Guzmán después de su huida del penal de alta seguridad de El Altiplano, en julio pasado, con ayuda de la actriz Kate del Castillo, quien además fue crucial para concertar el encuentro. La historia de cómo ocurrió la conversación entre los actores y el narcotraficante fue publicada este sábado por la revista estadunidense Rolling Stone.
La conversación se desarrolló en lugares de México que no se especifican, entre guardaespaldas y familias locales, al parecer siempre en sitios públicos en que el narcotraficante incluso era reconocido. Penn narra cómo para llegar adonde se citó con Guzmán cruzó sin dificultad un retén militar, y que posteriormente transeúntes a lo largo de un camino de tierra por el que circulaba el vehículo del actor aparecían intercambiando mensajes por radio, aparentemente anunciando su llegada, pues no había señal para teléfonos celulares en el lugar.
El negocio no cambiaría
El encuentro principal, seguido de varias llamadas telefónicas y otros encuentros, tuvo lugar en octubre de 2015. El capo se mostró interesado en un probable proyecto para realizar una película sobre su vida, y alardeó sobre su poderío en el mundo de la droga. Afirmó ser el máximo distribuidor de narcóticos en el mundo y tener enormes flotas de aviones, barcos, camiones y hasta submarinos para lograrlo. Agregó que si su negocio desapareciera, el consumo de narcóticos a escala mundial no cambiaría.
Con Kate de traductora, comienzo a explicar mis intenciones, y siento que he despertado su curiosidad, dice Penn sobre el comienzo de la entrevista, y agrega que el prófugo le preguntó su relación con el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
En la extensa crónica, Penn explica la trayectoria de Guzmán, a quien equipara, en su calidad de criminal buscado internacionalmente, con el fundador de la red internacional Al Qaeda, Osama Bin Laden. Resalta la fama del capo, desde su infancia humilde, su familiaridad con el cultivo de droga desde los nueve años, su esposa, ex reina de belleza, sus hijas y la manera en que se supone ejecuta a sus enemigos o a quienes lo traicionan, de un simple disparo en la cabeza.
Entre las preguntas que el actor hace a su entrevistado están las que cubren la infancia humilde del narcotraficante, quien asegura que se inició en el mundo de las drogas a los 15 años de edad por necesidad. A los 18 años ya era dueño de un rancho. En cuanto al dicho generalizado de que las drogas destruyen, él afirma que en muchos casos las drogas son la única manera de sobrevivir.
El capo asegura que su negocio no ha sufrido en lo mínimo por sus ausencias, al estar en prisión. Asevera, asimismo, que el narcotráfico no afecta en nada la economía de México.
La envidia
Sobre la violencia que se asocia al narcotráfico, El Chapo señaló: En parte existe, y es porque algunas personas ya crecen con problemas. Sienten envidia y tienen información sobre alguien más. Eso es lo que crea la violencia. Aseguró a Penn que el narcotráfico ya es parte de la cultura originada por nuestros ancestros. Y no sólo en México, sino en todo el mundo.
Cuando el actor le inquiere sobre su posible muerte, y menciona el nombre del colombiano Pablo Escobar, Guzmán responde: Espero morir de causas naturales.
Según Penn, Del Castillo se ganó la confianza de Guzmán a raíz de estelarizar, en 2012, la teleserie La reina del sur, sobre una lideresa del narcotráfico. En un tuit de esa época, Del Castillo aseguró que eran más dignos de confianza los cárteles de la droga que el gobierno mexicano.
Posteriormente, la actriz lanzó otro tuit en que instaba a El Chapo a traficar con amor. Según Penn, un abogado de Guzmán recibió la orden de contactar a Del Castillo, pues su patrón deseaba enviarle flores en agradecimiento.
Posteriormente, un conocido de Penn, un mexicano identificado como Espinoza por el actor, fue a quien Del Castillo informó acerca de la idea de hacer una película sobre Guzmán, cuando el narcotraficante aún no se fugaba de la prisión en julio pasado. Tras el escape, se dio la oportunidad para que los actores pudieran entrevistarse con el capo.
Penn no especifica dónde tuvieron lugar los encuentros, pero menciona restaurantes y cabañas de ambiente familiar, y los platillos ofrecidos por Guzmán consistentes en tacos, enchiladas y carne asada. El actor notó que el prófugo lucía saludable y limpio, cosa que no esperaba de un hombre viviendo en la clandestinidad. Describe a sus guardaespaldas como hombres nada rudos, bien vestidos y arreglados como estudiantes universitarios, todos con armas cortas al cinto.
“Le dije que entendía que en la narrativa convencional de los narcos existe una hipocresía intrínseca que proviene del complicidad del comprador”, señala el actor.
Al hablar sobre el gobierno mexicano, el capo dijo a Penn que prefería reservarse su opinión.
Fama
Joaquín Guzmán Loera preguntó al actor y director que si mucha gente en Estados Unidos sabía de él. El actor le contestó que incluso había programas de edición especial sobre su historia y lo famosas que han sido sus dos fugas.
El capo sinaloense no ocultó su interés en que se hiciera una película sobre él. También confió su deseo de dedicarse a negocios petroleros y mencionó, aunque pidió a Penn no reproducir, el nombre de una corporación petrolera dispuesta a recibir financiamiento del narco.
En otro momento, El Chapo afirmó: Yo vendo más heroína, metanfetamina, cocaína y mariguana que nadie más en el mundo. Tengo flotas de submarinos, aviones, camiones y barcos. Señaló que aunque él es el máximo productor y distribuidor de drogas, dada la demanda mundial su desaparición no cambiaría en nada el perfil del negocio. El consumo y el tráfico permanecerían en los mismos niveles.