Se avizora nueva crisis económica, sin FOBAPROA que la sustente

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Por Rodrigo Islas Brito

Hoy los mexicanos se han despertado con la noticia de que el Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, contrario a sus declaraciones de hace unos meses donde aseguraba que “hay razones de fondo (en la economía mexicana) que van a mantener la cotización del peso bajo control”, declaró hace unos días ante un periódico extranjero que México, en su calidad de país emergente “debe estar listo para un crisis potencialmente severa”.

Este llamado cuasi apocalíptico de quien sabe de primerísima mano el estado de la economía del país y con el cambio de 18.90 pesos frente a un solo dólar, ha sido tomado en las redes sociales y el mexicano en general con síndromes de alarma, coraje y hasta cierta resignación.

“Carstens ya dijo que el riesgo proviene de la venta de acciones y bonos de mercados emergentes por parte de los inversionistas internacionales desde mediados de 2015. Pero esto en términos prácticos a la gente no le dice nada”.

“Si mañana o después de eso los mexicanos se amanecen con la noticia de que el dólar ya trepo a los veinte pesos, y que sus deudas de hoy cuestan el doble de lo que costaban ayer. El escenario se va poner critico”.

Afirma Jorge Alberto Tirado Soria, egresado de la carrera de economista, pero que hoy se dedica a administrar un negocio propiedad de un familiar.

Carstens enfatizó en su entrevista con el Financial Times, que los países emergentes (un sinónimo para referirse al país cuyo Banco preside) deben estar preparados para una crisis de consecuencias violentas, debido a los estragos que pudieran causar el retiro de las políticas monetarias no convencionales en países ricos y la desaceleración de la economía en China.

“La crisis se mira potencialmente severa. El ajuste podría ser violento, y las autoridades deben estar listas para ello”.

Así resumió Carstens las posibilidades futuras de este inicio del 2016 para los mexicanos, afirmando que será necesario acudir a políticas similares de estimulo monetario como lo hizo el sistema de Reserva Federal en Estados Unidos en el quiebre financiero del 2009 causado por las burbujas económicas y la avaricia sin límites del mercado inmobiliario estadounidense.

Tirado mira complicado el advenimiento de “un nuevo FOBAPROA” (Fondo Bancario de Protección al Ahorro) que bajo el discurso de salvar la deuda pública asumiendo carteras vencidas y capitalizando instituciones financieras, termino salvando y solventando en realidad a celebres banqueros y empresarios con el dispendio de inimaginables cantidades de millones de pesos, durante la terrible crisis financiera de 1994 (el llamado error de diciembre) en la que el peso mexicano se devaluó más allá del doble por debajo de su costo ante el dólar estadounidense.

“Primero porque México no es Estados Unidos y no cuenta con su Sistema de Reserva Federal, el cual a estas alturas también ya se encuentra bastante castigado”.

“Y segundo, la pregunta sería si hoy existe el dinero suficiente para un nuevo FOBAPROA. El gobierno de Enrique Peña Nieto viene fortaleciendo el mecanismo de venta de dólares como método para suavizar la devaluación desordenada y hacia arriba del peso mexicano”.

“Hay que ver cómo ha dejado eso a las reservas nacionales, y con el precio del Petróleo mexicano vendiéndose cada vez más bajo. No sé, siempre frente a estas situaciones lo que se puede hacer es teorizar con el desastre, pero eso me parece a larga bastante irresponsable”.

Hoy los diarios mexicanos señalan que los analistas financieros coinciden en que la situación económica ha rebasado las expectativas y que no hay un factor en el corto plazo que haga pensar que la situación va a mejorar.

Señalan frente a los dichos de Carstens de implementar un nuevo FOBAPROA, que la posibilidad de que economías emergentes apliquen medidas heterodoxas como lo han hecho las economías desarrolladas resulta a lo menos complicados.

Porque estas económicas emergentes necesitarían contar con una posición fiscal muy solida y las finanzas públicas de la mayor parte de los mercados emergentes han resentido el impacto de la creciente volatilidad financiera en el planeta.

“Hay que recordar otra situación trascendental de la crisis de 1994, el préstamo millonario que el gobierno de Clinton hizo al de Ernesto Zedillo, quien apenas tenía unos meses de haber iniciado”.

Tirado se refiere al hecho de que a unas semanas del inicio del proceso de la salvaje devaluación del peso mexicano, el entonces presidente de los Estados UnidosBill Clinton, solicitó al Congreso de su país la autorización de una línea de crédito por 20 mil millones de dólares para el Gobierno Mexicano, a efectos que le permitieran a este garantizar a sus acreedores el cumplimiento cabal de sus compromisos financieros denominados en dólares.

“Como están las cosas, y con los discursos antiinmigrantes flotando por todos lados en Estados Unidos, quien sabe. El tamaño de la crisis no la vamos a saber hasta que suceda”.

¿Pero es seguro que va a suceder?, se le pregunta a Tirado, quien se encoge de hombros y adquiere un gesto cercano al cinismo.

“Agustin Carstens acaba de decir que sí, que ahí viene”