Por La Jornada
La frase que definía a Mónica Arriola la escucharon muchas veces decenas de colaboradores de su poderosa madre, la profesora Elba Esther Gordillo: Pues si no te parece, le llamó a mi mamá.
Mónica, la hija menor, nacida del matrimonio de Gordillo con el también profesor Francisco Arriola –eterno tesorero del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)– comenzó su carrera política pasados los 30 años. No obstante, y como era de esperarse, no tuvo ningún problema para escalar cargos y más: para influir decisivamente en los complicados juegos de la corte romana que siempre rodeó a Elba Esther.
En la corporación política, sindical y de negocios conocida como elbismo, Mónica Arriola fue empresaria –así se presentaba en su hoja de vida oficial– y también pieza clave en el Partido Nueva Alianza (Panal), fundado por su progenitora.
Uno de sus primeros cargos de importancia fue una diputación federal (2006-2009) en el periodo en que el veracruzano Tomás Ruiz se hacía cargo de la presidencia del Panal.
A Ruiz se le ocurrió nombrar un enlace entre el partido y sus legisladores. La diputada Arriola lo mandó sacar.
–Tú no eres nadie para nombrar, para eso estoy yo –le espetó la recientemente fallecida.
–Soy el presidente del partido –alcanzó a decir Ruiz.
–No, tú estás ahí porque te puso mi mamá, y si quieres nombrar a alguien, lo tienes que consultar conmigo o con ella.
Mónica, como ocurriría casi siempre de ahí en adelante, se salió con la suya.
Los maltratados
Otros que padecieron tratos similares fueron Xiuh Tenorio, quien vendió el registro de una asociación política para que el Panal obtuviese el suyo, y Miguel Ángel Jiménez, primer presidente del Panal y luego efímero director de la Lotería Nacional.
El contraste, al menos por un tiempo, se dio en la persona de Luis Castro Obregón, todavía hoy presidente nacional de Nueva Alianza.
Parecemos uno mismo, se ufanaba Castro cuando hablaba de su amiga. A mediados de 2011, ambos se habían hecho cargo de la dirección nacional del partido del magisterio. La relación era antigua. Avecindado en Madrid, donde ocupó puestos como la representación del Cisen, Castro arropó años atrás a una muy joven Mónica, enviada a Europa por su madre porque andaba un tanto extraviada en la vida.
Tras la detención de Elba Esther en febrero de 2013, la relación entre los compañeros de nado sincronizado, como definía Castro, se fue deteriorando al punto de que Arriola fue echada de la secretaría general del partido.
Ex colaboradores de Gordillo y líderes del SNTE coinciden en señalar que el motivo de la ruptura fue que Mónica quería quedarse con el Panal, arrebatárselo al liderazgo del sindicato.
En la víspera de los comicios de 2012, la senadora había jugado un importante papel en la relación del equipo político de su madre con el entorno del candidato Enrique Peña Nieto.
Mónica logró el respaldo del gobernador mexiquense Eruviel Ávila, a quien había apoyado en campaña, para buscar una posición en el Senado por el estado de México, pero fue vetada por Luis Videgaray. Al final entró como legisladora plurinominal, pues su intención de ir por Chiapas también se topó con el rechazo de priístas.
Los colaboradores de la profesora Gordillo buscaron siempre tener buenas relaciones con las hijas de la lideresa. En muchos casos, una buena relación con Mónica o Maricruz Montelongo (la hija mayor) era garantía de entrada al primer círculo de la maestra.
Con el correr del tiempo se formaron bloques en torno a una u otra. Los pleitos entre ambas eran de antología, y a ellos se sumó Fernando González, esposo de Maricruz, con quien Mónica se confrontó intermitentemente.
En sus últimos años, la hija menor de Elba Esther pasó mucho tiempo en hospitales, como testimonian los carteles de su campaña para diputada local por el DF en 2009, en los que aparece con una mascada cubriendo su cabeza debido a la quimioterapia que recibía como paciente de cáncer de mama.
A partir de 2013 visitaría a su madre en la Torre Médica del penal de Tepepan, y a su padre en diferentes nosocomios donde es atendido por una insuficiencia renal crónica.
Aunque en ocasiones pasaban meses sin que visitara a su madre, Mónica Arriola estuvo con ella en diciembre pasado. En esa ocasión, los privilegios de los que goza la profesora encarcelada le permitieron recibir a varios invitados en su habitación de un lujoso hospital, en Las Lomas, para celebrar la Navidad.
La senadora acudió con sus tres hijos. Estuvieron también un antiguo colaborador de Gordillo, Manuel Gómora, y su esposa. Terminada la cena, otro de los invitados hizo sonar su copa y se arrancó con un discurso. Era el joven abogado Luis Antonio Lagunas, quien, acompañado de sus padres, pidió matrimonio a la profesora Gordillo en esa fecha especial.
Mónica estalló y terminó a los gritos con su madre.
Ayer, a su velorio, según cuenta un allegado a la familia, acudieron muchos personajes que nunca visitaron a la hija enferma ni a la madre presa, pero que se peleaban por estar en primera fila.
Algo sabía de eso Arriola, quien al ser echada de la dirección del Panal fue abandonada por la legión que decía apoyarla en el esplendor del poder de su madre. Ella se encogía de hombros y decía: La vida es una rueda de la fortuna, ahora estamos abajo, ahora estamos arriba, pero nunca hay que dejar de divertirse.